Recibido: 12/diciembre/2024        Aceptado: 26/marzo/2025

 

La filosofía de la educación y la teoría educativa como fundamento teórico (Ensayo)

The philosophy of education and educational theory as a theoretical foundation (Essay)

 

Nadinska Marichal Martínez. Licenciada en Educación, especialidad Ciencias Humanísticas. Máster en Ciencias de la Educación. Profesora Asistente. Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz”. [ nadisca.marichal@reduc.edu.cu ]  [ http://orcid.org/0000-0002-1289-5863 ]

 

Omelio Jesús Rivero Villavicencio. Licenciado en Marxismo. Máster en Ciencias de la Educación- Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz”.  [ omelio.rivero@reduc.edu.cu ]

[ http://orcid.org/0000-0002-1641-8351 ]

 

Resumen

El artículo explora el papel rector de la filosofía de la educación entre los fundamentos teóricos de la teoría educativa. Se explica la posición filosófica que va a estar presente en todo diseño curricular y devela que la educación tiene lugar a través de la formación de la subjetividad desde lo objetivo, y la formación de la individualidad desde lo social, así como a través de la conceptualización de qué es el hombre y qué lugar ocupa en la sociedad, lo que permitirá definir el modelo de persona a formar, el modelo de educación y el modelo de escuela. Además, se valora cómo las funciones de la filosofía de la educación permiten establecer los fundamentos pedagógicos, psicológicos y sociológicos y brindar una concepción de la vida y del ideal que se quiera alcanzar. La filosofía de la educación posibilita establecer los fundamentos filosóficos de la teoría pedagógica que sustenta al proceso de enseñanza aprendizaje. Asimismo, sirve de base a los fundamentos sociológicos y psicológicos de dicho proceso.

Palabras clave: educación; filosofía educativa; teoría de la educación; historia de la educación

Abstract

The article explores the guiding role of the philosophy of education within the theoretical foundations of educational theory. It explains the philosophical position that will be present in every curricular design and reveals that education takes place through the formation of subjectivity from the objective, and the formation of individuality from the social, as well as through the conceptualization of what man is and what place he occupies in society, which will allow defining the model of person to be formed, the model of education and the model of school. In addition, it is valued how the functions of the philosophy of education allow to establish the pedagogical, psychological and sociological foundations and to provide a conception of life and of the ideal to be achieved. The philosophy of education makes it possible to establish the philosophical foundations of the pedagogical theory that sustains the teaching-learning process. It also serves as a basis for the sociological and psychological foundations of this process.

Keywords: education; educational philosophy; educational theory; history of education

Introducción

La dirección del proceso docente educativo establece la estructuración de un proceso de planificación y organización, jugando estas funciones un papel significativo, lo que deberá hacerse con un carácter científico y con un fuerte sustento pedagógico que permita desarrollar por esa vía su ejecución y control (Álvarez, 1995). De esta forma, “la planificación del proceso docente educativo se corresponde con la determinación de los objetivos y contenidos de la organización y la precisión de las posibles formas, medios y métodos a emplear” (Blanco, 2002, p. 81).

El diseño, por lo tanto, debe sustentarse en los fundamentos teóricos pedagógicos, psicológicos y sociológicos, así como en otros fundamentos teóricos como la epistemología curricular y de la ciencia en particular que se imparta. Pero los fundamentos anteriores no tendrían una base científica si estos no prevén los fundamentos filosóficos que expresan la concepción científica del mundo, es decir, la forma de pensar e integrar la realidad.

Estos fundamentos deben estar sustentados por el materialismo dialéctico, que estudia el nexo universal y el desarrollo del mundo material, donde se aborda el objeto de estudio teniendo en cuenta la interconexión e independencia de los fenómenos que rodea y se considera la ciencia sobre las leyes más generales de cualquier movimiento que tiene lugar en la naturaleza, en la sociedad y en el pensamiento. En este sentido:

La filosofía expresa los conocimientos del más alto grado de generalidad que tiene una base objetiva en el conocimiento científicamente corroborado; entre la diversidad de objetos, fenómenos y procesos que conforman el mundo material, existen elementos comunes que al ser generalizados conforman los contenidos de las estructuras conceptuales de la filosofía. (Chávez, 1997, p. 10)

Pero la filosofía no puede resolver todos los problemas de la pedagogía, por lo tanto, al entrar en contacto la filosofía con la pedagogía, surge la filosofía de la educación, que es la disciplina teórica que fundamenta el proceso educativo al servir de base y guía a la teoría educativa, así como a los otros fundamentos psicológicos y sociológicos que deben aparecer en todo proceso docente educativo.

Así, el diseño del proceso educativo se realiza, en muchas ocasiones, de forma asistémica y sin ningún fundamento científico, pero en el caso de que apareciesen fundamentos, estos nunca han sido los fundamentos filosóficos, que constituyen los fundamentos primarios parta diseñar y ejecutar cualquier proceso educativo; cuando más, se hace referencia a los fundamentos psicopedagógicos y, casi siempre, los encargados del diseño nombran la filosofía dialéctica materialista como su base científica para mostrar su partido, pero este hecho nos trasciende, ya que no se conoce el papel que desempeña la filosofía de la educación en el diseño y, por lo tanto, en la ejecución y el control del proceso educativo.

Desarrollo

De acuerdo con Chávez (1997) “La filosofía de la educación ofrece la brújula orientadora, la guía teórica necesaria para no perder el rumbo en el misterioso drama de enseñar y aprender” (p. 11). Este autor destaca el papel fundamental de la filosofía de la educación en cuanto a proporcionar dirección y claridad en el proceso educativo. En un contexto donde las prácticas de enseñanza y aprendizaje pueden parecer confusas o inciertas, la filosofía actúa como un referente que ayuda a los educadores a navegar por las complejidades del aula y las dinámicas del aprendizaje. Esto implica que, sin una base filosófica, los educadores pueden sentirse desorientados, incapaces de tomar decisiones fundamentadas sobre su práctica.

Además, el término guía teórica sugiere que la filosofía de la educación no solo proporciona principios abstractos, sino que también ofrece marcos conceptuales que pueden informar y fortalecer la práctica educativa. Esto incluye teorías sobre el aprendizaje, la moralidad, la justicia, y el desarrollo humano que son esenciales para el diseño curricular y la interacción con los estudiantes. Una guía teórica bien fundamentada ayuda a los educadores a enfrentar desafíos prácticos y éticos en su labor.

La referencia al "misterioso drama de enseñar y aprender" también invita a reflexionar sobre la naturaleza intrínsecamente compleja y multifacética de la educación. A menudo, la enseñanza y el aprendizaje se presentan como actos casi artísticos donde intervienen emociones, relaciones interpersonales y contextos culturales. Reconocer este "drama" implica que la educación no es simplemente una transferencia de conocimiento, sino un proceso dinámico y a menudo impredecible en el que las teorías y filosofías educativas pueden desempeñar un papel crucial en el entendimiento y la adaptación a las circunstancias cambiantes.

La filosofía de la educación es una herramienta esencial para los educadores. Proporciona no solo una estructura teórica para respaldar la práctica educativa, sino también un marco que permite a los educadores reflexionar sobre su labor en el contexto más amplio del aprendizaje humano. En un mundo donde los métodos y las expectativas educativas están en constante evolución, contar con una brújula filosófica puede ser lo que haga la diferencia entre una educación superficial y una que realmente transforme la vida de los estudiantes.

A partir de estas reflexiones, se hace necesario conocer la filosofía de la educación para poder aplicarla en función de lograr una calidad superior en el proceso educativo y poder lograr una teoría educativa coherente que permita llevar a vías de hecho un proceso de enseñanza aprendizaje con eficiencia y calidad para cumplir los objetivos de formar y desarrollar a un estudiante integral acorde con nuestro tiempo y a los tiempos que se avecinan, por lo que la filosofía de la educación constituye la estrella polar del acto educativo al servir de orientadora a la teoría educativa (Chávez, 1997; Biesta, 2017).

Cuando se inician estudios en torno a la filosofía de la educación, se aprecian múltiples posiciones conceptuales alrededor de su definición; sin embargo, en la actualidad existen dos polémicas acerca de este problema. La primera concibe la filosofía de la educación como una disciplina autónoma, pero en estrecha relación con otras disciplinas de las ciencias sociales. Este enfoque induce a que la filosofía se aleje un tanto de la educación, es decir, que se distancie de ella, pero que trata de fundamentar la educación en un pensamiento orgánico y sistémico.

 La segunda polémica considera la filosofía de la educación como un componente de la filosofía o pedagogía, que tiene como objeto de estudio a la educación y recalca que no forma parte de la pedagogía tradicional, por lo que se puede apreciar que la filosofía de la educación, en este caso, se concibe con un objeto de estudio muy amplio y constituye una derivación conceptual más o menos sistémica de la filosofía que se aplica en la educación.

En ambas polémicas, la filosofía de la educación posee un gran peso en la valoración y comprensión de los problemas educativos. Pero la filosofía de la educación no debe abarcar todos los problemas de la filosofía ni tampoco todos los problemas de la educación y la pedagogía, la filosofía de la educación es una ciencia teórica limítrofe entre la pedagogía y la filosofía, alcanza el mayor grado de generalización y sirve de guía orientadora a la teoría educativa y a las demás disciplinas de las ciencias de la educación.

La filosofía de la educación define su objeto de estudio a partir de la interrogante antropológica y filosófica ¿qué es el hombre? Y la posición que se tome ante su educabilidad, permitirá darles solución a las siguientes interrogantes: ¿qué es la educación? ¿Para qué se educa? ¿Por qué se educa?

Ocurre con mucha frecuencia, a la hora de realizar valoraciones, diseños curriculares u otros análisis en torno al proceso de enseñanza aprendizaje, que no se tienen en cuenta los fundamentos de la filosofía de la educación. Cometer este error es negar el papel preponderante de esta como teoría educativa, lo que limita la comprensión fundamental, sistemática y crítica del acto educativo. Estas reflexiones que se realizan en los casos antes expuestos, en la mayoría de las ocasiones, solo comprenden lo epistemológico y axiológico, al no tener en cuenta las dimensiones antropológicas y teleológicas.

Cuando los profesores, al iniciar el curso escolar, hacen el diagnóstico inicial solo realizan comprobaciones de los conocimientos y habilidades que este alumno trae de los grados anteriores, pero en ningún momento incluyen las capacidades psicopedagógicas y las condiciones que este tiene para establecer una estrategia educativa que permita dar seguimiento al diagnóstico inicial y observar la evolución de este durante toda la etapa lectiva. 

La tarea de diagnosticar teniendo en cuenta todas las dimensiones de la filosofía de la educación le da sentido al acto educativo ya que la educación en el hombre ocurre a través de la formación de su subjetividad desde lo objetivo y la formación de su individualidad desde lo social, y se educa para transformar al hombre en un individuo culto e íntegramente desarrollado que ponga su individualidad al servicio de la sociedad (Izaguirre, 2021).

 La plena y verdadera educación no puede producirse de forma espontánea ni tampoco asistémica, sino que se necesita un conjunto de influencias educativas bien organizadas y orientadas con un fin determinado que, por supuesto, debe partir del modelo de hombre que se quiera formar y de ahí el modelo de educación que permitirá entonces conformar el modelo de escuela, para poder cumplir con la verdadera misión histórica de la formación del hombre socialista.

Así, la formación de ese modelo de hombre debe surgir a partir de la conceptualización de qué papel juega el hombre en la sociedad, el cual debe establecerse para preservar y continuar su desarrollo multilateral, lo que permitiría conceptualizar qué tipo de acciones educativas debe recibir con vistas a lograr los fines educativos para lo cual se necesita definir las tres interrogantes ya analizadas: ¿qué es la educación? ¿Para qué se educa? ¿Por qué se educa?

Una vez determinados él qué, el para qué y el por qué, dicha determinación servirá de orientación a los docentes para precisar los fundamentos de la pedagogía y de sus categorías esenciales. Por lo tanto, estas interrogantes llevarán no solo a definir la educación, qué tipo de hombre se debe formar y la razón de llevar a cabo dicha educación, sino también permite definir el modelo de hombre que se quiere o necesita alcanzar y, de esta manera, la elección del modelo a implementar en toda estrategia.

En tal sentido, es importante tener en cuenta las funciones que le son interesantes a la filosofía de la educación, a saber: función antropológica, función epistemológica metodológica, función axiológica, función teleológica.

 • La función antropológica precisa determinar el sentido de revelar críticamente los mecanismos del proceso educativo y determina la capacidad intrínseca del hombre para educarse.

 • La función epistemológica metodológica analiza minuciosamente el lenguaje usado por el educador, precisa las categorías educativas y de otras ciencias educativas y determina los mecanismos a través de los cuales el hombre obtiene el conocimiento.

 • La función axiológica establece el sistema de valores que se deben formar que se encuentran en la esencia misma de la naturaleza humana y a los cuales se debe aspirar. La función teleológica indica el fin, el sentido educativo, o sea, el destino del hombre. Estas funciones que se pueden lograr cumpliendo con las tareas descritas anteriormente, pueden dar solución a los problemas que debe resolver la filosofía que están marcados en las interrogantes: ¿qué es el hombre? ¿qué es la educación? ¿cuáles son los fines e ideales educativos?

En la tercera interrogante no aparece explícitamente la función axiológica, ¿para qué se educa?, relacionadas con la formación de valores, por lo que debemos incluir como otro problema dicha función para establecer los valores que se pretenden alcanzar en la formación del individuo para que se pueda integrar a la sociedad y que constituye uno de los problemas fundamentales en la preparación del hombre integral.

Si se logra resolver o solucionar estas interrogantes, conociendo las funciones y tareas, se podrá dirigir un proceso de enseñanza aprendizaje fundamentado filosóficamente, cuyos sustentos servirán de base a las teorías pedagógicas, sociológicas, y psicológicas que se fundamentan en el proceso docente educativo que se pretende ejecutar. De esta forma, se da solución a los problemas que debe resolver la filosofía de la educación y que permitirá fundamentar filosóficamente el proceso de enseñanza aprendizaje en la actualidad.

Como se plantea anteriormente, la interrogante antropológica y filosófica ¿Qué es el hombre? y la posición ante la educabilidad, permitirá definir filosóficamente qué es hombre y cómo debe proceder su educación en el sentido más amplio de generalidad. Así, el hombre es un ser social, producto del desarrollo de la humanidad que cuenta con conciencia, pensamiento, sentimiento, voluntad, vida espiritual y capacidad para usar los instrumentos de trabajo y adaptarse y transformar el medio circulante y su educabilidad será posible solo a través de la formación de su subjetividad desde lo objetivo y de su individualidad desde lo social.

Esta posición posibilita que el individuo desarrolle su conciencia como un reflejo de la realidad objetiva y se forme como un individuo y, al mismo tiempo, como un ser social. Esta posición se convierte en principios que estarán presentes en todo proceso de enseñanza aprendizaje que se lleve a cabo. Por lo tanto, la segunda interrogante ¿qué es la educación?, estará muy relacionada con la posición ante la educabilidad y se podrá, entonces, definir la educación como un proceso organizado de transmisión y asimilación de conocimiento, habilidades, valores éticos, convicciones, modos de conductas, actitudes de una generación a otra, con el objetivo de formar y desarrollar una personalidad integral, plena y multifacéticamente donde lo subjetivo se forme desde lo objetivo y lo individual desde lo social.

Se aprecia en la definición de educación la posición materialista donde se resalta el carácter primario de lo material y el carácter secundario de lo ideal y donde la conciencia es un producto de la materia y se concibe como el reflejo del mundo exterior, con lo cual se asevera que la naturaleza es cognoscible. Además, se aprecia que el hombre es un ser social producto de las interacciones que él establece, que le permitirán conformar su individualidad, ya que el hombre se educa a través del proceso de socialización que permite:

La apropiación de los contenidos sociales válidos y su objetivización de conductas aceptables y a través del proceso de individualización que es de carácter personal donde el sujeto procesa la realidad de manera particular, aportando resultados de su propia creación como un ente activo. (Díaz, 1998, p. 26)

Esto se puede constatar en el doble carácter de la educación: social e individual, donde el individuo se apropia de la cultura legada por la humanidad a través de una serie de influencias sociales para que desarrolle sus potencialidades como ser social y donde la actividad y la comunidad son las condiciones esenciales para que a través de la comunicación se apropie individualmente de los contenidos sociales y transmita los contenidos individuales.

El tercer problema a resolver lo constituye la interrogante ¿cuáles son los fines educativos? ¿Dónde se incluyen? De ahí que se pueda plantear lo siguiente: se educa para convertir al hombre en un ser pleno, único, armónico y polifacéticamente desarrollado con un conjunto de valores que le permita reconocer que la individualidad a la que él aspira, solo es gloriosa e útil cuando se pone al servicio de la sociedad.

La política educacional cubana coincide en el objetivo que se pretende alcanzar, es decir, formar a las nuevas generaciones en la concepción científica materialista dialéctica del mundo donde se forme un individuo libre, culto y apto para vivir y servir a la sociedad con una cultura general e integral mediante la educación medio ambiental, la educación sexual y para la salud, la educación jurídica y laboral, la educación ética, así como la educación política, ideológica y patriótica que son, en fin, los valores que debe desarrollar el individuo para comportarse y vivir en sociedad y servir a los demás .

La autora reconoce que toda teoría educativa está intrínsicamente ligada a una filosofía sobre la naturaleza humana. La forma en que se entiende al ser humano influye de manera significativa en el enfoque educativo que se adopta. Esta relación es crucial en el campo de la educación, ya que cada teoría, ya sea de manera explícita o implícita, se basa en una visión particular de la naturaleza humana, abarcando sus potencialidades, limitaciones y propósitos. Así, nuestra comprensión de la condición humana guía no solo los objetivos educativos, sino también las estrategias pedagógicas empleadas y los resultados que se aspiran a lograr.

La educación no es un proceso neutro ni objetivo. Está intrínsicamente ligada a las creencias. Para diseñar sistemas educativos efectivos y significativos, es fundamental ser conscientes de la filosofía del hombre que los fundamenta, y reflexionar críticamente sobre sus implicaciones.

Relación de la filosofía con la historia de la educación

La educación es un fenómeno complejo y multifacético que ha sido objeto de estudio y reflexión a lo largo de la historia. Dentro de este campo, la filosofía de la educación y la historia de la educación se entrelazan de manera íntima, cada una enriqueciendo a la otra y aportando una comprensión más profunda y crítica de la práctica educativa.

Este ensayo argumenta que la filosofía de la educación proporciona un marco teórico que orienta la reflexión sobre la educación, mientras que la historia de la educación ofrece un contexto empírico que ilumina y enriquece dicha reflexión. La filosofía de la educación y la historia de la educación son dos campos interrelacionados que aportan perspectivas complementarias en el estudio y la comprensión de los procesos educativos. A continuación, se exploran algunas de sus relaciones más significativas:

 Fundamentos teóricos: la filosofía de la educación se ocupa de las preguntas fundamentales sobre la naturaleza, el propósito y los métodos de la educación. Estos principios filosóficos a menudo están influenciados por el contexto histórico en el que se desarrollan. Por ejemplo, las ideas de Platón sobre la educación en la República reflejan el contexto social y político de la Antigua Grecia, mientras que otras teorías enfatizan la importancia de la experiencia democrática en un contexto industrial.

 Desarrollo de corrientes pedagógicas: la historia de la educación documenta la evolución de varias corrientes pedagógicas a lo largo del tiempo, y la filosofía de la educación ofrece una base teórica para comprender y evaluar estas corrientes. Por ejemplo, el surgimiento del racionalismo y sus implicaciones educativas pueden ser explorados a través de sus raíces filosóficas, así como la influencia de las ideas románticas en la pedagogía del siglo XIX.

 La Ilustración: la filosofía de la educación ilustrada, con su énfasis en la razón, la ciencia y el progreso, influyó en la creación de escuelas que promovían el pensamiento crítico y la experimentación. La Teoría Educativa, emergente en ese momento, comenzó a explorar métodos más centrados en el estudiante, aunque aún con limitaciones.

El movimiento de la escuela nueva: la filosofía de la educación progresista, con su foco en la experiencia, la actividad y la adaptación a las necesidades individuales inspiró la creación de escuelas que fomentaban la creatividad y la colaboración. Esta Teoría Educativa proporcionó un marco conceptual para estas nuevas prácticas.

La educación en la era digital: la filosofía de la educación actual se enfrenta al desafío de definir el papel de la tecnología en la educación y de promover la equidad digital. La Teoría Educativa explora cómo las nuevas tecnologías pueden transformar la enseñanza y el aprendizaje, pero también advierte sobre los posibles riesgos y desigualdades.

Crítica y reformas educativas: a lo largo de la historia, muchos filósofos han desempeñado un papel crucial como críticos de los sistemas educativos existentes, lo que ha llevado a reformas significativas. La historia de la educación muestra cómo estas críticas han influido en políticas y prácticas, como el movimiento por una educación más inclusiva o la oposición a métodos educativos autoritarios.

Contexto social y cultural: la filosofía de la educación se ve afectada por el contexto social y cultural en el que se desarrolla, y la historia de la educación proporciona ese contexto. Por ejemplo, las teorías feministas en educación han surgido como respuesta a las realidades históricas de desigualdad de género, reconociendo la necesidad de una educación que empodere a todos los géneros.

Identidad y valores: la historia de la educación a menudo refleja las luchas y los valores de las sociedades en varios momentos, y la filosofía de la educación se ocupa de cómo estos valores deben integrarse en los procesos educativos. Las discusiones filosóficas sobre la ciudadanía, la justicia social y la ética son cruciales para entender cómo se ha configurado la educación en diferentes épocas.

Al analizar la historia de la educación, la teoría educativa ayuda a comprender cómo las fuerzas sociales, como el género, la raza, la clase y el poder político, han moldeado las oportunidades educativas y los resultados para varios grupos de personas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, examinar cómo las leyes de segregación racial en los Estados Unidos impactaron la educación de los afroamericanos.

Futuro de la educación: la filosofía de la educación también proporciona un marco para reflexionar sobre los desafíos contemporáneos y futuros en la educación, basándose en lecciones aprendidas a través de la historia. Los debates sobre la educación en la era digital, la educación inclusiva y el aprendizaje a lo largo de la vida pueden beneficiarse tanto de la reflexión filosófica como de un análisis histórico.

Por consiguiente, la filosofía de la educación y la historia de la educación están íntimamente conectadas, cada una enriqueciendo a la otra. La filosofía proporciona un marco crítico y teórico que ayuda a entender y evaluar la práctica educativa en su contexto histórico, mientras que la historia ofrece la base práctica y empírica que informa y enriquece la reflexión filosófica.

 La filosofía de la educación y la Teoría Educativa son herramientas esenciales para analizar críticamente la historia de la educación, comprender los valores y propósitos que la han guiado, explicar las prácticas que se han implementado y evaluar su impacto en la sociedad.

Al integrar estas disciplinas, se puede obtener una visión más rica y completa del pasado educativo y, a partir de ella, construir un futuro educativo más justo y equitativo. Sin estos fundamentos teóricos, la historia de la educación se reduciría a una mera cronología de eventos, perdiendo su significado y relevancia para el presente y el futuro.

En este sentido es fundamental reflexionar sobre cómo las corrientes filosóficas han influido en la práctica educativa a lo largo del tiempo. Al respecto Biesta (2017) ha desarrollado su trabajo sobre la educación en contextos contemporáneos; explora conceptos filosóficos en relación con temas educativos históricos, como la libertad y la responsabilidad en la enseñanza, sugiriendo que esta no tiene que ser percibida como un acto de control. De este modo, ha escrito extensivamente sobre cuestiones filosóficas en el ámbito educativo, explorando su relación con la historia y analizando cómo las tradiciones filosóficas han respondido a diversos contextos históricos.

Por otro lado, la cultura de los fundadores como lo describe Nakajima (2017), establece las bases fundamentales para la identidad organizacional y guía su evolución a lo largo del tiempo. Este concepto sugiere que las organizaciones son profundamente influenciadas por los valores y ceencias de sus fundadores, al establecer principios y prácticas iniciales, crean un marco que perdura incluso a medida que la organización crece. Así, esta cultura no solo moldea la toma de decisiones y las relaciones internas, sino que también influye en la forma en que se enfrentan los desafíos. En este sentido la cultura de los fundadores actúa como un hilo conductor que une el pasado de la organización con su presente y futuro, impactando su capacidad para adaptarse y prosperar en un entorno cambiante.

La obra de Nakajima (2017) al igual que la raza crítica propuesta por Solórzano y Yosso (2022), se centra en la importancia de las narrativas y experiencia vividas de comunidades historicamente marginadas, resaltando cómo estas historias pueden desafiar las estructuras de poder y desigualdad. Ambos enfoques subrayan la necesidad de contranarraciones que visibilicen las luchas de desigualdad y resiliencia de los grupos racializados, promoviendo un entendimiento más profundo de sus realidades y contribuciones culturales. Así, tanto en la expresión artística como en la investigación crítica, se busca desmantelar narrativas hegemónicas y construir un espacio donde las voces diversas sean no solo escuchadas, sino también valoradas y celebradas.

Estos autores representan una muestra de los enfoques contemporáneos sobre la intersección entre la filosofía y la historia de la educación, destacando la relevancia de estas disciplinas en el análisis y la práctica educativa actual, proporcionando perspectivas críticas y contextuales que enriquecen la comprensión y la transformación de la educación.

En la práctica educativa actual, la historia y la filosofía de la educación se entrelazan para enriquecer el diseño curricular con una comprensión profunda de la evolución de las disciplinas, las necesidades de los estudiantes y los valores que se quieren promover. Para guiar la práctica pedagógica, se ofrecen marcos de referencia para la selección de estrategias de enseñanza, la evaluación del aprendizaje y la creación de un ambiente de aula inclusivo y estimulante. Se promueve la reflexión profesional y crítica sobre la propia práctica, la identificación de áreas de mejoras y la búsqueda de soluciones innovadoras a los problemas educativos, en aras de fortalecer el liderazgo educativo para brindar a los líderes una visión estratégica y una comprensión profunda de los desafíos y oportunidades que enfrenta la educación, así como abogar por la justicia social.

Estas disciplinas son herramientas indispensables para los educadores que desean comprender el pasado, analizar el presente y transformar el futuro de la educación. Al integrarlas en su práctica profesional, los educadores pueden convertirse en agentes de cambio social y contribuir a la contrucción de una sociedad más justa, equitativa y humana.

Conclusiones

La filosofía de la educación permite establecer los fundamentos filosóficos de la teoría pedagógica que sustenta al proceso de enseñanza aprendizaje. Asimismo, la filosofía de la educación sirve de base a los fundamentos sociológicos y psicológicos de dicho proceso. La teoría educativa tiene como guía orientadora fundamental una filosofía de la educación que en nuestro país es marxista, con fuertes implicaciones martianas y con todo lo mejor del pensamiento cubano, lo que representa la unidad entre el pensamiento universal y nacional.

Esta filosofía brinda una concepción de la vida y el ideal de hombre que se quiere al alcanzar, por lo que orienta la finalidad educativa ya que en el curriculum (el plan de estudio) o en el programa de la disciplina, debe plasmarse el modelo de hombre o profesional que se aspira lograr en la sociedad y que debe estar reflejado en los objetivos instructivos y educativos, donde se plasman los valores a crear y/o reforzar, así como el sistema de conocimientos y habilidades, ya que el curriculum o programa constituye una concreción de la educación de los hombres en la sociedad y para ella.

 Esta fundamentación, lógicamente, va a estar presente en la unidad, en la clase y en la tarea docente; a la hora de diseñarlas, y al ejecutarlas deben tributar al modelo de hombre que se aspira a formar. La filosofía de la educación y la historia de la educación permiten dar coherencia a la teoría educativa con sus fundamentos, y su importancia radica en que constituye la brújula orientadora, ya que establece qué es la educación, para qué se educa y por qué se educa, a partir de qué es el hombre, de lo que permite definir los demás fundamentos teóricos de la pedagogía y sus categorías esenciales, así como los fundamentos sociológicos y psicológicos que sustentan el proceso de enseñanza aprendizaje.

Referencias bibliográficas

Álvarez, C. (1995). Didáctica. La escuela en la vida. Pueblo y Educación.

Biesta, G. (2017). Redescubrir la enseñanza. Ediciones Morata.

Blanco, A. (2002). Introducción a la sociología de la educación. Pueblo y Educación.

Chávez, J. (1997). Filosofía de la educación. Instituto Central de Ciencias Pedagógicas.

Díaz, T. (1998). Pedagogía y didáctica de la educación superior. Cedaj Unisarc.

Izaguirre, R. C. (2021). La relación subjetividad-educación-desarrollo humano desde el proceso docente educativo en la educación médica superior. En Segundo congreso virtual de Ciencias Básicas Biomédicas en Granma.

Nakajima, B. (2017). El concepto de cultura de los fundadores. Cuadernos de filosofía latinoamericana, 38(16), 73-95. https://doi.org/10.15332/25005375/3375

Solórzano, D., & Yosso, T. (2022). Critical Race Methodology: Counter-Storytelling as an Analytical Framework for Education Research. Sage Journals, 8(1), 23-44. https://doi.org/10.1177/107780040200800103