Recibido: 16/junio/2025      Aceptado: 26/septiembre/2025

 

El entorno familiar y su influencia en la convivencia escolar de estudiantes de Educación Básica (Original)

Family environment and its influence on school coexistence of students at the Basic Education level (Original)

 

David Javier España Saltos. Estudiante de la carrera de Educación Básica, de la Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad Técnica Estatal de Quevedo (UTEQ), Quevedo, Los Ríos, Ecuador.  [ despanas@uteq.edu.ec ]   [ https://orcid.org/0009-0009-1130-2059 ]

 

Resumen

La convivencia escolar es un factor fundamental para el desarrollo integral de los estudiantes, debido a que influye en su bienestar emocional, social y académico. Ante este escenario, el entorno familiar se presenta como el primer agente socializador, influyendo en la formación de valores, actitudes y comportamientos que los niños y niñas trasladan al contexto escolar. Por consiguiente, el presente estudio analiza la influencia del entorno familiar en la convivencia escolar de estudiantes del nivel de Educación Básica, trazando como objetivo diseñar una propuesta de mejora que fomente relaciones interpersonales positivas en el ámbito educativo. Se aplicó una metodología cualitativa, con diseño de tipo descriptivo-exploratorio, con el fin de caracterizar los factores familiares que influyen en la convivencia escolar y describir los patrones observables de interacción escolar relacionados con el entorno familiar. Para ello se aplicaron entrevistas a docentes, padres y estudiantes. A través de los resultados se demostró que la desintegración y la violencia intrafamiliar aunado con la escasa comunicación afectiva y la falta de acompañamiento en las actividades escolares, están estrechamente vinculadas con comportamientos conflictivos y dificultades en la socialización entre los estudiantes. Estos resultados indican la necesidad de fortalecer la relación familia-escuela para implementar estrategias que mejoren la convivencia y el clima escolar. En consecuencia, se diseñó y validó una propuesta de intervención orientada a promover la comunicación efectiva y el acompañamiento familiar, con el fin de favorecer un ambiente escolar armónico. Se concluye que la importancia de una colaboración entre padres, docentes y estudiantes, contribuye a una convivencia enriquecedora.

Palabras claves: convivencia escolar; entorno familiar; estrategias de intervención; desarrollo integral

Abstract

School coexistence is a fundamental factor for the comprehensive development of students, affecting their emotional, social, and academic well-being. Given this scenario, the family environment appears as the primary socializing agent, influencing the formation of values, attitudes, and behaviors that children transfer to the school setting. Therefore, this study analyzes the influence of the family environment on the school coexistence of elementary school students, aiming to design an improvement proposal that fosters positive interpersonal relationships in the educational setting. A qualitative methodology, with a descriptive-exploratory design, was applied to characterize the family factors that influence school coexistence and describe observable patterns of school interaction related to the family environment. To this end, interviews were conducted with teachers, parents, and students. The results demonstrated that domestic disintegration and violence, coupled with poor emotional communication and lack of support in school activities, are closely linked to disruptive behaviors and socialization difficulties among students. These results indicate the need to strengthen family-school relationships to implement strategies that improve coexistence and school climate. Consequently, an intervention proposal was designed and validated to promote effective communication and family support, in order to foster a harmonious school environment. It is concluded that the importance of collaboration between parents, teachers, and students contributes to enriching coexistence.

Keywords: school coexistence; family environment; intervention strategies; comprehensive development

Introducción

La convivencia escolar es un componente esencial para el desarrollo integral de los estudiantes, ya que influye directamente en su bienestar emocional, social y académico. En este contexto, el entorno familiar desempeña un papel protagónico como primer agente socializador, modelando conductas, valores y actitudes que los niños y niñas trasladan al ámbito educativo (Llanos, 2024). Diversos estudios han demostrado que las dinámicas familiares, el nivel de comunicación entre padres e hijos, el acompañamiento en las tareas escolares y la formación en valores tienen una incidencia significativa en la manera en que los estudiantes interactúan con sus pares y docentes dentro del aula (Peñaherrera & Peñaherrera, 2024; Macías, 2024).

En muchas instituciones educativas del nivel de Educación Básica se evidencian conflictos interpersonales, actitudes agresivas y dificultades para establecer relaciones armónicas, lo que puede estar vinculado con condiciones desfavorables en el entorno familiar, tales como la desintegración del núcleo familiar, la escasa supervisión adulta, la violencia intrafamiliar o la falta de comunicación afectiva. En este sentido, resulta fundamental comprender cómo el contexto familiar influye en los procesos de socialización escolar, a fin de proponer estrategias que fortalezcan la convivencia en los espacios educativos.

El presente estudio tiene como objetivo general analizar la influencia del entorno familiar en la convivencia escolar de los estudiantes del nivel de Educación Básica, con el fin de diseñar y validar una propuesta de mejora que favorezca relaciones interpersonales positivas en el contexto escolar. Para ello, se parte de una fundamentación teórica sobre la relación entre familia y escuela, se identifican las condiciones del entorno familiar mediante entrevistas a docentes, padres y estudiantes, y finalmente se plantea una propuesta de intervención validada por expertos.

El entorno familiar y la convivencia escolar

El entorno familiar constituye el primer espacio de socialización del menor, donde se establecen patrones de convivencia que luego se trasladan al contexto escolar. Según Sangacha et al. (2025), un clima familiar caracterizado por respeto, comunicación efectiva y resolución pacífica de conflictos favorece la convivencia entre pares y con el personal educativo. En cambio, las relaciones conflictivas en el hogar están asociadas con problemas de conducta, aislamiento social y bajo rendimiento académico en los estudiantes.

En el contexto ecuatoriano, Barreto y Loján (2023) evidenciaron que el apoyo escolar parental, el clima emocional en el hogar y el estilo de crianza democrático contribuyen significativamente a una mejor convivencia escolar y mayor motivación en los alumnos. Por otro lado, factores como la falta de acompañamiento familiar, el bajo nivel educativo de los padres o la migración laboral fueron identificados como barreras que afectan negativamente la convivencia en la escuela y el rendimiento académico (Ponce, 2024).

Un aspecto esencial para entender la influencia del entorno familiar, lo constituyen los patrones de crianza. Por ejemplo, el estilo autoritativo que combina expectativas claras con apoyo emocional está asociado con mejores resultados en conducta, ajuste social y rendimiento escolar. En contraste, los estilos negligentes o permisivos se relacionan con dificultades sociales y académicas en los estudiantes (Carpio & Guato, 2025).

La investigación realizada por Altuna (2025) sugiere que una convivencia familiar positiva basada en apoyo afectivo y comunicación abierta estimula la motivación intrínseca del estudiante, lo que se traduce en mejor rendimiento académico y social más saludables. Estos resultados concuerdan con evidencias en América Latina, donde el clima familiar ha sido identificado como un factor determinante del éxito educativo, más allá del nivel socioeconómico (Nyirimanzi, 2024).

En consecuencia, con la relación entre convivencia escolar y rendimiento académico desde una perspectiva institucional, un estudio con más de mil estudiantes en Chile demostró que dimensiones como la disciplina, las redes de apoyo entre pares y la gestión del conflicto escolar explican un 39 % de la variabilidad en el rendimiento académico (Cerda et al., 2019). Estos hallazgos indican que tanto el entorno familiar como las condiciones del clima escolar institucional impactan simultáneamente en el aprendizaje del estudiante. En cuanto a medición del clima escolar, destaca la necesidad de instrumentos multi-informantes que permitan abarcar múltiples dimensiones de la convivencia, incluyendo percepciones de estudiantes, docentes y familias (Guerra, 2022).

La educación emocional ha sido reconocida como una estrategia clave para promover la convivencia escolar y el bienestar socioemocional. Aguirre et al. (2025) reportaron una correlación positiva entre la implementación de programas de inteligencia emocional y mejoras en el clima social escolar, la reducción de conflictos y el aumento de cohesión entre estudiantes. Asimismo, iniciativas recientes desde centros educativos de Ecuador destacan la valorización del bienestar emocional y las habilidades interpersonales como elementos esenciales para prevenir acoso, ansiedad y problemas de salud mental en el alumnado (Montesdeoca et al., 2025).

En América Latina, el rol familiar en la convivencia y el rendimiento educativo varía según el contexto sociocultural y económico. En Ecuador, se evidenció que una estrategia educativa basada en la participación parental y el acompañamiento escolar mejoró la convivencia y el rendimiento académico en estudiantes de Séptimo Año (Moncada et al., 2025). De forma similar, Padrón (2024) identificó diferencias regionales en el acceso y calidad del apoyo familiar, especialmente en zonas rurales, donde las dinámicas sociales y laborales limitan la implicación parental.

El marco teórico aquí analizado, permite identificar múltiples factores que conectan el entorno familiar con la convivencia escolar, desde estilos de crianza, clima afectivo y patrones de crianza, hasta las condiciones institucionales y programas de educación emocional. Entonces es importante comprender estas interrelaciones para diseñar intervenciones que fortalezcan tanto la familia como la escuela, mejorando así la interacción entre ambos ámbitos y promoviendo ambientes educativos seguros, inclusivos y motivadores.

Materiales y métodos

Esta investigación se desarrolló bajo un enfoque cualitativo, el cual permitió comprender e interpretar los significados que docentes, estudiantes y familias atribuyen a las dinámicas del entorno familiar y su incidencia en la convivencia escolar. El enfoque cualitativo resulta pertinente para el estudio porque se centra en las experiencias subjetivas de los actores educativos, dentro de sus contextos socioculturales específicos (Subero & Esteban, 2020).

Se adoptó un diseño de investigación descriptivo-exploratorio, en aras de caracterizar los factores familiares que influyen en la convivencia escolar y describir los patrones observables de interacción social relacionados con el entorno familiar. Este tipo de diseño permite indagar en fenómenos poco estudiados, desde una perspectiva comprensiva y contextualizada (Rojas, 2022).

La técnica principal para la recolección de datos fue la entrevista semiestructurada, aplicada a tres grupos esenciales para el estudio, docentes, padres de familia y estudiantes de la Escuela de Educación Básica “Ciudad del Empalme”. Se elaboraron tres guías de entrevista, diseñadas con preguntas abiertas que facilitaron el análisis de los significados atribuidos a la convivencia y la dinámica familiar.

La guía de entrevista para docentes estuvo orientada a explorar sus percepciones sobre la influencia del entorno familiar en la convivencia dentro del aula, los conflictos más frecuentes y las estrategias pedagógicas implementadas, mientras que la guía de entrevista a para padres de familia se centró en conocer las dinámicas de convivencia en el hogar, los valores promovidos, el nivel de acompañamiento escolar y la percepción sobre el comportamiento de sus hijos en la escuela. Por último, la guía de entrevista para estudiantes se dirigió a conocer sus experiencias familiares, actitudes hacia la convivencia escolar, normas presentes en el hogar y participación de los padres en su proceso educativo.

Se trabajó con una población conformada por 102 personas: 45 padres de familia, 45 estudiantes y 12 docentes. A partir de esta población se seleccionó una muestra intencional conformada por 19 personas distribuidas en 8 padres de familia, 8 estudiantes y 3 docentes, atendiendo al criterio de participación directa con estudiantes que presentan dificultades en la convivencia escolar. La selección de los informantes se basó en su vínculo con casos relevantes y en la disponibilidad del investigador durante su proceso de práctica docente.

Para el análisis de la información, se empleó la técnica de análisis de contenido, a través de la cual se identificaron categorías emergentes a partir de los discursos de los participantes. Las principales categorías analizadas fueron: clima familiar, comunicación afectiva, disciplina, acompañamiento escolar, resolución de conflictos y participación familiar. La interpretación de los resultados se realizó desde una perspectiva descriptiva, buscando comprender los sentidos construidos por los actores respecto a la relación entre familia y escuela. Aunado a lo anterior, los participantes fueron informados sobre los objetivos del estudio y su participación fue voluntaria, garantizando el anonimato y el respeto a sus opiniones.

Resultados y análisis de los resultados

Los resultados obtenidos a través de las entrevistas semiestructuradas realizadas a docentes, padres de familia y estudiantes, permitieron identificar patrones recurrentes en las dinámicas familiares que inciden directamente en la convivencia escolar. A continuación, se presentan los hallazgos más relevantes, organizados por las categorías emergentes identificadas en el análisis de contenido.

Clima familiar

La mayoría de los estudiantes entrevistados describieron un ambiente familiar marcado por tensiones constantes, discusiones frecuentes entre padres y escasa demostración de afecto. Estos aspectos afectan de manera directa su disposición emocional en el entorno escolar. En palabras de uno de los docentes entrevistados: “Muchos niños llegan molestos, con actitud defensiva, porque en casa viven situaciones de conflicto o abandono afectivo”. Asimismo, algunos padres admitieron dificultades para mantener un clima de armonía en el hogar, debido a problemas económicos, jornadas laborales extensas y conflictos conyugales. Esto se traduce en una escasa estabilidad emocional en los estudiantes, quienes trasladan ese malestar al aula en forma de conductas agresivas, retraimiento o falta de colaboración con sus pares.

Comunicación afectiva

Tanto docentes como estudiantes señalaron una deficiencia generalizada en la comunicación afectiva dentro del núcleo familiar. Se evidenció que, en muchos hogares, la comunicación se reduce a órdenes, reproches o comentarios negativos, sin espacios reales para el diálogo. Esto se reflejó en la forma en que los estudiantes resuelven sus conflictos con compañeros: muchos tienden a actuar de manera impulsiva, sin habilidades para expresar sus emociones o negociar soluciones. Uno de los estudiantes expresó: “Cuando me enojo, me quedo callado o me peleo… en mi casa no me escuchan”. Este tipo de respuestas pone de manifiesto la relación directa entre la carencia de una comunicación empática en el hogar y las dificultades en las interacciones escolares.

Disciplina y límites

Los estilos de crianza observados oscilaron entre el autoritarismo y la permisividad. Algunos padres reconocieron que recurren con frecuencia al castigo físico o verbal como forma de disciplina, mientras que otros admitieron no establecer normas claras en casa. Ambos extremos fueron identificados por los docentes como factores que dificultan la convivencia escolar. Los estudiantes provenientes de hogares con límites inconsistentes suelen presentar conductas desafiantes en clase, dificultad para seguir instrucciones y escaso respeto por las normas escolares. En contraste, aquellos que provienen de hogares donde existe una disciplina basada en el diálogo y la coherencia, mostraron mayor capacidad para autorregularse y convivir respetuosamente.

Acompañamiento escolar

Se identificó una baja participación de las familias en el proceso educativo de sus hijos. La mayoría de los padres entrevistados indicaron que, debido a sus responsabilidades laborales o falta de tiempo, no supervisan tareas ni asisten a reuniones escolares. Esta falta de involucramiento genera una desconexión entre el hogar y la escuela, lo que contribuye a la desmotivación y desinterés académico del estudiante. Un docente comentó: “Hay padres que solo vienen cuando el niño tiene problemas graves. Nunca participan en las actividades o se interesan por lo que pasa en clase”. Esta situación impacta de manera directa en el rendimiento académico y también en la actitud de los estudiantes frente a sus obligaciones escolares y en su relación con los docentes.

Resolución de conflictos

Otra categoría emergente fue la forma en que los estudiantes enfrentan los conflictos. En general, se observó una tendencia a responder de forma impulsiva, agresiva o evasiva, sin capacidad de mediar o dialogar. Esta situación guarda estrecha relación con la manera en que se gestionan los conflictos en sus hogares, donde predomina la imposición, la violencia o el silencio. Algunos padres reconocieron que no saben cómo manejar adecuadamente los desacuerdos en casa y que replican patrones heredados de violencia o autoritarismo. Por su parte, los docentes señalaron la necesidad de trabajar de manera más sistemática en el desarrollo de habilidades socioemocionales que les permitan a los estudiantes enfrentar los desacuerdos de forma asertiva.

Participación familiar en la vida escolar

Finalmente, se evidenció una limitada participación de los padres en las actividades escolares. Solo un pequeño grupo mostró un compromiso activo con el proceso educativo, asistiendo regularmente a reuniones, colaborando con las tareas y dialogando con los docentes. Estos casos positivos coincidieron con estudiantes que presentaban mejores niveles de convivencia, integración grupal y rendimiento académico. Por el contrario, en los casos en que los padres manifestaban desconocimiento o desinterés por lo que ocurre en la escuela, sus hijos tendían a presentar mayor número de conflictos con compañeros, conductas disruptivas y bajo desempeño académico. Esta correlación refuerza la necesidad de fortalecer el vínculo entre familia y escuela como eje fundamental para mejorar la convivencia escolar.

Análisis general de los tres instrumentos aplicados

Los resultados derivados de los tres instrumentos aplicados, confirman que el entorno familiar ejerce una influencia determinante en la convivencia escolar de los estudiantes de la Escuela de Educación Básica “Ciudad del Empalme”. Los factores que más inciden son, el clima emocional del hogar, la calidad de la comunicación, los estilos de disciplina, el acompañamiento escolar y la participación de los padres, que inciden directamente en la forma en que los niños se relacionan con sus pares, con la autoridad docente y con la institución educativa en general.

Las tendencias analizadas en el artículo, permiten concluir que la convivencia escolar no puede abordarse únicamente desde la escuela, requiere de una corresponsabilidad compartida entre familias y docentes. A partir de estos resultados, se justifica plenamente la necesidad de implementar una propuesta de intervención centrada en mejorar la comunicación familia-escuela, promover estilos de crianza positivos y fomentar espacios de formación para padres en habilidades socioemocionales.

Los hallazgos de la presente investigación evidencian que la convivencia escolar de los estudiantes de Educación Básica de la Escuela de Educación Básica “Ciudad del Empalme” se ve significativamente afectada por las dinámicas del entorno familiar, especialmente en contextos marcados por desintegración, violencia intrafamiliar, escasa comunicación afectiva y una baja participación en el acompañamiento escolar. Estas condiciones generan comportamientos conflictivos y dificultades en la socialización, que se trasladan al aula, deteriorando el clima institucional y afectando el bienestar emocional y académico del alumnado.

En este marco, se propone una intervención centrada en tres ejes fundamentales: educación familiar para el fortalecimiento de habilidades parentales, espacios de comunicación colaborativa entre familia y escuela, y actividades participativas que fortalezcan el acompañamiento escolar desde el hogar. Esta propuesta busca fomentar relaciones interpersonales positivas y contribuir a un ambiente escolar sano, inclusivo y respetuoso, reafirmando el rol de la familia como agente esencial en la construcción de una convivencia enriquecedora.

Propuesta de intervención.

Título: “Familia y escuela: Juntos por una convivencia positiva”

Objetivo general: Fortalecer la convivencia escolar de los estudiantes de la Escuela de Educación Básica “Ciudad del Empalme” mediante la implementación de estrategias orientadas a mejorar la comunicación entre la familia y la escuela, promover prácticas de crianza positivas y fomentar el acompañamiento familiar en el proceso educativo.

Eje 1: Formación de familias en habilidades patrones de crianza enfocados en el área socioemocional.

Objetivo específico: Desarrollar capacidades en padres de familia para mejorar las prácticas de crianza, la comunicación afectiva y la resolución pacífica de conflictos en el hogar.

Estrategias:

·                    Realización de talleres formativos sobre estilos de crianza, inteligencia emocional y disciplina positiva.

·                    Espacios de reflexión grupal sobre experiencias familiares.

·                    Distribución de materiales educativos breves.

Actividades sugeridas:

·                    Taller 1: "Educar con amor y firmeza".

·                    Taller 2: "Escuchar con el corazón: comunicación afectiva con nuestros hijos".

·                    Taller 3: "Cómo resolver conflictos sin violencia: estrategias prácticas para el hogar".

·                    Círculos de diálogo entre padres sobre sus vivencias y aprendizajes.

·                    Entrega de trípticos o guías didácticas con mensajes clave.

Responsables:

·                    Psicólogo/a institucional

·                    Docente tutor/a

·                    Departamento de Consejería Estudiantil (DECE)

·                    Equipo directivo

Eje 2: Comunicación efectiva entre familia y escuela

Objetivo específico: Promover canales de comunicación fluidos, respetuosos y colaborativos entre padres y docentes, que fortalezcan el acompañamiento al proceso educativo de los estudiantes.

Estrategias:

·                    Implementación de espacios periódicos de diálogo entre padres y docentes.

·                    Uso de medios digitales y físicos para mantener informada a la familia.

·                    Fomento de la participación de los padres en decisiones escolares relacionadas con la convivencia.

Actividades sugeridas:

·                    Reuniones bimestrales familia-escuela con enfoque en la convivencia escolar.

·                    “Cartelera de la convivencia” con mensajes positivos redactados por estudiantes y padres.

·                    Boletines familiares digitales con información sobre avances, dificultades y sugerencias.

·                    Creación de un buzón de sugerencias o inquietudes por parte de las familias.

·                    Jornada participativa: "Mi familia en mi escuela", con dinámicas grupales.

Responsables:

·                    Coordinador/a de convivencia

·                    Docentes tutores

·                    Representantes de padres de familia

·                    Dirección escolar

Eje 3: Acompañamiento familiar al proceso educativo y a la convivencia

Objetivo específico: Fomentar el involucramiento activo de las familias en el desarrollo académico, social y emocional de sus hijos, reforzando el trabajo conjunto con la escuela.

Estrategias:

·                    Promoción de rutinas de estudio en casa con apoyo familiar.

·                    Integración de los padres en actividades académicas y lúdicas.

·                    Reconocimiento a las familias que demuestren compromiso y apoyo constante.

Actividades sugeridas:

·                    Escuela para padres: seguimiento mensual de logros y compromisos familiares.

·                    Tutorías personalizadas entre docentes y padres según necesidades del estudiante.

·                    Actividades lúdicas conjuntas como “Tarde de talentos” o “Festival de valores”.

·                    Reconocimiento público a familias destacadas por su apoyo al proceso escolar.

Responsables:

·                    Docentes

·                    Comité de padres de familia

·                    Dirección escolar

Tabla 1. Cronograma de implementación de la estrategia

Mes

Actividad principal

Responsable

1

Talleres de formación a padres (Eje 1)

Psicólogo/DECE

2

Reuniones familia-escuela + boletines (Eje 2)

Docentes tutores

3

Actividades lúdicas familiares + evaluación inicial (Eje 3)

Coordinador/a + Dirección

4

Círculos de diálogo + seguimiento personalizado

Psicólogo + Docentes

5

Festival de valores + retroalimentación

Dirección + Comunidad

6

Evaluación final de impacto y cierre

DECE + Coordinación

      Fuente: Elaboración propia.

Evaluación de la propuesta

Para valorar el impacto de la propuesta, se sugiere aplicar una evaluación mixta, cualitativa y cuantitativa, considerando:

·                    Encuestas de satisfacción a padres y docentes antes y después de la intervención.

·                    Observación de cambios en el comportamiento y relaciones entre estudiantes.

·                    Revisión de reportes de convivencia antes y después de la implementación.

·                    Reuniones de retroalimentación con la comunidad educativa.

Discusión

 Los resultados obtenidos en esta investigación confirman que el entorno familiar incide de manera directa y significativa en la calidad de la convivencia escolar de los estudiantes de Educación Básica. Esta relación es coherente con los planteamientos teóricos expuestos en estudios previos, que destacan el papel de la familia como primer agente socializador y como base fundamental para el desarrollo socioemocional y conductual del niño (Llanos, 2024).

Uno de los hallazgos más notorios fue la influencia negativa que ejercen los hogares marcados por conflictos constantes, falta de afecto y desorganización estructural. Estos resultados coinciden con lo expresado por Altuna (2025) quien señala que un entorno familiar disfuncional afecta la motivación del estudiante, su ajuste emocional y su capacidad de relacionarse de manera positiva con otros. En este mismo sentido, Sangacha et al. (2025) enfatizan que un clima familiar caracterizado por respeto y comunicación efectiva facilita una convivencia escolar armoniosa, mientras que el conflicto doméstico se asocia con problemas de conducta y bajo rendimiento académico.

La carencia de comunicación afectiva entre padres e hijos fue otra constante en los discursos de los participantes. Esta situación guarda estrecha relación con lo reportado por Barreto y Loján (2023), quienes identificaron que el acompañamiento emocional y académico desde el hogar es clave para el desarrollo de habilidades sociales en los estudiantes. En contraste, la ausencia de diálogo y supervisión parental fue reconocida en este estudio como un factor que agudiza las conductas disruptivas dentro del aula.

Asimismo, el estilo de crianza adoptado por las familias tuvo un impacto claro en la conducta escolar de los estudiantes. En los casos en que se observó una disciplina autoritaria o, por el contrario, permisiva, se evidenciaron mayores dificultades para cumplir normas, resolver conflictos o mantener relaciones respetuosas con compañeros. Estos resultados están en concordancia con los hallazgos de Carpio y Guato (2025), quienes afirman que los estilos negligentes o autoritarios tienden a generar estudiantes con escasa autorregulación emocional y pobre desempeño académico, mientras que los estilos democráticos se relacionan con comportamientos prosociales y mejor adaptación escolar.

En cuanto a la resolución de conflictos, se identificó una baja capacidad en los estudiantes para enfrentar desacuerdos de forma dialogada, lo que refuerza la importancia de integrar la educación emocional tanto en la escuela como en el hogar. Tal como sostienen  Aguirre et al. (2025), la implementación de programas de inteligencia emocional tiene un impacto positivo en la mejora del clima social escolar, la reducción de conflictos y el fortalecimiento de los vínculos entre estudiantes. En esta línea, Montesdeoca a et al. (2025) también destacan que las habilidades sociales son pilares fundamentales del bienestar emocional y el éxito académico.

Un aspecto crucial identificado en esta investigación es la baja participación de las familias en la vida escolar de los estudiantes. La desconexión entre padres y docentes debilita el acompañamiento escolar y obstaculiza la creación de un clima educativo armónico. Esta realidad ha sido documentada por Moncada et al. (2025), quienes subrayan que una estrategia pedagógica basada en el acompañamiento parental mejora significativamente tanto la convivencia como el rendimiento académico. De forma complementaria, Padrón (2024) propone que una mayor implicación de las familias en el contexto escolar refuerza la confianza mutua y la corresponsabilidad educativa.

Finalmente, el estudio confirma que la mejora de la convivencia escolar no depende exclusivamente de acciones institucionales, sino que requiere de un trabajo colaborativo entre escuela y familia. Tal como afirman Nyirimanzi (2024), el entorno familiar actúa como un factor determinante del éxito educativo, incluso por encima del nivel socioeconómico. En consecuencia, fortalecer la relación familia-escuela se convierte en una estrategia importante para el desarrollo integral de los estudiantes. De este modo, los resultados de esta investigación ratifican la literatura existente sobre la influencia del entorno familiar en la convivencia escolar y también reafirman la necesidad urgente de diseñar e implementar propuestas integrales que articulen el trabajo de padres, docentes y estudiantes en favor de un ambiente escolar saludable, inclusivo y emocionalmente seguro.

Conclusiones

Los hallazgos de esta investigación permiten concluir que el entorno familiar tiene una influencia determinante en la convivencia escolar de los estudiantes del nivel de Educación Básica. Las dinámicas internas del hogar, como la comunicación afectiva, los estilos de crianza, la disciplina, el acompañamiento en las tareas escolares y el clima emocional, se reflejan directamente en la forma en que los niños interactúan con sus pares, docentes y el entorno institucional.

Se evidenció que la presencia de factores como la desintegración familiar, la violencia intrafamiliar, la falta de comunicación y el escaso involucramiento de los padres en el proceso educativo, contribuyen al desarrollo de comportamientos conflictivos, baja tolerancia a la frustración, dificultades para seguir normas y escasa autorregulación emocional en los estudiantes. En contraste, los hogares que practican una crianza democrática, basada en el respeto, el diálogo y el acompañamiento activo, favorecen actitudes cooperativas y relaciones armónicas dentro del aula.

Asimismo, se comprobó que la escasa participación familiar en el ámbito escolar limita la efectividad de los procesos formativos. Por ello, se hace indispensable diseñar estrategias que fomenten la corresponsabilidad entre padres y docentes, mediante espacios de diálogo, formación en habilidades parentales y actividades conjuntas orientadas a la promoción de valores, respeto mutuo y resolución pacífica de conflictos. En consecuencia, se elaboró una propuesta de intervención que busca generar un impacto positivo en la convivencia escolar y, por ende, en el desarrollo integral de los estudiantes.

Se resume que la construcción de una convivencia escolar enriquecedora no es responsabilidad exclusiva de la escuela, es el resultado de una acción conjunta entre todos los actores del proceso educativo. El compromiso y la colaboración de las familias son fundamentales para garantizar entornos de aprendizaje seguros, respetuosos y emocionalmente saludables.

Referencias bibliográficas

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