Recibido: 19/04/2023  Aceptado: 03/11/2023 

 

Campaña de Alfabetización en Cuba. Remembranzas desde Yara (Revisión).

Literacy campaign in Cuba. Remembrances from Yara (Revisión).

 

Alina González Rodríguez. Máster en Ciencias Pedagógicas, profesora asistente. Universidad de Granma. Cuba. [ arodríguezg@udg.co.cu ].  .

 

Aleyda González Rodríguez. Máster en Desarrollo Regional, profesora auxiliar. Universidad de Granma. Cuba. [ gonzalezrodriguezaleyda@gmail.com]. .

 

Pedro Ángel Castro Contreras. Doctor en Ciencias Económicas, profesor titular. Universidad de Granma. Cuba. [ pcontreras@udg.co.cu]. .

 

Resumen

En este artículo se realiza un recuento valorativo del proceso de alfabetización y de lo vivido en la localidad de Yara. Se demuestra la concepción central de la alfabetización como tarea del pueblo, en la que el mismo pueblo debía enseñar al pueblo. Los objetivos revolucionarios con que se orientó y planificó la Campaña, determinaron también su enfoque didáctico revolucionario. Desde esos objetivos se precisaron los contenidos, los métodos, los medios, las formas de organización del proceso pedagógico, y su evaluación. Constituye un material para repensar la educación cubana, sus prácticas de presente y futuro.

Palabras clave: campaña de alfabetización; analfabetos; equipo personal del brigadista; proceso pedagógico

Abstract

In this article, an evaluative account of the literacy process and what was experienced in the town of Yara is carried out, demonstrating the central conception of literacy as a task of the people, where the people should teach the people. These revolutionary objectives with which the Campaign was oriented and planned also determined a revolutionary didactic approach. From these objectives, the contents, methods, means, forms of organization of the pedagogical process, and its evaluation were specified. It constitutes a material to rethink Cuban education, its present and future practices.

Keywords: literacy campaign; illiterates; brigade member's personal equipment

Introducción

En enero de 1959 triunfó la Revolución Cubana. Hoy se ve perfectamente claro: sin la Revolución no podría haberse llevado a cabo la epopeya de la alfabetización. Tras el triunfo revolucionario se trabajó por cumplir el programa del Moncada. El proceso histórico que se bosqueja confirma que no fue una casualidad el hecho de que el tema educacional ocupara un lugar sustancial en el programa liberador del Moncada. Precisamente, uno de los tópicos centrales del documento sería la crítica al estado de crisis en que se encontraba la educación nacional y la propuesta de una política educacional que tendría por centro la dignificación del magisterio nacional, la reforma integral del sistema de enseñanza y la lucha contra el analfabetismo.

El bajo nivel educacional de la población –al igual que su deficiente salud– era un fuerte obstáculo al desarrollo nacional y, sobre todo, a la incorporación consciente y organizada de las grandes mayorías al proceso revolucionario.

El censo de población realizado en 1953 (Tabla 1), recogido por la Secretaría de Gobernación (1955), a pesar de sus limitaciones, reflejaba los contrastes del desarrollo desigual del país. Mientras en las áreas urbanas solo el 11,6 por ciento de las personas eran iletradas, en el campo este índice llegaba al 41,7 por ciento. En el territorio de las actuales provincias orientales, el 35,3 por ciento de los pobladores no sabían leer ni escribir y en Pinar del Río carecían de esa instrucción elemental el 30,8 por ciento de los habitantes. En general, de cada cuatro cubanos, uno era analfabeto, y el nivel de los restantes no rebasaba los primeros tres grados primarios.

Tabla 1.

Estado del analfabetismo en Cuba por provincias. Censo de 1953.  

 

Población

Población analfabeta

Proporción de la población total

Oriente

1.245.879

439.576

35,3 %

Camagüey

465.741

127.007

27,3 %

Las Villas

777.013

192.850

24,8 %

Matanzas

300.981

57.770

19,2 %

Habana

1.264.666

116.269

9,2 %

Pinar del Río

322.249

99.377

30,8 %

Toatal

4.376.529

1.032.849

23,6 %

 

Fuente: Censo de población, vivienda y electoral. Imprenta Fernández y Cía (1955).

Ante el panorama la revolución tomó iniciativas en este sentido, y como lo refiere Ares (2000):

La Campaña Nacional de Alfabetización en Cuba fue la raíz de la revolución científico técnica y cultural, que ha tenido lugar en nuestro país y preparó las condiciones para la capacitación político ideológica y cultural del pueblo, tan necesaria para la construcción del socialismo. Por otra parte, inició la pedagogía vernácula, el brigadismo, el sistema de becas, la educación obrero-campesina y contribuyó a la reforma integral de la enseñanza; fortaleció la unidad entre la ciudad y el campo, la participación masiva de estudiantes, maestros, obreros y alfabetizadores populares. La campaña marcó un hito en la historia de la Revolución Cubana y constituyó una hazaña de nuestro pueblo. (p. 9)

Hart (1960) refiere también que:

En momentos de transformación y reconstrucción de la vida nacional, es concebida y planeada integralmente, de acuerdo con nuestras realidades y con las aspiraciones de la Revolución, la Campaña Nacional de Alfabetización en Cuba, por iniciativa de Ernesto Che Guevara para reducir el analfabetismo e incrementar el porcentaje de población escolarizada. (p.22)

La campaña comenzó a prepararse en 1960 y finalizó oficialmente el 22 de diciembre de 1961, cuando el Gobierno declaró a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo. Esta campaña permitió erradicar el analfabetismo y facilitar el acceso universal a los distintos niveles de educación de manera gratuita.

El objetivo del presente artículo es realizar un recuento valorativo del proceso de alfabetización y de lo vivido en la localidad de Yara. Permite también identificar la función desempeñada por los protagonistas: alfabetizador y analfabeto, educador, organizaciones políticas y de masas, la familia cubana y el pueblo en general.

Es oportuno el recuento histórico. La historia vivida cumple también una función política. Desmiente, una y otra vez, a quienes intentan negar los extraordinarios logros del país. La historia permite comprender que las dificultades y los retos que se enfrentan pueden resolverse en sentido dialéctico y, sobre todo, enseña que toda conquista precisa de trabajo inteligente en la solución de las contradicciones, abnegación y entrega revolucionaria.

Desarrollo

En la primera etapa de conformación del sistema educacional de la Revolución, mientras las fuerzas revolucionarias resolvían las tareas de la consolidación del poder revolucionario y se creaban las premisas históricas para llevar a cabo transformaciones políticas, sociales y económicas radicales, en el terreno educacional se trazaron cuatro direcciones estratégicas básicas: 1) liquidar el corrompido sistema de dirección de la educación neocolonial; 2) trabajar de forma activa y creadora para construir el fundamento del nuevo sistema de educación popular; 3) destruir las numerosas barreras que imponían una selección clasista y racista, en el acceso a la educación; y 4) construir un poderoso movimiento educacional de masas, capaz de transformar la sociedad civil heredada, mediante la realización del proyecto educativo cultural revolucionario.

Las tareas concretas se centran en lograr la universalización del acceso a la educación de todos los niños y jóvenes cubanos, en la dignificación del trabajo de los maestros, la incorporación de los docentes desempleados y la formación de centenares de nuevos educadores, en el adecentamiento y la recalificación del Ministerio de Educación (MINED) y las demás estructuras institucionales. Se cumplió la demanda campesina de escuelas y maestros. Ese maestro, junto al título de propiedad de la tierra, es lo primero que simboliza –y concreta– la Revolución triunfante en la conciencia del hombre del campo. Surgieron los primeros alfabetizados. En tal propuesta, la alfabetización constituía uno de los más prioritarios compromisos asumidos por la dirección revolucionaria.

Muy significativo fue el hecho de que donde primero se inició la batalla por la alfabetización después de la derrota de la dictadura proimperialista, fue en las filas del Ejército Rebelde. Los comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos tuvieron en este hecho un protagonismo singular. Así, en la inauguración del curso de alfabetización en Ciudad Libertad, Castro (1959) declaraba que

nos reunimos aquí para inaugurar un curso de alfabetización en todas las tropas del Ejército Rebelde. Para esa gran tarea contamos con el apoyo voluntario y desinteresado de los humildes y sacrificados maestros. Esa gran tarea que sobre sus hombros recae, no sea solamente de ellos. Que esas útiles y patrióticas intenciones progresen, depende también en una buena parte de ustedes. (p.14)

Tanto en los cuarteles del Ejército y la Policía rebeldes, como en los barrios más humildes de las ciudades, comenzó un incipiente movimiento en pro de la alfabetización, que fue secundado en las zonas rurales por los primeros maestros voluntarios, que ya en enero del propio 1959, al llamado de Fidel, comenzaron su labor en los más intrincados parajes de la Sierra Maestra.

Maestros voluntarios

Al iniciarse la Revolución habían 9 000 maestros sin empleo, pero solo una pequeña proporción de ellos aceptó prestar sus servicios en las zonas rurales. Muchos de ellos eran de edad avanzada y otros, habituados a la vida urbana, no se sintieron con fuerzas para enfrentarse con los sacrificios inherentes a su magisterio. Fue entonces, en abril de 1960, cuando Fidel Castro hizo un llamado a los jóvenes alumnos de enseñanza secundaria, instándoles a instruir a los niños del campo y la montaña. Un primer contingente de 1 000 estudiantes recibió una preparación práctica para dar la primera enseñanza durante un mes en los campos de Minas de Frío, Sierra Maestra, y se incorporó en el acto a la función docente. Siguió al mismo otro grupo de 1 000 estudiantes y, poco después, hubo un tercero de más de 1 000.

Con el tiempo esos jóvenes constituyeron el primer grupo de maestros de vanguardia, que hoy todavía trabaja en las regiones más aisladas de la montaña y el campo. Es necesario destacar que la preparación de los maestros cubanos (una vez terminado el 6to año de escuela) se componía de un primer año en Minas de Frío, dos años en Topes de Collantes (Escambray), y, por último, dos años en Tarará, cerca de La Habana. De esta forma los maestros podían adquirir el conocimiento y la experiencia de la vida que debían de llevar después en las regiones rurales.

De igual forma, el primer paso de la Comisión de Alfabetización y Educación Fundamental fue organizada en La Habana, en abril de 1959, un curso de 15 días para capacitar en materia de alfabetización de adultos a 1300 maestros voluntarios.

La Campaña de Alfabetización

En septiembre de 1960, el comandante Fidel Castro Ruz, informó a la Asamblea de las Naciones Unidas de la gran Campaña de Alfabetización que se iniciaría oficialmente en Cuba el 1ro de enero de 1961, año que posteriormente se denominó “Año de la Educación”. Pero los trabajos preparatorios comenzaron inmediatamente después de ese discurso, de modo que es posible distinguir, como hizo notar el Ministro de Educación, Armando Hart Dávalos, cuatro fases o etapas en el desarrollo de la Campaña.

Después de un período de preparación (septiembre de 1960-1961) hubo una primera etapa: enero-abril de 1961, señalada por el comienzo y la estructuración orgánica y técnica de la Campaña. Segunda etapa: mayo-septiembre, que caracteriza la intervención total de las organizaciones de masas y de la dirección política de la Campaña, y una tercera etapa, durante la cual, y a merced de los trabajos realizados fue posible lograr el objetivo el objetivo final de la alfabetización, el 22 de diciembre de 1961.

1ra etapa: 1ro de enero-30 de abril de 1961-Comienzo de la Campaña

El 1ro de enero señaló en Cuba el comienzo del Año de la Educación y, al mismo tiempo, la apertura oficial de la gran Campaña de Alfabetización. Como sucede en todo principio el de la Campaña resultó difícil. El censo de analfabetos presentaba dificultades, estos tendían a ocultar su condición y no siempre estaban dispuestos, sobre todo las personas de cierta edad, a aprender a leer y a escribir.

La organización local de la Campaña también tuvo dificultades. Había regiones montañosas a las que era difícil llegar, y además existían ciertas categorías de trabajadores, por ejemplo: los pescadores, el personal ambulante de los ferrocarriles, para los que resultaba imposible permanecer en el mismo lugar a fin de aprender a leer.

El hecho importante de la Campaña cubana consiste en que fue llevada a cabo por “alfabetizadores”, naturalmente, bajo la dirección técnica de maestros. Y esto, no solo porque Cuba no disponía de un número suficiente de maestros, sino también porque la Campaña fue prevista y realizada como un gran movimiento cultural, revolucionario y popular. El principio en que se basó la Campaña fue el siguiente: “el pueblo debe enseñar al pueblo”

Los primeros alfabetizadores

Los primeros en responder al llamamiento en favor de la Campaña fueron los alfabetizadores populares, es decir, simples ciudadanos, hombres y mujeres decididos a dedicar sus horas libres a la obra de la alfabetización. Antes que comenzara su enseñanza, y durante el desarrollo de la Campaña, en reuniones periódicas en que prestaban su colaboración técnicos y maestros, se instruía a los alfabetizadores, mediante cursos y seminarios de breve duración en lo que se ha llamado “el manejo de la cartilla”. A medida que transcurrían los meses, aumentaba el número de alfabetizadores, que alcanzó la cifra de 120,632.

Las brigadas pilotos

Fueron igualmente alfabetizadores los jóvenes pertenecientes a las brigadas experimentales. De todas las brigadas, la primera que trabajó al iniciarse la Campaña fue la “Cayo Coco”. Once jóvenes de ambos sexos del Instituto Preuniversitario de Camagüey acordaron, con el consentimiento de padres y profesores, dirigirse el 31 de diciembre de 1960 a la isla de Cayo Coco, situada al norte de Morón, Camagüey, habitada por carboneros de pobre condición. Partiendo de este experimento positivo, se crearon las brigadas compuestas por alumnos de secundarias básicas e institutos preuniversitarios; bajo la dirección de un joven rebelde, de un obrero o de un maestro voluntario se dedicaron a la alfabetización de las regiones aisladas o de difícil acceso.

La Comisión Nacional de Alfabetización decidió autorizar el cierre de las escuelas hacia mediados de abril, para que los alumnos pudieran dedicarse a la alfabetización de aquellas zonas necesitadas de ello. Así nació la idea de la gran brigada de estudiantes, las brigadas “Conrado Benítez” con 100,000 jóvenes que, junto a 15,000 miembros de las brigadas obreras “Patria o Muerte”, constituida algo más tarde, hacia el mes de agosto, y con los 121,000 alfabetizadores populares, constituyeron la gran fuerza alfabetizadora de la campaña, colocados bajo la dirección técnica de 35,000 maestros profesionales.

El papel de la clase docente en la Campaña

Los 35,000 maestros desempeñaron un papel de primordial importancia, trabajaron como asesores técnicos de los núcleos de alfabetización; se dedicaron a la más delicada de las tareas: dar una orientación e instruir en el manejo de la “Cartilla” a los alfabetizadores populares, a los brigadistas de la “Conrado Benítez” y a los de la “Patria o Muerte”; procuraron dotar a todos los instructores de una buena técnica, y trataron de comunicarle el amor a la enseñanza. De un total de 36,000 maestros, hubo 35,000 que participaron en la Campaña como alfabetizadores.

2da etapa: abril - 5 de septiembre de 1961

Se registra en este período el paso a la “Unidad de Alfabetización”, en las que las actividades corrían únicamente a cargo de alfabetizadores dirigidos por un educador técnico y un consejero político, 50 analfabetos dependían de 25 alfabetizadores. Con la unidad de Alfabetización se establece la relación ideal de la Campaña, la relación de un alfabetizador por dos analfabetos.     

Las Brigadas “Conrado Benítez”, se iniciaron el 15 de abril al cerrarse las escuelas. Ese día llegaban a Varadero, lugar elegido para los seminarios de una semana, destinados a enseñar a los estudiantes los métodos de alfabetización.

El 31 de agosto al clausurarse oficialmente el campo de Varadero, 105,664 jóvenes (54,953 muchachas y 50,711 muchachos) se habían hecho brigadistas. Ellos no regresaban ni a su ciudad ni a su provincia, iban a donde las necesidades eran más imperiosas. La Habana fue la que proporcionó el mayor número de brigadistas, mientras que la provincia de Oriente fue la que recibió mayor número de ellos. 89,500 de estos jóvenes trabajaron hasta la terminación de la campaña en diciembre; 5000 terminaron antes su labor, aproximadamente el 5% se retiraron por motivos diversos.

     Estas brigadas que llevaban el nombre del maestro mártir “Conrado Benítez” fueron el mejor homenaje a la memoria de este joven de 18 años, asesinado el 5 de enero de 1961 por la contrarrevolución, mientras cumplía con su deber de maestro voluntario enseñando en nuestros campos. Asesinado, como dijera Fidel, por maestro, por pobre, por obrero y por negro.

Las brigadas obreras “Patria o Muerte” surgen cuando los alfabetizadores voluntarios y los brigadistas no fueron suficientes, y hubo que movilizar a la clase obrera. Fidel convoca a los trabajadores el 17 de agosto de 1961 y es cuando expresa:

Los brigadistas tienen la tarea más difícil, porque a ellos se les ha asignado la tarea más difícil, la misión de ir a los lugares más apartados en los campos. Los brigadistas han respondido, la juventud ha respondido plenamente. Ya los estudiantes han dado su aporte, ahora tiene que llegarles el refuerzo de la clase obrera como clase más organizada. (p. 5)

Los obreros constituyeron “Comités de alfabetización”, estaban encargados de establecer el censo de analfabetos en la fábrica o lugar de trabajo y de recoger las inscripciones de los alfabetizadores voluntarios. 30,000 obreros se presentaron y se ofrecieron para ir a alfabetizar a las zonas rurales, ellos seguían devengando su salario, esto significaba un costo económico alto, pero todo se puso en función de la alfabetización. Así nacieron las brigadas obreras “Patria o Muerte”.

3era etapa: 5 de septiembre – 22 de diciembre de 1961

La tercera etapa fue extraordinariamente breve, no solo por el período que abarcó, sino por el impulso y la intensidad del trabajo. La consigna de este período fue: más horas de trabajo (los alfabetizadores prolongaron su horario de trabajo), más control, es decir, cuidar más de la asiduidad de los alumnos.

Finalmente llegó el 22 de diciembre, el día en que, en la inmensa Plaza “José Martí”, maestros, brigadistas y alfabetizadores estaban presentes junto al Presidente de la República Osvaldo Dorticós Torrado y el Primer Ministro Comandante Fidel Castro Ruz. Cuba fue solemnemente declarada “territorio libre de analfabetismo”. El analfabetismo se redujo del 23,6 % al 3,9%. La gran Campaña se había terminado Se iniciaba en Cuba el período de seguimiento y de educación obrera y campesina.

Equipo personal del brigadista

Los brigadistas poseían un equipo personal consistente en:


Librito “Cumpliremos”,

El libro de aritmética “Producir-Ahorrar-Organizar”, libretas, lápices, planillas y otros.


Aspectos técnico-didácticos: la Cartilla “Venceremos”

La Cartilla “Venceremos” en su portada representa al pueblo en la lucha por vencer el analfabetismo, diciendo presente: ejército rebelde, milicias, campesinos, obreros, profesionales, estudiantes, mujeres, niños, blancos y negros. ¡Venceremos!: El título responde a la firme determinación en que estaba comprometido el pueblo de Cuba. ¡Vencer! No solo en la defensa de la Patria, sino también en la Campaña de Alfabetización.

En las clases para analfabetos, la experiencia había demostrado el éxito relativo de manuales técnicamente buenos, pero desprovistos de esas motivaciones que superan la simple graduación lógica de las dificultades de la instrucción. Esa motivación, no solamente revolucionaria, sino cubana fue objeto de 15 lecciones con la cartilla.

Los temas de las 15 lecciones, seguidas cada una de ellas de dos o tres ejercicios con arreglo al método analítico- compuesto, basado en la repetición y en la graduación de las dificultades, eran las siguientes:


  1. OEA (Organización de los Estados Americanos).
  2. INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria).
  3. La cooperativa de la reforma agraria.
  4. La tierra.
  5. Los pescadores cubanos.
  6. La tienda del pueblo.
  7. Cada cubano dueño de su casa.
  8. Un pueblo sano en una Cuba Libre.
  9. INIT (Instituto Nacional de la Industria Turística).
  10. Las milicias.
  11. La Revolución gana todas las batallas.
  12. El pueblo trabaja.
  13. Cuba no está sola.
  14. El año de la Educación.
  15. Poesía y alfabeto.

Las ilustraciones eran reproducciones de fotografías sobre los problemas de la actualidad de la revolución cubana en los que se tenían en cuenta los argumentos expuestos. La fotografía ayudó a captar la parte más viva de la motivación, ya que no solo daba al analfabeto un apoyo visual, sino que también confería a la propia alfabetización todo un espíritu que aclaraba una conversación, una explicación, un interés.

Se preparó la “Cartilla” del modo más sencillo y más comprensible, no solo para los analfabetos, sino también para quienes debían enseñarles a leer y que no siempre eran maestros, sino estudiantes, obreros, mujeres sin profesión. Se estudió minuciosamente el modo de dar a la progresión gradual de las dificultades una lógica interna que sirviera de orientación a la lección misma. Se imprimieron 1.500,000 ejemplares de la Cartilla, en la Imprenta Nacional de Cuba, en 1961, con 110 páginas.

El Manual “Alfabeticemos”

Al propio tiempo se imprimió y se distribuyó el manual “Alfabeticemos”, concebido por el mismo equipo de técnicos y destinado al personal dedicado a la enseñanza.

Ese manual estaba dividido en tres partes: la primera, de carácter general, tenía como objetivo guiar a la persona encargada de la enseñanza (Palabras al alfabetizador –Relación entre los asuntos de la “Cartilla” y los temas del “Manual”- Orientaciones para el alfabetizador). La segunda parte comprendía una exposición fácil y clara de 24 temas de orientación revolucionaria:


  1. La Revolución.
  2. Fidel es nuestro líder.
  3. La tierra es nuestra.
  4. Las cooperativas.
  5. El derecho a la vivienda.
  6. Cuba tenía riquezas y era pobre.
  7. La nacionalización.
  8. La industrialización.
  9. La revolución convierte los cuarteles en escuelas.
  10. La discriminación racial.
  11. Amigos y enemigos.
  12. El imperialismo.
  13. El comercio internacional.
  14. La guerra y la paz.
  15. La unidad internacional.
  16. La democracia.
  17. Obreros y campesinos.
  18. El pueblo unido y alerta.
  19. La libertad de cultos.
  20. La salud.
  21. La recreación popular.
  22. La alfabetización.
  23. La Revolución gana todas las batallas.
  24. La Declaración de la Habana

La tercera parte estaba constituida por un vocabulario integrado por aquellas palabras cuyo contenido es conveniente aclarar. También se imprimió en la Imprenta Nacional de Cuba, en 1961 y contaba con 98 páginas.

El librito “Cumpliremos”

Era un libro instructivo, con temas sobre la Revolución para los alfabetizadores, permitía ayudarlo a contestar cualquier duda que le surgiera a él o a sus alumnos. Podía encontrar datos de interés, hechos, explicaciones de la Revolución y su obra. Le ayudaría a comprender por qué era tan necesario y útil su trabajo, por qué debía sentirse orgulloso de ser un Soldado de la Cultura, un Maestro de los Humildes.

Este libro que contaba de 150,000 ejemplares, se terminó de imprimir el 21 de junio de 1961 en los talleres de la Imprenta Nacional de Cuba.

El libro de aritmética “Producir-Ahorrar-Organizar”

Este último libro se distribuyó a los recién alfabetizados y se utilizó después normalmente durante los últimos meses de la Campaña. Tuvo un gran éxito, dado el interés de los adultos por la aritmética.

El Farol

Hacía falta una mejor iluminación en el bohío campesino, el farol fue la solución, y se convirtió en el emblema más significativo de la alfabetización. Coincidía con la presencia de una delegación comercial de la República Popular China que se encontraba en Cuba, estos quedaron sorprendidos cuando le plantearon que se necesitaban no menos de 60,000 faroles y enviaron 130,000, con los que finalizó la alfabetización.

Número de alfabetizados y de alfabetizadores de la Campaña

Analfabetos:   Analfabetos localizados --------------------979.207----100%

                         Alfabetizados                ---------------------707.212----72,2%

                         No alfabetizados           ---------------------271.995----27,7%

El analfabetismo se redujo del 23,6% en 1953 al 3,9 % en 1961.

Fuerza alfabetizadora: Instructores populares------------------- 120.632

                                       Brigada obrera “Patria o Muerte” ------ 13.016

                                       Brigada “Conrado Benítez” -------------100.000

                                       Maestros------------------------------------ 34.772

                                      Total de fuerza alfabetizadora---------- 268.420

Cabe precisar que se inscribieron e ingresaron en el campo de entrenamiento de la playa Varadero 105,664 brigadistas. Cuando la Campaña terminó en diciembre de 1961, esta cifra era de 89,500. Esta disminución se explica por los siguientes motivos: pasaron a desempeñar funciones de dirigentes en sus propias comunidades y no terminaron la Campaña alfabetizando personalmente; fueron enviados a escuelas técnicas que habían solicitado su ingreso en tales centros; algunos se retiraron por estar enfermos.

Evaluación y control

La evaluación y el control se basaron en tres pruebas: la inicial, la prueba intermedia y la prueba final.

Analfabeto: cuando no sabía absolutamente nada, es incapaz de realizar algún esfuerzo apreciable en ninguno de los ejercicios.

Semianalfabetos: cuando era capaz de comprender los tres primeros ejercicios de la prueba, o cuando sabía leer, pero no escribir; la prueba intermedia tenía como objetivo ver si el alumno hacía progresos.       

La alfabetización que se perseguía en la Campaña era una alfabetización de primer grado. Se consideraba “alfabetizado” el alumno cuando, en posesión de todos los elementos de la “Cartilla”, aprobaba el examen final. Naturalmente, no podía concedérsele ningún diploma equivalente a un curso de final de estudios primarios. Se le otorgaba el diploma de alfabetizado de la Campaña. También se otorgaba un diploma al alfabetizador, en el que se le reconocía su labor.

Estas tres pruebas, así como la carta escrita por el alfabetizado a Fidel Castro al final de la tercera prueba (carta que le daba derecho a recibir el libro destinado a continuar su instrucción) se incluían en el expediente del alumno y se conservaban en los archivos de la Campaña en cada uno de los municipios.

Factores que contribuyeron al éxito de la Campaña de Alfabetización.

El éxito de la Campaña de Alfabetización mostró la pujanza y entusiasmo de la fuerza que ejecutó todas sus fases; el nivel de organización y control técnico, tanto del trabajo de alfabetización como de los censos de analfabetos; la estrecha coordinación y unidad de todas las organizaciones políticas y de masas en la movilización del pueblo.

En el aspecto metodológico, el peso de la actividad recayó en los técnicos y maestros que prepararon a brigadistas y alfabetizadores populares en el campamento nacional, ubicado en la playa de Varadero; en los seminarios populares que se realizaron en todo el territorio y que hicieron posible que cada brigadista o unidad de alfabetización contara con sus asesores.

Alfabetización en Yara

Yara como parte indisoluble del territorio nacional, sintió en su seno el llamado de la dirección del gobierno; por ese territorio reinaba como por otros, la miseria, muy vinculada al analfabetismo. Escasas personas dominaban la aritmética y la escritura, los que no demorarían un instante en tomar la tarea que salvaría a la revolución de la ignorancia.

En el pequeño pueblo había como antecedente la existencia de una escuela construida a fines de la década del 50, pero no resolvía las principales necesidades. Todo esto fue originando la formación de pequeñas aulas privadas para atender a un grupo de niños que tenían interés en continuar estudios, y que los gobiernos de turno no podían garantizar. Un total de 51 jóvenes partió hacia todas las direcciones de la zona, iniciando así, su labor instructiva y educativa.

En Yara se llevó con éxito esta labor, consumándose victoriosamente el día 3 de diciembre de 1961, quedando alfabetizados un total de 5379 personas. La localidad culminó con un 82,7 % de personas alfabetizadas, pues de 6503 analfabetos solo quedaron sin vencer el objetivo propuesto 1224 personas. Los alfabetizadores Decoroso Puebla Pérez y Rafael Castillo Zambrano izaron la bandera; ese día se declaraba a Yara territorio libre de analfabetismo. Esta proeza abrió la posibilidad de batallas grandiosas que seguirían desarrollándose en este campo, como, por ejemplo, la batalla por el 6to grado y 9no grado.

En entrevistas realizadas, los alfabetizadores destacaron que la política de introducir al alfabetizador dentro del hogar del analfabeto, tuvo una repercusión altamente positiva, pues se produjo naturalmente un menor número de inhibidos, una mayor y más fácil comunicación, un contacto familiar y una identificación más profunda entre el maestro y el adulto analfabeto y una mayor posibilidad de éxito para una gran masa de alfabetizadores, que iniciaban con ilimitado entusiasmo, pero con inexperiencia, su tarea de enseñar.

Para los entrevistados las principales ventajas que presentaron al desarrollar la Campaña fueron las siguientes:

-              Vivir un proceso profundamente revolucionario bajo la dirección del propio creador de la Campaña.

-              Disponer de las organizaciones de masas, que habían surgido algunas, al calor de la lucha de clases, y otras se habían fortalecido considerablemente, dentro del proceso.

-              Haber extendido de modo significativo la educación primaria hasta los lugares más apartados del país.

-              Poseer un solo idioma.

-              Tener un territorio sin accidentes geográficos inaccesibles.

     La principal dificultad, como criterio de algunos alfabetizadores, fue la lucha de clases imperante en el país.

Se debe tener en cuenta que la Campaña es coincidente con la invasión mercenaria a Playa Girón, con el recrudecimiento de las bandas contrarrevolucionarias, con la nacionalización de la escuela privada, con los efectos del bloqueo imperialista y con todos los medios usados por los Estados Unidos para aplastar la Revolución Cubana. Pero la misma Campaña de Alfabetización constituyó una parte importante de la intensa lucha de clases; basta recordar a los mártires Conrado Benítez: maestro voluntario, a Manuel Ascunce Domenech: estudiante-brigadista, a Delfin Sen-Cedré: obrero-maestro, y a Pedro Lantigua: campesino analfabeto, para comprender la estructura social de los que participaron en la Campaña.

Los alfabetizadores expresaron que la campaña les permitió fortalecer su personalidad, sus sentimientos humanistas y solidarios; de este modo contribuyeron a elevar el nivel cultural del pueblo, la preparación política e ideológica de todos los participantes.

Algunos de estos jóvenes alfabetizadores pusieron a disposición del Museo Municipal, para su mejor conservación, objetos de gran valor que utilizaron en la campaña y que forman parte del patrimonio material del municipio Yara.

Conclusiones

1.                 La Campaña de Alfabetización que se llevó a cabo en Cuba constituyó un hecho específicamente cubano, dada las circunstancias históricas y revolucionarias que permitieron su realización.

2.                 No fue un milagro sino una difícil conquista, lograda a fuerza de trabajo, de técnica y de organización. El trabajo fue sostenido por el impulso revolucionario y la aspiración del pueblo al progreso, al mejoramiento cultural, técnico y social.


Referencias bibliográficas

Ares, G. (2000). Alfabetización en Cuba. Historia y testimonios. Política.

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