Recibido: 29/octubre/2024 Aceptado: 23/noviembre/2024
La autoestima y su
incidencia en el aprendizaje escolar (Revisión)
Self-esteem and its incidence in school learning (Review)
Luz María
Pantoja Quintana. Licenciada en Educación en Español Literatura. Máster en
Ciencias de la Educación. Profesor Asistente. Universidad de Granma. Bayamo. Cuba. lpantojaq@udg.co.cu
https://orcid.org/0000-0002-5447-8654
Mariana Roblejo Rego. Licenciada
en Educación en Español Literatura. Máster en Ciencias de la Educación.
Profesor Auxiliar. Universidad de Granma. Bayamo. Cuba.
mroblejor@udg.co.cu
https://orcid.org/0000-0002-5488-7116
Aurora Belkis Guilarte Guerra. Licenciada en
Educación en la especialidad Español Literatura. Profesor Asistente.
Universidad de Granma. Bayamo. Cuba.
auroraguilarteguerra@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-9897-2876
Resumen
El presente artículo ofrece una panorámica de las
dificultades en el aprendizaje y su influencia en los estados emocionales del
niño. Parte de considerar que los niños con dificultades de aprendizaje están
más propensos a tener una baja autoestima y control interno, lo que repercute
en el éxito de sus tareas académicas. El presente trabajo tiene como propósito exponer elementos conceptuales sobre la autoestima y las dificultades
en el aprendizaje, la relación entre ambos y su importancia para el desarrollo
integral de la personalidad de los escolares. Se
integran métodos teóricos para recopilar la información de la literatura
especializada. El resultado contribuye a elevar
la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje en la Educación Especial y, en
general, en todo el contexto educativo pues incita a la reflexión en torno a
esta problemática y favorece la búsqueda de estrategias efectivas para
responder a las necesidades que, de manera transitoria o permanente, presentan
algunos educandos.
Palabras
clave: dificultades; aprendizaje;
autoestima; estados emocionales
Abstract
This article offers an
overview of learning difficulties and their influence on children's emotional
states. It starts from the consideration that children with learning
difficulties are more prone to have low self-esteem and internal control, which
has impact on the success of their academic tasks. The purpose of this paper is
to expose conceptual elements on self-esteem and learning difficulties, the
relationship between both and their importance for the integral development of
the personality of schoolchildren. Theoretical methods are integrated to
compile information from specialized literature. The result contributes to
improve the quality of the teaching-learning process in Special Education and,
in general, in the whole educational context, since it encourages reflection
about this problem and favors the search for effective strategies to respond to
the needs that, in a transitory or permanent way, some students present.
Keywords:
difficulties; learning; self-esteem; emotional states
Introducción
La población
diagnosticada y atendida con dificultades de aprendizaje cada vez es más
creciente; en algunos países constituye más del 50%, la cual es atendida por la
Educación Especial. Contar con herramientas para la adecuada identificación y
el diagnóstico de estos niños con dificultades en el aprendizaje es apremiante
para investigadores y profesionales. Es importante mencionar lo controversial
que resulta que las dificultades de aprendizaje sean en general una categoría
de enlace entre la Educación Especial y la Educación Primaria, pues es
precisamente en el aula de la escuela primaria en la que se detecta a los niños
con estas dificultades para aprender y las acciones que se toman, a menudo van
encaminadas a que el niño permanezca en ella.
Las controversias
están relacionadas con el hecho de considerar las dificultades de aprendizaje
como una categoría de la Educación Especial, o si se debe asumir como un tipo de
problema que necesita apoyo dentro de sistema general o la Educación Primaria.
Tales cuestionamientos tienen sus raíces en que, por un lado, predomina la idea
de identificar a la Educación Especial con la Escuela Especial, restringiendo
su campo de acción a un determinado espacio y un niño específico.
Durante un tiempo
prolongado, la razón etiológica de las dificultades de aprendizaje se ha
adjudicado a factores intrínsecos al sujeto, mientras que en la actualidad se
enfatiza en una perspectiva extrínseca, en que el peso recae en las estrategias
institucionales utilizadas en el aula.
El hecho de que se consideren los factores ambientales
como un elemento importante para las dificultades de aprendizaje da la pauta a
un diagnóstico e intervención integral en que, además de considerar al niño, se
tomen en cuenta aquellos contextos en que vive. Los modelos educativos actuales
abogan por el desarrollo y la formación del niño de manera integral,
reconociendo el valor de las experiencias que son producto de su interacción
con el medio que le rodea.
La Pedagogía y
Psicología contemporáneas tienen el reto de nutrir a los profesionales de la educación,
con conocimientos y herramientas que les permitan cumplir con el propósito de
forjar personas plenamente desarrolladas pues, en medio del gran avance
científico y técnico alcanzado por la humanidad, a menudo se pierden de vista
elementos básicos para el desarrollo personal y la convivencia humana.
En la búsqueda de
elementos teóricos y herramientas para comprender a los escolares, el estudio
de la autoestima ha cobrado interés, ya que se reconoce su importancia como elemento
autorregulador de la personalidad y su repercusión en todas las esferas de la
vida del niño, incluyendo la actividad intelectual y académica. En el presente
artículo se exponen elementos conceptuales sobre la autoestima y las dificultades
en el aprendizaje, la relación entre ambos y su importancia para el desarrollo
integral de la personalidad del educando.
Desarrollo
Las alteraciones
emocionales y las dificultades de aprendizaje son temas retomados con fuerza en
la actualidad. Ya desde los primeros años del siglo XX, Vigotski
(1989) afirmó que los procesos psicológicos superiores son biológicos en su
origen, pero socioculturales en su género. Por ello, un problema tan complejo
como las dificultades de aprendizaje, como consecuencia de muchas variables que
influyen en el aprendizaje, solo puede ser estudiado desde una perspectiva
interactiva. Desde tal visión, las dificultades de aprendizaje son consideradas
como un fenómeno en el que interfieren dialécticamente un gran número de
variables, tanto de tipo intrínseco como extrínseco (Torre, 1997).
El optimismo o, lo
que es lo mismo, la atención selectiva hacia los aspectos positivos de la
realidad, tiene una gran importancia desde una edad temprana. Están
estrechamente relacionados con el bienestar y la autoestima. Hay que decir que,
en general, los escolares con discapacidades suelen tener más problemas para
construir una autoestima adecuada. El niño con necesidades educativas
especiales puede infravalorarse al enfrentarse diariamente con algunas
dificultades. Este riesgo aumenta si las personas más significativas para él como
los padres, profesores o compañeros niegan la existencia de la necesidad
especial y le exigen igual que si no la tuviera. Su autoestima mejorará cuando
se le ayude a aceptar su discapacidad intelectual y a realizar los esfuerzos
necesarios para compensar aquello que más le cuesta.
La baja autoestima
que se aprecia en muchos de estos escolares no tiene por qué estar causada por
su discapacidad, sino por las tareas que se les pide realizar. Si se les pide
que hagan cosas demasiado difíciles o simplemente se hacen siempre las cosas
por ellos, se estará produciendo un déficit en su motivación. Es lo que se
conoce como indefensión aprendida, y se puede apreciar en aquellos escolares
que anticipan el fracaso y hace que cada vez inicien menos intentos para
dominar situaciones difíciles. No está relacionado con su discapacidad, sino
con su ambiente de estimulación y aprendizaje. Todo ello hace que el individuo
sea inseguro y dependiente de la aprobación de los demás. Es importante evaluar
la capacidad de afrontamiento de cada niño y ayudarle a plantear metas
realistas que pueda conseguir de forma independiente.
La autoestima se
forma como resultado del proceso de satisfacción o frustración de las
necesidades humanas (carenciales y del desarrollo), a través de la vida. Así,
la autoestima mejora cuando se satisfacen y se empeora cuando se frustran. Las
dos clases de necesidades humanas determinan las dos vías para el desarrollo y
mejoramiento de la autoestima. Una es la vía más frecuente, la que depende
principalmente de la satisfacción de las necesidades de aprobación y
reconocimiento social (aceptación, popularidad, éxito social). Depende de la
valoración ajena y del criterio de los demás. Y una de las causas principales
de la disminución o pérdida de la autoestima es la frustración de esas
necesidades carenciales.
La segunda vía del
desarrollo de la autoestima no es tan frecuente pero no menos importante y
auténtica. Es la que se origina en la aprobación y reconocimiento de la propia
conciencia, la que se debe a la propia valoración y se gana por los esfuerzos,
realizaciones y logros personales. Indudablemente, ambas contribuyen a mejorar
la autoestima, pero la que depende de la valoración y aprobación de los demás
está fuera de la responsabilidad y control de cada persona, mientras que, la
que depende de valoración y aprobación propia de la conciencia, está dentro del
control individual porque es el resultado de la satisfacción de las necesidades
superiores de desarrollo, de autorrealización y creatividad y de haber cumplido
pasos escalados de la autoestima.
La importancia que
tiene la autoestima es que el concepto, la imagen que uno tenga de sí mismo es
la base, el centro o factor principal del desarrollo humano y de la
autorrealización. El desarrollo y superación humano empiezan por el
mejoramiento de la autoestima, ella es el fundamento de la autorrealización y
del desarrollo pleno de uno mismo.
A lo largo del
tiempo, ha habido períodos en que la investigación del tema se ha centrado en
las causas de las dificultades de aprendizaje, mientras que, en otros, el peso
ha caído en los modelos de tratamiento. Sin embargo, la integración de ambas
áreas de estudio puede permitir mayores avances en el campo; aislar los tipos
de investigación, puede parecer más fácil ante la complejidad del fenómeno,
pero esto puede dar resultados menos eficientes. En 1962, se incluyó el término
de learning disabilities
(dificultades de aprendizaje), al ser definido, quedaban excluidos aquellos
niños que tenían retardo en el desarrollo psíquico, lo cual hizo referencia a
un aspecto que comenzó a ser identificado por los investigadores de la época:
la inexplicable inhabilidad del niño para aprender.
El campo de las dificultades
de aprendizaje es complejo e implica varias conceptualizaciones y definiciones
de término. El mismo término (learning disabilities) ha tenido numerosas traducciones al
español: incapacidad para el aprendizaje, trastorno del aprendizaje, problemas
de aprendizaje. Algunas de las razones por las que resulta difícil definir las
dificultades de aprendizaje son las siguientes:
- Han existido
diversas definiciones a lo largo del tiempo, las cuales tienen como origen
distintas perspectivas teóricas que existen en torno a este concepto.
- La diversidad de
profesionales que están involucrados en la materia han realizado numerosas
investigaciones que tienen relación estrecha con su formación particular.
- Las dificultades
de aprendizaje estuvieron relacionadas con la investigación cuyo foco de
atención era el retardo en el desarrollo psíquico, poblaciones hospitalizadas o
adultos con daño cerebral. Debido a la reciente consolidación del campo, a
partir de los años sesenta y setenta, muchas de las investigaciones que se
empezaron a realizar con niños estuvieron centradas en la psicología
educacional y los obstáculos para el aprendizaje en un sentido general, más que
sobre las dificultades de aprendizaje en sí.
- La población con
dificultades de aprendizaje es más heterogénea que homogénea, lo que dificulta
su caracterización.
Desde la década de
los ochenta se dio un incremento del número de niños considerados con
dificultades de aprendizaje, el término es de uso común y se ha visto la
necesidad de aumentar la creación de servicios para atender a estos niños.
Se ha visto que la
carencia de una definición operacional del término trae como consecuencia una
sobre identificación de niños con dificultades de aprendizaje.
En la siguiente afirmación
de Núñez y González (2003) se manifiesta la interrelación entre las variables
de tipo afectivo en los niños con dificultades en el aprendizaje:
Los factores motivacionales y afectivos también
contribuyen a la aparición de las dificultades de aprendizaje. Un niño que ha
fracasado en el aprendizaje, por una u otra razón, tiende a tener bajas
expectativas de logro, escasa persistencia ante las tareas escolares y
desarrolla una baja autoestima. Tales actitudes reducen la motivación y generan
sentimientos negativos respecto al trabajo académico. (p. 193)
Las dificultades
de aprendizaje son un término genérico que se refiere a un conjunto heterogéneo
de desórdenes, manifestado en dificultades significativas en la adquisición y
uso de las capacidades de comprensión oral, lectura, escritura, razonamiento y
para la matemática. Estos desórdenes son intrínsecos al individuo,
principalmente debido a una disfunción del sistema nervioso central y puede
ocurrir a lo largo de toda la vida.
Con las
dificultades de aprendizaje pueden coexistir problemas en las conductas
autorregulatorias, la percepción social y la interacción social, pero no
constituyen una dificultad de aprendizaje en sí mismo. Las dificultades de
aprendizaje pueden ocurrir concomitantes con otras condiciones incapacitantes, por
ejemplo: deficiencias sensoriales, retraso mental, desequilibrios emocionales,
alteraciones emocionales transitorias, inmadurez afectiva, o con influencias
extrínsecas o externas, tales como: inadecuada dirección del proceso docente-educativo,
ausentismo escolar o abandono social o pedagógico.
En el proceso de enseñanza aprendizaje, el maestro debe apoyarse en lo directamente perceptible o su
materialización mediante modelos adecuados, o en acciones que faciliten el
análisis, síntesis, abstracción y generalización tales como: la observación,
descripción, comparación y clasificación, las que deben favorecer la formación
de nociones y representaciones primarias sobre objetos y fenómenos que
adquieren significado personal para los alumnos y ayudan a la adquisición de
los conocimientos.
Hammill (1990)
considera que esta definición incluye elementos conceptuales que están en el
consenso actual sobre el tema de las dificultades de aprendizaje. Es necesario
resaltar que esta definición hace referencia a los posibles problemas asociados
a las dificultades de aprendizaje, así como al avance que representa sustituir
el término niños por el de a lo largo de la vida life-span, por la importancia que
cobra en la educación para adultos. Por otro lado, también es importante el
señalamiento que hace esta definición a los aspectos que tienen que ver con la
esfera volitiva- emocional del sujeto, y por su relación con la autoestima.
La autoestima es
inherente a todos los seres humanos, es un producto social que se desarrolla en
la interacción hombre - mundo, en el proceso de la actividad y la experiencia
social, y canaliza la actividad del cuerpo y la mente de todas las personas. Su
carácter social y desarrollador la provee de una extraordinaria significación
para la educación de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Es de naturaleza
dinámica multidimensional y multicausal, es decir, diversidad de influencias la
forman en interacción continua. Es un conjunto de percepciones, pensamientos,
evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno
mismo, hacia la manera de ser y hacia los rasgos del cuerpo y el carácter; en
resumen, es la evaluación perceptiva que se tiene de uno mismo.
Al crecer el niño
conoce más de sí mismo y empieza a evaluar esa información, reconociendo sus
fortalezas y debilidades, sus atributos positivos y negativos. En él se va
formando una autoestima más estable y con mayor capacidad para dirigir su
conducta. A medida que interioriza los valores y patrones de conducta y las
exigencias de la sociedad, coordina mejor las exigencias sociales y personales,
actuando con mayor autonomía. Por otro lado, su asimilación de las normas
morales además de funcionar como un regulador interno de su conducta, también
se convierte en patrones y guías mediante las cuales valora su propia conducta
y la de los otros.
Conseguida la
conciencia personal, el paso siguiente fundamental para que crezca la
aceptación positiva de sí mismo es el desarrollo del sentido de la competencia,
es decir, el conocimiento de las propias cualidades. La
promoción de la competencia comienza en casa en las primeras etapas, y continúa
a lo largo de la vida en un caso diario de conocimiento y de aprendizaje. Con
el tiempo, la competencia en las tareas de la vida diaria termina en la
adquisición de un mayor sentido de independencia, y en un incremento de su
propio orgullo y autoestima.
Estas reflexiones
constituyen un factor importante a considerar en la personalidad de los
escolares en general, y en particular de los que presentan alguna discapacidad en
su desempeño cognitivo y de sus actitudes hacia las actividades académicas en
el ámbito escolar.
Los escolares con
una buena autoestima tienden a sentirse orgullosos de lo que son capaces de
hacer, ven las cosas positivas sobre sí mismos, permitiéndoles saber cuáles son
sus fortalezas y puntos a mejorar, permitiendo aumentar su capacidad de éxito,
mejorando así las relaciones interpersonales y la motivación positiva por el
aprendizaje. Esta se desarrolla a partir de la interacción humana, mediante la
cual las personas se consideran importantes unas para otras; el yo del escolar evoluciona
por medio de pequeños logros, los reconocimientos y el éxito.
Para la pedagogía
cubana, seguidora de las ideas humanistas de José Martí y otros pedagogos
cubanos, del enfoque histórico - cultural de Vigotski,
y resultado de una rica experiencia pedagógica en la etapa revolucionaria desde
1959, la autoestima se convierte en objeto de estudio e investigación debido a
su papel en la educación de las nuevas generaciones y en la formación de una
cultura general e integral de la población y en la instrumentación de
principios pedagógicos, como son el desarrollo de estrategias de aprendizaje,
la unidad de lo cognitivo y lo afectivo en la formación de un estudiante
participante activo en la transformación de la sociedad.
Su importancia no
se reduce a la escuela, sino que es esencial en la educación familiar y la
educación comunitaria. No se limita a una etapa de la vida, sino que constituye
un detonador e impulsor de la actividad del individuo durante toda su vida:
niño, adolescente, joven y adulto. La autoestima influye directamente en la identidad
del maestro y el niño, como expresión de las influencias históricas
sociológicas y culturales que le dan forma a la identidad de ambos.
En el campo de la
educación, se concede valor al tema de la autoestima, entre otras cosas, por su
relación estrecha con la motivación e interés del niño hacia las tareas académicas
y a su nivel de involucramiento en el proceso de enseñanza - aprendizaje. Los
sistemas cerebrales que están relacionados directamente con las funciones
afectivas son los sistemas primarios más antiguos, los cuales se disponen de
una manera excepcionalmente peculiar, abriendo y cerrando el cerebro (Vigotski, 1989).
Si se asume teóricamente
que existe una relación directamente proporcional entre los niveles de
autoestima, los niveles de aprendizaje, entonces aumentar la autoestima de los
niños significa mejorar sus niveles de aprendizaje y las posibilidades de estos
en la vida privada y profesional.
Morenza (1996), haciendo un análisis sobre el problema que
implica plantear una definición sobre las dificultades de aprendizaje,
consideró más pertinente hacer una caracterización de los niños que presentan
dichas dificultades: incapacidad para seguir el ritmo de los estudios que
plantea la escuela regular, insuficiente desarrollo de los procesos cognitivos,
inmadurez en la esfera afectiva, disfunción del sistema nervioso central,
condiciones desfavorables de vida y educación, capacidad potencial de
aprendizaje que los acerque a los niños que aprenden sin dificultades y los
separa de los retrasados mentales.
Algunos autores
consideran que la inmadurez en la esfera afectiva o los posibles trastornos
emocionales y de conducta, que regularmente acompañan a estos niños, son
consecuencia y no la causa de las dificultades de aprendizaje. Aunque no existe
un consenso entre los investigadores, la mayoría de las evidencias presentan a
variables de tipo afectivo como consecuencia de las dificultades de aprendizaje
y no como su causa. De esta manera, el fracaso escolar de un niño con
dificultades comúnmente está asociado a una autoestima baja y negativa.
Esto es de suma
importancia pues, en la etapa de desarrollo en que se encuentra un niño en edad
escolar, sus vivencias emocionales placenteras están muy vinculadas al éxito y
sentido de competencia en la actividad de estudio; de tal forma que, al
enfrentar continuos fracasos en las tareas académicas, su autoestima está en
riesgo de ser afectada negativamente.
Los niños con
dificultades de aprendizaje comúnmente se encuentran inmersos en un círculo
vicioso de difícil salida. Dadas las repetidas experiencias de fracaso, los
niños aprenden a dudar de sus capacidades intelectuales y de lo útil que son sus
esfuerzos. Por tanto, las creencias de los niños pueden reportar cierto grado de
frustración y una baja autoestima. Una autoestima negativa y la frustración, a
su vez, contribuyen a que el niño refuerce sus creencias de que no dispone de
habilidades para obtener éxitos académicos. Incluso, debido a que sus creencias
son tan fuertes, los éxitos ocasionales son interpretados como resultado de factores
externos a él (suerte, facilidad de las tareas). Además, es posible que los
niños con dificultades de aprendizaje generalicen sus creencias a tareas o
áreas académicas en las que no han experimentado fracaso.
Sin embargo, utilizando
los mecanismos compensatorios de autoestima mencionados anteriormente, algunos
niños, para los que el fracaso constituye una gran amenaza para su yo, intentan
defender su autoestima rechazando la evidencia y atribuyendo su fracaso a la
falta de esfuerzo, pudiendo así seguir teniendo la creencia en sus habilidades.
Este patrón de razonamiento puede ocasionar graves consecuencias para el niño, ya
que para no poner en peligro su autoestima y creerse de verdad que la causa es
la falta de esfuerzo, cada vez se esfuerza menos en sus tareas, asegurando su fracaso.
Otro recurso que pueden utilizar los niños para neutralizar la amenaza para su
autoestima es devaluar la dimensión en que fracasan y sobrevalorar en la que
sobresalen.
EI círculo vicioso
de pasividad, falta de interés para realizar las tareas escolares, sentimientos
y pensamientos de incompetencia y dependencia externa, en el cual
frecuentemente entran los niños con dificultades de aprendizaje también suele
afectar sus relaciones interpersonales y su comportamiento, llegando a presentar
trastornos en su conducta. En la casa o en el salón de clases de un niño que
presenta dificultades para aprender es común escuchar a diario términos que se convierten
en etiquetas, como: el burro, el mongo, la bruta, la tonta, el flojo, el inquieto,
la distraída, las cuales va arrastrando a lo largo de sus grados escolares y,
en ocasiones, por toda su vida. Esta problemática no solo implica el uso de
ciertos términos, sino que está asociada a actitudes de rechazo y experiencias
de conflicto y tensión, que repercuten directamente en las instancias de la
personalidad del niño en formación.
La autoestima de
los niños con dificultades de aprendizaje presenta peculiaridades, las cuales
son determinadas por los contextos de interacción de estos. En la edad escolar,
la escuela y su familia son los principales ámbitos en que se forma su
personalidad, a través de las interrelaciones y las actividades en que se dan. Ciertamente, todo grupo de escolares se caracteriza por
ser heterogéneo. Ellos difieren los unos de los otros en términos de sus
capacidades personales, su ritmo y estilos de aprendizaje, sus intereses y
motivaciones, sus rasgos de personalidad y su historia socio familiar. De ahí
que el mayor desafío que enfrenta el maestro en su práctica pedagógica tiene
que ver con descubrir los modos de enseñanza y la forma en que aprenden sus
escolares de manera que asegure el éxito del aprendizaje de todos.
La revaloración
que se vive de la importancia de elementos afectivo-motivacionales de la
personalidad en la educación está acompañada de la lucha por el respeto a las diferencias
individuales. El aprendizaje incluye la interdependencia
de los individuos involucrados en el proceso, el que aprende, el que va a
enseñar y la relación entre ellos. Siendo así, el maestro adquiere amplia
responsabilidad e influencia en la formación del niño, teniéndose en cuenta que
el hombre no se desarrolla plenamente sin la ayuda de otros individuos de su
especie y que se puede alterar el desempeño de una persona por la interferencia
de otra; esta alteración puede ser considerada un momento de desarrollo, una
vez que no es cualquier individuo el que puede, con el auxilio de otro,
realizar cualquier tarea.
Los niños con dificultades
en el aprendizaje pueden mostrarse con un carácter pasivo, una conducta predominante
inhibida, con dificultades en las relaciones interpersonales, siendo el clásico
niño que no molesta, pero apenas participa en la clase. Estos niños son capaces
de funcionar en un nivel más elevado, pero sus dificultades emocionales los
inhiben y bloquean llevándolos a juicios pobres y a disminuir la productividad
en el proceso de aprendizaje.
Al llegar a la
escuela, muchos niños no han alcanzado la maduración necesaria en toda su
actividad psíquica que les permita responder con éxito a las exigencias del
programa escolar por lo que requieren de una estimulación cognitiva y afectiva
adecuada que posibilite la productividad del aprendizaje y el desarrollo de la
personalidad. En el caso del abandono pedagógico, este tiene sus antecedentes
en unas familias que brindan poca estimulación cognitiva y afectiva, lo que
estará influyendo de manera negativa en la formación de la personalidad de este
menor que será víctima de realizar una valoración inadecuada de su personalidad,
lo que conlleva a una autoestima baja.
Actualmente, la
escuela es uno de los contextos de actuación donde más recursos y acciones se
están destinando para responder a la diversidad pues, durante mucho tiempo, fue
predominante y generalizada la perspectiva segregacionista en que se señalaban
a aquellos que no tuvieran el mismo ritmo y estilo de aprendizaje de la
mayoría, lo cual mareaba la brecha entre la Educación General y la Educación
Especial. Hoy, goza de aceptación la idea de que la Educación Especial no está
restringida a la educación de determinados niños, sino que es un conjunto de recursos
personales y materiales puestos a disposición del sistema educativo para
responder a las necesidades que, de manera transitoria o permanente, presenten
algunos niños (Bautista, 1993).
Con las
transformaciones de la escuela primaria, se parte de la idea central de que los
niños con necesidades educativas especiales permanezcan y sean integrados a una
Escuela General, que esté dotada de los recursos y medios que se han visto
efectivos en la Educación Especial. Se les realiza seguimiento sistemático
desde la edad temprana, con un tratamiento diferenciado en este contexto
educativo. Esta es una tarea ardua, pues implica un cambio en la mentalidad de la
sociedad en su conjunto, y de aquellos que se encuentran implicados en la
enseñanza.
Conclusiones
Para la práctica
pedagógica resulta muy positivo el aumento de interés en el estudio de la
autoestima en escolares con dificultades de aprendizaje, en el reconocimiento
de su importancia para el diagnóstico y la intervención pues, de esta manera,
se puede contribuir al desarrollo más sano y pleno de estos niños. En la medida
en que se fortalezca la organización de la actividad cognoscitiva en el proceso
de enseñanza - aprendizaje, se logrará el desarrollo de una autoestima alta que
favorezca un aprendizaje desarrollador en los escolares con dificultades en el
aprendizaje.
Referencias
bibliográficas
Bautista, R. (1993). Necesidades educativas
Especiales. Manual Teórico. Aljibe.
Hammill, D. D. (1990). On defining learning disabilities: An emerging
consensus. Journal
of learning disabilities, 23(2),
74-84.
Morenza, L. (1996). Los niños con dificultades en el
aprendizaje: diseño y utilización de ayudas. Instituto Superior Pedagógico
Enrique José Varona.
Núñez, J., & González, A. (2003). Dificultades
en el aprendizaje y trastornos emocionales y de la conducta. Pueblo y
Educación.
Torre, C. (1997). Para una Historia de la
Psicología Latinoamericana. Universidad de la Habana.
Vigotski, S. L. (1989). Historia del desarrollo de las funciones
psíquicas superiores. Científico Técnica.