Recibido: 22/abril/2025 Aceptado:
16/septiembre/2025
Apuntes historiográficos para el estudio
de la criminalidad en el contexto republicano cubano (Original)
Historiographic notes to study crime in Cuban republican context (Original)
Sonia
Niurka Tornés Mendoza. Licenciada en
Educación en la especialidad Marxismo- Leninismo e Historia. Máster en Historia
de la Formación Nacional y Pensamiento Cubano. Profesora Auxiliar. Universidad
de Granma. Cuba. [ soniahistoria@nauta.cu ]
[ https://orcid.org/0000-0001-8373-8825 ]
Resumen
Los estudios sobre criminalidad en Cuba en el
contexto republicano han sido insuficientemente abordados por la historiografía
cubana, particularmente, desde el ámbito regional y local. Por ello el presente
artículo, en sentido general, pretende realizar un análisis historiográfico
sobre el tema con la finalidad de develar los aportes realizados por
investigadores contemporáneos cubanos desde la ciencia histórica. La
investigación contribuye a significar la necesidad del tratamiento del tema en
aras del enriquecimiento de la historia local.
Palabras
claves: historiografía; criminalidad; pensamiento; contexto
republicano
Abstract
Studies on criminality in
Cuba during the Republican period have been insufficiently addressed by Cuban
historiography, particularly at the regional and local levels. Therefore, this
article, in a general sense, aims to conduct a historiographical analysis of
the topic with the aim of revealing the contributions made by Cuban researchers
in the field of history. This research helps to highlight the need to address
the topic in order to enrich local history.
Keywords: Historiography; criminality; thinking; republican
context
Introducción
Responder a la pregunta por qué
delinquen las personas ha ocupado la atención de varias escuelas de pensamiento
que han aportado a la comprensión de la conducta delictiva. Para el caso de
Cuba, los estudios sobre la criminalidad encontraron un significativo espacio a
través de la figura de Fernando Ortiz, considerado un abanderado del tema
dentro del espectro de la ciencia criminológica y las jurídicas. Sin embargo, dado
el lugar que ocupa en la sociedad el comportamiento delictivo de las personas,
aún no se corresponde la importancia y necesidad del estudio del tema, con lo
que la historiografía cubana ha podido mostrar desde la investigación
histórica.
Si bien es cierto que en los últimos años el panorama
de la historia social cubana se ha enriquecido con la aparición de estudios en
torno a algunos temas pocos investigados, dentro de los que se encuentra la criminalidad,
también lo es que las interpretaciones que sobre el tema ha hecho la Historia
Nacional no cuentan con abundante producción historiográfica.
En
consonancia con lo planteado existen varios criterios de autores entre los que
se destaca De la Torre (2002), señalando que: “Pese al bregar fructífero de la
historiografía, aún persisten vacíos que imposibilitan el real y objetivo
conocimiento de la historia neocolonial de Cuba” (p. 1). El tratamiento dado
por la historiografía al tema de la criminalidad en la República aún sigue
siendo insuficiente y su principal limitación consiste en la ausencia de
estudios integradores de este fenómeno ya sea en el país o una parte de este,
como lo es el Oriente cubano.
Para
el caso del oriente cubano las temáticas en las que se ha movido la
historiografía no distan de las que se han trabajado de manera general en la
historia nacional, sobre todo desde la década del 90, donde diversos autores
incursionan en temáticas disímiles tales como economía, cultura, política,
asociaciones, instituciones, migración, religiosidad, entre otros. Sin embargo,
la mayor parte de los temas tratados se refieren a parcelas muy específicas de
municipios y localidades que tienden a visiones fragmentadas, en ocasiones
alejadas o distanciadas de las condicionantes históricas regionales, nacionales
e internacionales. No obstante, existe en la actualidad un
discreto incremento de investigaciones afines con el tema, que se convierten en
referentes obligados para los especialistas e investigadores atraídos por esta
temática.
Materiales y métodos
Los métodos teóricos empleados en la
investigación y que permitieron desarrollar un conocimiento científico sobre el
tema fueron el histórico- lógico, inductivo -deductivo y el analítico-
sintético. De igual modo, fue utilizado el análisis y la revisión de
bibliografía como técnica de investigación para lograr una comprensión global
del contexto, así como para determinar el estado del arte del objeto.
La investigación está direccionada por
conceptos esenciales para su desarrollo. Uno de ellos es el de historiografía y
del cual Torres (1999) plantea:
Es
la investigación crítica y contextual de la propia práctica de los
historiadores, práctica que abarca desde las condiciones y los contextos
diversos de producción y reproducción de ese mismo trabajo historiográfico,
hasta los modos de recepción, circulación y difusión de los resultados, los que
pasan por el estudio de las concepciones y hasta cosmovisiones de los
historiadores, por su incursión dentro de tal o cual tendencia o corriente
intelectual, por su ubicación institucional o por la reconstrucción de sus
diversas filiaciones intelectuales y sus diversos intercambios e inter
influencias culturales. (p. 3)
Otro de los conceptos esenciales que
guían la pesquisa es el de criminalidad, atendiendo a la complejidad del
término, abordado por varias ciencias, la autora asume la definición a partir
de un concepto jurídico, válido para la investigación, que considera la misma como
el volumen de infracciones cometidas sobre la ley penal, por individuos o una
colectividad en un momento determinado y en una zona determinada. También es
considerada como la conducta diseñada a infligir daño a las personas o dañar su
propiedad.
Análisis y discusión de
los resultados
Para establecer un punto de contacto en
los estudios cubanos en torno a la criminalidad es preciso recurrir, en
apretada síntesis, a los primeros autores que abordaron el tema, atendiendo a
que al ser la criminología la ciencia encargada del estudio de las causas del
delito y de la figura del delincuente, resulta necesario incursionar en el
origen y evolución de esta ciencia, cuya complejidad entraña las disímiles
miradas. El acercamiento a la historiografía cubana en torno a la criminalidad merece
la mirada crítica de sus orígenes para poder entender la evolución del mismo,
poniendo en contexto su desarrollo histórico y resaltando sus principales
figuras. Sólo así se encontrarán las claves para descifrar el enigmático mundo
de la criminalidad en Cuba a través de lo que revelan las fuentes históricas.
Aunque
resulta difícil precisar con exactitud el surgimiento de estudios sobre la
criminalidad, varios autores coinciden en que fueron los últimos años del siglo
XVIII, con las ideas de Cesare Beccaria (1738-1794) plasmadas en su tratado Los
Delitos y las Penas (1764) con los que comenzó la evolución de la criminología.
Estas ideas, según Álvarez et al. (2012) luego tuvieron repercusión en la
Escuela Clásica o pre científica, como también es conocida por el marcado
enfoque empírico de los especialistas que la sustentaron: Howard y Bentham. Esta escuela se limita a responder
al delito con una pena justa y proporcionada, pero no se interesa
por la génesis y etiología
del delito, ni por su
prevención.
Sin embargo, la visión antropológica y
psicológica alcanzó protagonismo a finales del siglo XIX con el surgimiento de
la Escuela Positivista italiana, cuya aparición estuvo vinculada al desarrollo
de las ciencias naturales y en especial la medicina, la anatomía, la
psiquiatría y la estadística. Fueron precisamente un médico, un abogado y un
magistrado los que revolucionaron la ciencia criminológica: César Lombroso
(1835-1909), Enrico Ferri (1856-1929) y Rafael Garófalo
(1851-1934). Sin dudas, esta fue una escuela que aportó no solo al
enriquecimiento del debate, sino también a la cristalización de la ciencia del
crimen al concebir el delito como un hecho real e histórico, es decir, examinar
al delincuente en la realidad social de este y no bajo las concepciones de
libre albedrío defendidas por la Escuela Clásica.
Con posterioridad, otros enfoques dirigieron la mirada
a centrar las causas de la criminalidad en factores sociales. Tal es el caso
del positivismo criminológico español, destacándose Concepción Arenal
(1820-1893), Rafael Salillas (1854-1923) y Bernardo Quirós (1580-1668). Sus
concepciones superan lo planteado hasta el momento por la escuela positivista
italiana, al considerar que las condiciones en las que se desarrollan las
personas determinan su comportamiento delictivo; aspecto medular que incide en
el tratamiento de este fenómeno en la criminología.
Simultáneamente al desarrollo de la Antropología
Criminal, fueron surgiendo otras teorías como la de la Sociología Criminal, de
la que Francia fue abanderada en este tipo de estudios. Como parte de esta
escuela, se desarrollaron otras corrientes paralelas como la cartográfica que
daba mucha importancia a la elaboración y análisis de las estadísticas
criminales. Fueron representantes de la misma Adolphe
Quetelet (1796-1894), Alexandre Lacassange
(1843-1924), Gabriel Tarde (1843-1904), Èmile Durkheim
(1858- 1917), entre otros, que aportan la concepción de
delito como fenómeno colectivo y hecho social, regido por leyes naturales.
Otros estudios
relacionados con el delito y la justicia, encontraron espacio en autores como
Michel Foucault (1926-1984), Michel de Certeau (1925 -1986) y Pierre Bourdieu
(1930-2002). El primero de ellos se convirtió en referente imprescindible para
el análisis del castigo y el poder. Por tanto, no es casual
plantear que en el siglo XX cubano el positivismo europeo tuvo una gran
influencia en el tratamiento del tema.
Pensamiento
cubano en torno a la criminalidad
En los años que marcan el inicio de la
República en Cuba los estudios criminológicos comenzaron a ocupar un espacio
dentro del debate de las diversas ciencias que trataron de explicar las
conductas criminales. Varios aspectos en el acontecer científico y cultural se
conjugaron a favor del incremento del debate sobre estos temas. En primer
lugar, porque se revoluciona la literatura criminológica con la aparición de la
Revista Derecho y Sociología, donde se publican escritos atacando a la Escuela
Clásica y exponiendo los méritos del positivismo criminológico.
En segundo lugar, porque en 1906 se publica en Madrid
la obra cimera de la criminología cubana, Hampa Afrocubana Los Negros Brujos
(1906), de Fernando Ortiz (1881 -1969) quien se convirtió en el primer
criminólogo cubano. Un texto de descripción de lo que él llamó el hampa afrocubana
y especialmente el brujo afrocubano. Puede considerarse que este ensayo
constituye el primero de tipología antropológica sobre el negro, cuyos matices
se irán manifestando con el tiempo. La obra de 1906 traspira una perspectiva
historicista, en un intento por comprender el surgimiento de la delincuencia
afrocubana, que en su opinión no podía tener otra raíz que la esclavitud
(Domínguez, 2015).
Luego esta obra fue enriquecida con otros dos títulos:
Los Negros Curros (1986) y Los negros
esclavos (1987). En esta trilogía,
donde analiza algunos aspectos sobre la delincuencia, Ortiz (1906, 1986, 1987) deja
claro que Cuba era fértil para el estudio del fenómeno de las razas y su
vinculación con la criminalidad, a la vez que analiza el hampa afrocubana
expone las condiciones de los diferentes grupos sociales a fin de plantearse
los fenómenos característicos de la mala vida cubana.
En estos primeros momentos de la obra,
la influencia de su formación positivista y de la escuela criminológica
italiana, con la cual había tomado contacto durante su estadía en Europa, están
muy presentes, a punto tal que la primera edición del texto Los negros brujos
lleva una carta-prólogo de César Lombroso (1835-1969). Al respecto
Viera (1989) indica que “el positivismo criminológico, centró
su interés en el asunto criminal, en correspondencia con el sello que acuñó la
criminología europea, por lo que la teoría criminológica cobró fuerza a partir
de la necesidad de dar respuesta a los males sociales” (p. 5).
Otros criminólogos de esta época fueron Israel
Castellanos (1891-1971), Ricardo Oxamendi (1829-1885)
y Evelio Tabío (1902-1975), los que, sin despojarse
del todo de la influencia de la escuela positivista, realizaron importantes
aportes a la criminología cubana al considerar el factor social dentro de sus
investigaciones.
Israel Castellanos fue director del Laboratorio de
Antropología Penitenciaria y Director del Gabinete de Identificación y es el
máximo exponente de la Escuela Antropológica en Cuba. También incursionó con
éxito en la Criminalística. Uno de sus trabajos más valiosos, fue el
correspondiente análisis criminológico sobre el ñañiguismo y la brujería en
Cuba, donde, siguiendo a Fernando Ortiz, diferencia desde el punto de vista
criminológico al brujo, el cual, según dice, es un profesador
activo del curanderismo, mientras que el ñañiguismo es un miembro de una
sociedad criminal organizada por sujetos de mala vida, por los miembros más
virulentos del mundo criminal cubano, comparándola con la mafia italiana.
Establece que el ñáñigo es más violento que el brujo, ya que este carece de
odio colectivo y el ñañiguismo conduce al delito de sangre, al homicidio y al
asesinato (Castellanos, 1916).
Los otros trabajos de Israel Castellanos con valor son
puramente antropológicos, destacándose cuatro: La delincuencia femenina en Cuba
(1929) con estudios de las mujeres recluidas en centros penitenciarios, donde
se describe el carácter de las mismas desde lo racial y antropométrico; Los
jóvenes delincuentes en Cuba (1939), donde hace una reflexión
antropológica-médica de los jóvenes recluidos, y el que concluye que a los
médicos le corresponde guiar esos centros de jóvenes como centros físicos y
morales, somáticos y psíquicos, anatómicos y mentales.
Ricardo Oxamendi, en 1933,
publica su libro Criminología. En este libro el autor se declara fundador de la
escuela sociológica cubana de criminología difunde con ahínco el principio que
el delito es un fenómeno social e intenta tratar de quitar a la criminología la
fuerte carga antropológica y de etnología criminal que hasta el momento la
había caracterizado. Su pensamiento es decididamente sociológico cuando afirma
que no hay delincuentes ni autores, ni hombre en el drama criminal, sólo hay
ambientes criminales. Desarrolla las medidas de seguridad contra el delito,
basado sobre el principio de función social, que lleva el derecho en general (Oxamendi, 1933).
Evelio Tabío (1902-1975) es el
criminólogo de esta etapa que más analizó los problemas macrosociales que de
una forma u otra tienen que ver con la situación del delito en la isla.
Fernando Ortiz e Israel Castellanos (1891-1971),
precursores de los estudios de criminalidad en Cuba, contribuyeron a
identificar y caracterizar la parte a la población que de una forma u otra se
vinculaba a actitudes criminales. En sus intentos por dar respuesta a este
fenómeno social mostraron ideas prejuiciadas con relación al negro, ubicándolo
como raza inferior al resto. Fue un período en el que el desarrollo
de la criminología en Cuba, centró el interés en el asunto criminal, con una
gran congruencia con el sello original que acuñó la criminología europea.
En consonancia con este aspecto Díaz (2014)
expresa “Al hacer el análisis de algunas de las distintas tendencias que abordan
el fenómeno de la criminalidad y particularmente en el caso de autores cubanos,
no debe olvidarse el temor generalizado de la sociedad al negro” (p. 51).
Luego el positivismo criminológico en Cuba al igual
que en otras partes fue evolucionando en la medida que se incorporaban nuevos
conocimientos y prácticas que no sólo asociaban el origen del delito a causas
fisonómicas o naturales, sino que incluían en sus análisis aspectos de tipo
social que mucho incidían en el comportamiento de las personas. El propio
Ortiz, evolucionó con relación a lo que en principio pensaba sobre el hampa, lo
que queda expresado en su obra El engaño de las razas (2022).
Esta evolución en el pensamiento de Ortiz se produjo
al propio tiempo en que la criminalidad constituyó un foco a través del cual se
estableció toda una sociedad discursiva. Es decir, las prácticas transgresoras
contaron con la atención del campo intelectual habanero que, mediante una red
de sociabilidad preexistente produjo un conocimiento científico sobre las
mismas.
Pero mientras la intelectualidad incorporaba el tema
de la criminalidad a sus análisis, la realidad del país evidenciaba un
crecimiento en los índices de delincuencia que no podía desligarse de las
fisuras de gobierno. Por tanto, este fenómeno social se hizo cada vez más
presente en la sociedad republicana cubana, sin que la respuesta al por qué
delinquen las personas encontrara suficiente espacio desde la ciencia
histórica. Fueron otras ciencias las que ocuparon en ello un lugar
predominante.
Historiografía
cubana sobre criminalidad en el período republicano
La búsqueda de respuestas al fenómeno de la
criminalidad encontró espacio en la historiografía en la etapa republicana. No
obstante, en el abordaje de estos temas fueron tratados otros que guardan una
estrecha relación y que, en ocasiones, presumiblemente fueron causales de la
comisión de delitos. Tal es el caso de La policía en la Habana (2009) de Cuevas y Sabate, Pícaros y Rameras: su vida y malas,
cárceles y presidio, correccional de menores, las recogidas, la acción
policíaca García y Velasco (1913), La
delincuencia femenina en Cuba (1929) y Los jóvenes delincuentes en Cuba (1939) Castellanos y Padrón (1929),
(1939), La Prevención del delito y los principales centros de interés de la
criminología moderna García y De Molina (2011), El juego en
Cuba. Sus factores. Su desenvolvimiento histórico durante la época colonial de Mouriño (1947), Males y vicios de
Cuba republicana. Sus causas y sus remedios Roig de Leushering
(1961)
Esta última referencia resulta indispensable para
entender el fenómeno de la criminalidad en la República. Con relación a las
causas de los males Roig (1961) expresó:
Los
males, los gravísimos males que ha padecido Cuba republicana se deben,
precisamente a todo lo contrario de lo que quisieran hacernos creer muchos
extranjeros (…) lo que hay de malo en Cuba es, exactamente, lo que no obedece a
los postulados que propugnaron nuestros libertadores durante su larga y heroica
lucha contra el poder colonial. Lo malo de nuestra República es precisamente es
justamente lo que no tiene de República. Estos males proceden de causas
fundamentales, ajenas a la voluntad del pueblo cubano y que es necesario
desentrañar, descubrir hasta las raíces, porque de ellas dimanan muchos otros
defectos, vicios y hábitos perjudiciales. (p. 9)
Por su parte, Ibarra (1985) a través del estudio de
conductas patógenas en Cuba durante los primeros años de la República, aporta
el concepto de criminalidad social, aspecto que constituye un referente de
necesaria consulta para el tratamiento del tema en la etapa. Para el autor es un:
Conjunto de
respuestas alternativas a un medio social que tiende a cerrar las posibilidades
de promoción o movilidad, dentro de pautas de conductas legítimas o
institucionalizadas o de acción tendente a trasformar revolucionariamente estos
supuestos mediante una organización que se proponga soluciones colectivas a la
situación que se atraviesa. (p. 246)
Sin
embargo, no es hasta 1990 que se hace visible la confluencia de disímiles
tendencias dentro del movimiento historiográfico nacional. En ello influyó la
apertura o ampliación de vínculos de comunidades científicas foráneas,
fundamentalmente de Europa, Norteamérica y algunos países latinoamericanos, los
que motivados por
tan atractiva temática han realizado estudios que presentan la diversidad de
formas en las que se presenta la criminalidad.
Igual de interesante para comprender el cambio que se
presenta en la República en torno al tema se presenta La Sociedad cubana en los albores de la
República, resultando
significativo el aporte realizado por Viera (1991), considerada esta autora una
de las que más se ha acercado al fenómeno de la criminalidad desde las ciencias
histórica y jurídica. Independientemente
de que sus investigaciones no han abordado con fuerza la etapa republicana, las
mismas son un referente metodológico en el análisis de la criminalidad en el
contexto de procesos históricos y jurídicos.
En la contemporaneidad, Domínguez (2015) resalta que, en
el ensayo de Fernando Ortiz sobre el enigma de la criminalidad cubana, se
trazan las principales directrices del pensamiento criminológico de este autor.
Realza su obra jurídica y el aporte en descubrir e interpretar el conjunto de
fenómenos sociales que trascendían al interior de la vida criminal de una
sociedad en formación. Posee el mérito de asociar el pensamiento orticiano con el positivismo italiano, pero sólo desde el
espectro jurídico.
Al respecto León (2022) en el tema de la criminalidad, a partir del estudio de unos textos que en la
década del 50 fueron publicados en Pinar del Río, logra establecer la relación
entre el crimen común y la modernización social y cultural en esa ciudad. Su
investigación permitió comprender que las consideraciones sobre el delito,
difundidas por la prensa de la localidad, inculpaban a los estilos de vida
considerados ''modernos'', de causar la deformación familiar y social. Sin
dudas, constituye una interesante arista del análisis del fenómeno a través de
la historia local.
Dentro de los estudios más recientes Domínguez (2015) con
su obra Cuerpo social, criminalidad y prácticas discursivas en Cuba (1902-
1926), ofrece un estudio sobre las prácticas discursivas generadas acerca de la
delincuencia en los primeros años de República. El resultado, es sin dudas,
novedoso al abordar el tema desde la mirada de la intelectualidad cubana,
aunque el análisis se reduce a la intelectualidad habanera.
Todos estos textos, desde la ciencia histórica
contribuyen a esclarecer el pensamiento cubano con relación al fenómeno de la
criminalidad, en tanto reconstruyen procesos, prácticas, modos de actuación,
entre otros aspectos que explican el tratamiento dado al tema desde la
intelectualidad, los gobiernos y las instituciones.
Estudios
historiográficos sobre criminalidad en el oriente cubano
La producción historiográfica sobre la criminalidad en
el suroriente cubano, es casi nula. Para la región solo se conoce el texto: Los
crímenes de Campechuela y Manzanillo (1902) de
Gutiérrez donde se narran delitos de sangre ocurridos en estas dos localidades
en 1901 sin que los culpables hubieran sido procesados.
Para el caso de Bayamo, el tema tiene como antecedente
la Tesis de Maestría Manifestaciones de la criminalidad en Bayamo en el
contexto de la crisis de la sociedad colonial cubana. Al decir de Tornés (2004) “El fenómeno de la criminalidad
constituía uno de los grandes problemas que debía enfrentar Cuba en el período”
(p. 48).
La tesis de maestría de la autora de este artículo, a jucio personal, es el antecedente más cercano de la
presente investigación teniendo en cuenta que los textos Síntesis Histórica
Municipal de Bayamo de los autores Naranjo y Fonseca (2011), así como Panorama
de la República en Bayamo (1899- 1925), de Naranjo (2007), no hacen alusión al
comportamiento de la criminalidad ni a las problemáticas sociales que giran en
torno a ella. Ambos establecen el nexo entre situación económica- social con
las luchas de obreros y campesinos por sus reivindicaciones, pero no toman en
cuenta que esta a su vez, incide en los comportamientos delictivos de los
sectores menos favorecidos en la sociedad.
Lo hasta aquí descrito devela que siendo la
criminalidad un fenómeno social presente en toda la Isla en el período
republicano, aún siguen siendo insuficientes los estudios sobre el tema. Si a
este análisis le añadimos el reclamo que desde la historia social se hace sobre
la necesidad de que estos temas formen parte de las investigaciones actuales,
entonces se puede plantear que existe un vacío historiográfico que limita la
comprensión de este fenómeno a nivel de país y, aún más en el espacio regional
y local.
Conclusiones
Los estudios sobre criminalidad surgen al evolucionar
la ciencia criminológica, dada la necesidad de tratar de responder el porqué de
las conductas delictivas. Ello condicionó la aparición de diversas escuelas y
teorías que han transitado por diferentes niveles de desarrollo, desde las más
absolutistas y clásicas, hasta las más contemporáneas. Cuba
centró su interés en el asunto de la criminalidad, bajo la influencia del sello
que le imprimió la criminología europea al punto de llegar a un análisis casi
metafísico del criminal. Luego estas concepciones fueron superadas por
criminólogos como Fernando Ortiz. En el campo del conocimiento
relacionado con la criminalidad, este ha sido privilegiado desde las ciencias
jurídicas y sociológicas, en detrimento de lo que las ciencias históricas
pueden aportar al respecto. En la actualidad las ciencias históricas muestran
algunos resultados, pero aún siguen siendo insuficientes las investigaciones
que revelen estas aristas de la llamada historia social.
Referencias bibliográficas
Álvarez, G., Montenegro, M., & Martínez, J. M. (2012). Apuntes acerca de dos escuelas
criminológicas: Clásica y Positivista. Universidad Nacional Autónoma de México. https://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/publicaciones/Apuntes_acerca_de_dos_escuelas_criminologicas_Clasica_y_positivista_Alvarez_Diaz_Montenegro_Nunez_Manuel_Martinez_TAD_7_8_9_sem.pdf
Beccaria, C. (1764). Los Delitos y las Penas. Committee.
Castellanos, I. (1916). El ñañiguismo y la brujería en Cuba. Length
Castellanos. I. (1929). La delincuencia femenina en Cuba. Ojeda.
Castellanos. I., & Díaz, J. (1939). Los jóvenes delincuentes en Cuba. Caraza, cìa. https://search.worldcat.org/es/title/12739944
Castellanos,
I. (1935). El peso corporal en los
delincuentes de Cuba. Imprenta el siglo XX
Cuevas, L., & Sabate,
M. (2009). La Policía en la Habana. Mutualidad
de la Previsión de la Policía.
Díaz, Y. (2014). Delincuencia, represión
y castigo en La Habana bajo el gobierno de Miguel Tacón. Cuadernos de
historia (Santiago), 1 (40), 7-29. https://dx.doi.org/10.4067/S0719-12432014000100001
De la Torre, M. (2002). La sociedad cubana en los albores de la República. Ciencias
Sociales.
Domínguez,
D. (2015). Cuerpo social, criminalidad y
prácticas discursivas en Cuba (1902-1926). Ciencias Sociales.
García,
P. M., & Velasco, F. (1913). Pícaros
y Rameras: su vida y malas, cárceles y presidio, correccional de menores, las
recogidas, la acción policíaca. Generic.
García, A., & De Molina, P. (2011). La prevención del delito y los principales centros de interés de la moderna criminología. Revista Archivos de Criminología, Seguridad Privada y Criminalística, 6(2), 12-34. https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=71247
Gutiérrez,
R. (1902). Los crímenes de Campechuela
y Manzanillo. Imprenta el siglo XX.
Ibarra, J.
(1985). Un análisis psicosocial del cubano:
1898-1925. Ciencias Sociales.
León,
J. M. (2022). Postguerra y reajustes sociales: la criminalidad común en la
provincia de Pinar del Río, Cuba (1944-1951). Cuadernos De Historia,
(56), pp. 117–139. https://doi.org/10.5354/0719-1243.2022.67229
Mouriño,
E. (1947). El juego en Cuba. Sus
factores. Su desenvolvimiento histórico durante la época colonial. Public Domain Mark 1.0
Naranjo,
A. D., & Fonseca, L. (2011). Síntesis
Histórica Municipal de Bayamo. Oficina del Historiador de Bayamo.
Naranjo, A. D. (2007). Panorama de la República en Bayamo (1899- 1925). Oficina del Historiador de Bayamo.
Oxamendi, R. (1933). Criminología. Imprenta siglo XX.
Ortiz, F. (1906). Hampa afro-cubana Los negros brujos. Ciencias Sociales.
Ortiz, F. (1986). Los negros curros. Ciencias Sociales.
Ortiz., F. (1987). Los
negros esclavos. Ciencias Sociales
Ortiz, F. (2022). El
engaño de las razas. Universidad de Granada.
Roig, E. (1961). Males
y vicios de Cuba republicana. Sus causas y sus remedios. Oficina del Historiador
de La Habana.
Tornés, S. (2004). Manifestaciones de la criminalidad entre 1878 y 1895 en Bayamo en el
contexto de la crisis de la sociedad colonial cubana. En A. Ponce (Ed.),
Nuevas miradas al proceso de formación
nacional, (pp. 48- 53). Bayamo.
Torres, E. (1999). Prólogo para el lector cubano.
En C. A. Aguirre Rojas (Comp.). Itinerarios
de la historiografía del siglo XX. De los diferentes marxismos a los varios
Anales. Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.
Viera, M. (1989). Criminología.
Fundamentos teóricos y análisis. Ciencias Sociales.
Viera,
M. (1991). Evolución histórica, estado actual y concepto de la criminología en
Cuba. Revista Cubana de Derecho 12 (1),
p.p. 12-34. https://cuba.vlex.com/vid/evolucion-historica-actual-criminologia-45041686.