Original

Actividades para de la formación de valores por parte de la familia en niños de cinco a diez años

Activities for the formation of values ​​by the family in children from five to ten years

Est. Lianys de la Caridad Chávez Martí, Universidad de Granma, Bayamo, Cuba (1)

Dr. C. Lisandra Lao Santos, Universidad de Granma, Bayamo, Cuba (2)

M. Sc. Yoandris Espinosa Quintana, Universidad de Granma, Bayamo, Cuba (3)

 (1) Estudiante de  4to. Año de Licenciatura en Educación Primaria. Facultad de Educación Básica. Universidad de Granma, Bayamo, Cuba, lianyschm@nauta.cu

(2) Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Auxiliar. Licenciado en Educación Primaria. Coordinadora de carrera del Departamento Educación Primaria, Universidad de Granma, Bayamo, Cuba, lisandralao280@gmail.com, https://orcid.org/0000-0002-7412-6568

(3) Máster en Ciencias. Profesor Instructor. Licenciado en Cultura Física. Profesor del Departamento de Educación Física, Universidad de Granma, Bayamo, Cuba, yoa.master10@gmail.com, https://orcid.org/0000-0001-6043-7667.

Resumen

La presente investigación tiene como finalidad describir la importancia de una educación en valores desde la familia, en niños de cinco a 10 años. Se muestra la importancia de que la adquisición de buenos valores depende de que el niño se sienta querido y seguro, de desarrollar un clima afectivo con la familia y de tener confianza en sí mismo. Sobre una base de amor y seguridad aprenderá a interiorizarlos, se llenará de estos y aprenderá a vivirlos de la mejor manera siempre. El texto del artículo forma parte del trabajo presentado en el fórum estudiantil universitario y es resultado del proyecto de investigación institucional “La educación en valores desde la asignatura Educación Cívica”. Se presentan varias actividades que la familia puede desarrollar en el hogar para fomentar valores en los niños, principalmente el valor respeto, para que aprendan a tratar a los demás como les gustaría que ellos sean tratados.

Palabras clave: Educación; valores; familia; niños.

Abstract

The purpose of this research is to describe the importance of education in values ​​from the family, in children from five to 10 years. It shows the importance of the fact that the acquisition of good values ​​depends on the child feeling loved and safe, on developing an affective climate with the family and on having confidence in him. On a basis of love and security, you will learn to internalize them, you will be filled with them and you will always learn to live them in the best way. The text of the article is part of the work presented at the university student forum and is the result of the institutional research project "Education in values ​​from the Civic Education subject". Several activities are presented that the family can develop at home to foster values ​​in children, mainly the value of respect, so that they learn to treat others as they would like to be treated.

Keywords: Education; values; family; children.

Introducción

En el proceso de transformaciones que se desarrolla en la sociedad contemporánea desempeña un importante papel la formación ciudadana, preparar al hombre para vivir y actuar en las complejas condiciones que impone el desarrollo mundial es tarea esencial de la educación cubana. Para la escuela cubana educar en el civismo significa desarrollar la capacidad para captar o percibir los problemas sociales como propios, incorporándose a su solución con eficiencia y conciencia de sus deberes y derechos ciudadanos, por lo que el Sistema de Enseñanza concibe la asignatura Educación Cívica como la encargada de la instrucción del ciudadano. (Constantino et al., 2016, p 23)

La situación difícil en el país hoy, exige a la familia una acción que oriente, apoye y ayude a formar los valores permanentemente, ya que son considerados como principios, pilares y fines que fundamentan las relaciones humanas individuales y sociales. La familia posee una función esencial en la formación de las futuras generaciones, pues en ella radican los cimientos para la educación en valores que contribuyen al desarrollo de la sociedad saludable y virtuosa que se necesita.

La primera educación que recibe el niño es en su hogar, de modo que este es su primer ámbito social. Por ende, la educación es responsabilidad de los padres y es un derecho de los hijos recibirla de forma adecuada dentro de un ambiente propicio; de ahí, la importancia de la familia en la formación de valores de sus hijos en los primeros años de vida; la transmisión de estos crea un vínculo afectivo que ayuda a su desarrollo integral futuro.

Por ello, resulta impostergable mejorar las bases teóricas y metodológicas que orienten su actuación, así como también lograr herramientas eficaces para motivar y adiestrar en el despliegue de su papel rector educativo para cimentar generaciones de calidad, lo cual constituye un reto imprescindible. (Brizuela et al., 2021, p 51) Por lo que se hace necesario realizar un estudio teórico del tema para destacar la importancia de una educación en valores desde la familia, en niños de cinco a 10 años.

Desarrollo

Hablar de Educación en valores no se trata de trabajar con conflictos que se observan de forma lejana y ajena, sino de formarse para responder a situaciones que se viven a cada minuto en la familia, las aulas o en los barrios. Se trata de lograr que las actitudes y acciones contribuyan a construir una sociedad más justa, sostenible, equitativa y solidaria. Se trata por tanto de pensar globalmente para actuar localmente desde la convicción de que otro mundo es posible.

Los valores son los principios que permiten orientar el comportamiento de la conducta que se realiza. Son hechos fundamentales que ayudan a preferir, apreciar y elegir algunas cosas sobre los demás, o el comportamiento en lugar. También son una fuente de satisfacción y realización. (Jiménez, 2016, p 32)

Los valores familiares se refieren a lo que la familia cree que está bien y lo que está mal. Tienen que ver con los valores personales de los padres, aquellos con los que educan a sus hijos, a medida que crecen, puede aportar a su familia. Los valores familiares son los primeros en conocer al hijo y deben saber cómo enseñar con paciencia, amor y cuidado, puede ser una buena base sobre la que apoyar, aceptar o rechazar otras experiencias, para que no tengan ningún problema en toda su vida. (Rendón, 2014, p 53)

La responsabilidad de los padres para promover los valores a sus hijos es muy importante. Los valores se aprenden a través de ejemplos prácticos del comportamiento de los padres en sus vidas diarias. Por lo general cuando se habla de valores, la familia es el núcleo principal de la conversación y transferencia, ya que ésta en su responsabilidad, asegurar que cada uno de los miembros de la familia tenga sus normas y conductas para que se respete su integración en la sociedad, la familia es el seno donde los niños viven, por lo tanto, es donde adquieren los principales valores y comportamiento de la familia que simultáneamente se repite en el núcleo social en donde se desenvuelvan. (Jiménez, 2016, p 35)

Sin embargo en la realidad, esta suposición es errónea, ya que los niños están lejos de contribuir y apropiarse de los valores, en algunos casos, son irrelevantes y a veces contrarios a los valores que tienen adquirido en la familia y en su entorno social. La niñez es una etapa maravillosa en la vida del ser humano, en ella se aprenden muchas cosas, se comparten afectos y se viven experiencias que ayudan a enfrentar la vida en la etapa adulta.

Es también el momento en el que los niños obtienen seguridad en sí mismos, aprenden a construir sus propias ideas acerca de la responsabilidad, el orden, el aseo, la disciplina, la puntualidad, el respeto a sí mismos y a los demás, así como también, desde los primeros años, a tomar decisiones. De esta manera, poco a poco se dejan ver los valores que el niño va aprendiendo.

Es un hecho que los valores no se aprenden como una receta de cocina, paso por paso; tampoco se aprenden de memoria; las personas los hacen suyos a través de la práctica diaria, pero sobre todo, es el ejemplo como padres lo que sirve de guía a los hijos para que aprendan o no los valores, por eso es importante hacer lo mismo que decimos; por ejemplo, si se habla de respeto con los niños, debe tratarlos con amor, pedirles las cosas por favor, darles las gracias, llamarles la atención de la mejor manera posible, sin gritos, golpes ni insultos; de esta manera ellos aprenden a relacionarse con los demás de manera sana, cordial y armoniosa.

Ser padres es una tarea muy importante porque no sólo hay que cuidar, vestir y dar alimento a los hijos; ser padres es una gran responsabilidad que significa darle a los niños las herramientas que les ayuden a ser mejores personas durante toda su vida, y la mejor manera de lograrlo es a través de la educación en valores.

Que los niños adquieran correctos valores depende no solo de su propio carácter, sino de lo que aprendan en el seno familiar. Si crece en un ambiente en el que se siente querido, respetado y protegido aprende valores éticos adecuados. Los niños necesitan a alguien que los guíe, que los anime y los ayude en el transcurso de su vida. Necesitan sentirse apoyados, valorados y queridos. Y para eso están los padres, que deben ser su mejor ejemplo, su modelo a seguir en todos los aspectos. Tienen que enseñarles con el ejemplo y utilizar los valores que quieren que aprendan, no solo por ellos sino por sí mismos.

Educar en valores es un trabajo de siembra, ya que estos no se transmiten vía genética; es a través del ejemplo, la reflexión y la superación personal como se logra la incorporación de los mismos. A partir de los cinco años, los niños pueden comportarse de forma cruel, aunque sin tener verdadera conciencia. Pueden herir, sin quererlo y sin saberlo, los sentimientos de los demás. (Ramos y González, 2017, p 23)

Del mismo modo pueden ser víctimas de burlas. Por eso necesitan explicaciones y mucho apoyo de los padres y docentes. Se deben implicar y enseñarles a mantenerse al margen de peleas y a pedir ayuda. Es muy importante la actitud de éstos, ya que a esta edad los niños se fijan mucho en ellas e intentan imitarlos.

El mundo que los rodea está cargado de actos y situaciones poco éticas, desagradables e incorrectas, y los niños lo absorben todo. Por eso, es de gran importancia el papel de los padres en la correcta educación. Todos los valores deben surgir del seno familiar. Los niños no nacen con virtudes sino que son, primero los padres y luego el entorno, quienes se los muestran.

El primer agente transmisor de valores es la familia, principal protagonista en la vida del individuo, y la muestra de valores que se transmitan en ella es el pilar fundamental para sus relaciones y actitudes sociales futuras. Los padres quieren que sus hijos se comporten correctamente y que lleguen a ser buenas personas. Por ello, es necesario que desde pequeños les inculquen valores positivos.

Al nacer los hijos no son ni buenos ni malos, desconocen las normas que rigen su familia o su sociedad. Su conciencia ética se va a desarrollar con el paso de los años pero necesita de ayuda que les indique que sus actos son correctos o incorrectos. Por eso, es tan importante que se les enseñe los valores éticos que les permitan crecer y convivir socialmente.

Conseguir que los niños entiendan lo que es bueno y correcto y sepan diferenciarlo de lo que es malo e incorrecto, depende de la madurez, del grado de entendimiento y de la comprensión del niño. Para enseñar valores hay que tener en cuenta su edad y desarrollo (emocional, mental y social)

El respeto es reconocer los derechos de las personas y no ofenderlas o causarles daño. Es tratar a los demás como nos gustaría que ellos nos tratasen a nosotros mismos. La educación en el respeto empieza en casa, cuando la manera de dirigirnos entre nosotros es correcta, cuando se mantiene una actitud cordial y respetuosa con los hijos. Así se está inculcando este importante valor en ellos. (Cantini, 2014, p 25)

Hay que mostrar respecto por los niños aceptando sus opiniones, sus deseos y sus gustos, y haciéndoles partícipe de los asuntos de casa, pero eso tampoco significa que se les deban otorgar todos los caprichos. Todos los niños viven la etapa de las palabras obscenas, hay que hacerles entender que esas palabras malsonantes pueden herir o molestar a los demás y que lo mismo sucede con las peleas. (Cantini, 2014, p 25)

Replicar, responder irrespetuosamente y las malas contestaciones están en alza, y esto puede tener resultados muy negativos en el ámbito social. Corregirlas es trabajo de los padres y los maestros. Ante una situación de falta de respeto lo primero que hay que hacer es decirlo, explicar cómo se siente uno al ser tratado así y enseñar nuevas conductas que sustituyan a las inapropiadas. También hay que enseñar a los niños a discrepar respetuosamente, mediante el uso de la palabra y siendo correctos.

El aprendizaje de los valores se alcanza en la vida de relación con los demás; de esta manera, las relaciones interpersonales se convierten en la plataforma del proceso de formación de los mismos, por medio de las interacciones que se crean con personas significativas, es decir, aquellas que dejan improntas importantes en la personalidad de sus alteregos.

La familia como grupo primigenio de la sociedad, juega un papel determinante en el proceso de formación de valores. Allí se gestan valores tales como: la colaboración, el compartir, la solidaridad y el respeto, entre otros. De ahí la razón, por la que Moleiro (2001) señale que la familia es la “primera escuela de valores donde se forman los primeros hábitos”.

¿Cómo lograr el respeto en los niños?

·      Demostrando cariño incondicional (a toda prueba) con palabras y acciones. Dígale a sus familiares cuánto los quiere; abrácense, sonríanse, salúdense con un beso cariñoso, y otras ideas que se les ocurrirán a ustedes.

·      Fijándose más en las cualidades de cada integrante de la familia y menos en los defectos. Aceptando que cada persona es diferente y merece respeto siempre.

·      Tratándose por el nombre y con palabras amables.

·      Entregándoles seguridad y confianza a sus niños, felicitándolos, animándolos, acompañándolos y apoyándolos en lo que necesiten.

·      Buscando momentos para compartir en familia: comer, jugar, ver y comentar un programa de televisión, todas actividades que pueden hacer juntos.

·      Dejando que los niños jueguen libres aunque desordenen un poco (después pueden ayudar a ordenar)

·      Hablando con respeto y cariño del padre o la madre aunque él o ella esté ausente. Hablándoles mirándolos a los ojos y sentándose a su misma altura.

·      Escuchándoles atentamente, con respeto y demostrando interés. Dándoles la oportunidad de decir lo que les pasa, antes de que usted opine.

·      Evitar los gritos, es mejor un tono firme pero calmado, hablar tranquilo, mirando a los ojos y con algún tipo de contacto físico, como poner una mano sobre su hombro.

·      Reconocer las buenas conductas y felicitar al niño para asegurar que lo vuelva a hacer: “Qué bien lo hiciste, te felicito”. El padre, la madre y/o adulto responsable no deben desautorizarse entre sí porque desorientan al niño. Las diferencias de opinión entre los adultos tienen que conversarse en privado, buscando un acuerdo.

·      Buscando espacios para estar solos los adultos (Ej. para conversar tranquilos)

Los adultos (madres, padres, abuelos, etc.) tienen la responsabilidad de poner normas y límites a sus niños para protegerlos y ayudarlos a convivir en sociedad. Deben ponerse de acuerdo en las normas y límites, sin desautorizarse frente a los niños. La autoridad ejercida con respeto y cariño, entrega a niños y niñas un marco que les da seguridad y les permite actuar con confianza.

Cuando los niños se portan mal, es normal que los adultos sientan cansancio, rabia o pena. Si hay normas y límites establecidos de antemano, es más fácil enfrentar adecuadamente el comportamiento de ellos y se evitan reacciones inadecuadas como gritos, insultos o golpes.

Cuando no obedecen una norma establecida con claridad, lo primero es preguntarse o preguntarle al niño qué le está pasando. Muchas veces, no hacen caso porque están cansados, malhumorados, aburridos, preocupados. En esos casos basta con tratar de solucionar ese problema, así, el niño se sentirá comprendido.

Otras veces no hay razones atendibles y en esos casos hay que exigirles que cumplan las normas con acciones como:

1.    Expresarle lo que usted siente cuando él o ella se porta mal. Por ejemplo, “me molesta que hagas tanto ruido”, “me enoja que no ordenes tus juguetes”, “me da pena que no cumplas el acuerdo”.

2.    Deje claro que rechaza su conducta y no su persona. Es mejor decir “ordena tus cosas” que “eres un desordenado”.

3.    No prestar atención: Muchas veces los niños se portan mal para llamar la atención de los adultos, como ocurre con las perretas. Ignorar al niño y su perreta es la mejor forma de conseguir que no se repita.

4.    Evitar las amenazas, especialmente cuando no las va a cumplir.

5.    Las consecuencias deben ser proporcionales a la conducta negativa. Una conducta grave trae una consecuencia importante, una conducta leve trae una consecuencia más leve. Ej.: Si un niño no se quiere acostar por ver televisión, no corresponde castigarle por un año sin ver televisión, es suficiente con que al día siguiente no pueda ver.

6.    No dejarlo hacer cosas que le gustan.

7.    Dejar que pase lo que tiene que pasar si tiene una conducta indeseada. Ejemplo, si no quiere comer, se queda con hambre y sin comer nada hasta la próxima comida.

No hay que castigar físicamente ni agredir psicológicamente al niño. Es una falta de respeto grave a los niños y vulnera sus derechos. Sólo consigue que obedezcan por miedo a sus padres y aprenden a maltratar a otras personas. Los niños aprenden a través del ejemplo. No es una manera adecuada de expresar sentimientos y solucionar problemas. Se deteriora la relación entre padres e hijos, ya que nadie puede querer a alguien que le hace daño intencionalmente. Como los niños no pueden defenderse, acumulan sentimientos de rabia y frustración.

Por ningún motivo de cachetadas, tirones de pelo, pellizcos, golpes, amenazas de maltrato físico, burlas, insultos y faltas de respeto a los niños. Eduque en el buen trato. Enseñe a resolver conflictos de manera pacífica. Después de que el niño haya obedecido o cumplido su sanción, es bueno perdonar y olvidar. El acceso a la escuela es un derecho de todos los niños pero es una obligación de las personas adultas de la familia el que ellos asistan todos los días. Esta responsabilidad es compartida por los niños a medida que van creciendo.

Los niños tienen que asistir a la escuela por es que allí donde aprenden conocimientos que le sirven para la vida, asimilan hábitos, aprenden valores, hacen amigos, aprenden a relacionarse con otros y tienen actividad física para mantenerse saludables. (Rodríguez y Vava, 2010, p 2)

Es importante que los niños asistan todos los días a la escuela porque si no lo hacen, dejan de ejercer su derecho a la educación. Si no van, se pierden algunas materias que son necesarias para aprender otras. El Ministerio de Educación exige un mínimo de asistencia para pasar de curso. Además de no faltar a la escuela, es importante la puntualidad. Hay que asegurarse de que los niños de la familia lleguen a la escuela a la hora. (Londoño y Ramírez, 2012, p 22)

Acciones que se pueden hacer con los niños entre cinco y 10 años que los eduquen en el respeto.

·      Darle oportunidad de realizar actividades que le gusten como moverse, correr, saltar, trepar, saltar a la cuerda, bailar, andar en bicicleta o en patines.

·      Proporcionarles al menos una hora diaria de juegos activos al llegar a casa desde la escuela. Hay que permitirles realizar juegos y actividades cuidando de que estén seguros.

·      Buscar lugares seguros cercanos al hogar a los cuales ir de vez en cuando. Es importante que los niños siempre estén acompañados por un adulto responsable cuando salen de su casa.

·      Compartir en familia, ir juntos a la plaza del barrio, a comprar, a la cancha, jueguen juntos en la casa, salgan de paseo, entre otros.

Enseñar a los niños buenos hábitos puede ser uno de los mayores desafíos de la paternidad. La moral es un concepto que a menudo es difícil para los niños entender, debido a que la moralidad puede ser diferente en todas las culturas y religiones, puede ser aún más difícil de explicar a los niños por qué la moral de su frecuencia es importante y valiosa.

Los niños siempre se rigen por el impulso de las emociones, el deseo de agradar a las personas, lo que puede llevar a malas elecciones morales. Pero a los niños que se les enseñan valores desde temprana edad, son más propensos a desarrollar un sentido de conciencia necesario pensar dos veces antes de contestar. Todos los niños cometen errores y se portan mal a veces, es importante la utilización de estas malas decisiones como una oportunidad de aprendizaje.

Actividades que la familia puede realizar con los niños de cinco a 10 años para formar valores, principalmente el respeto.

1.    Soy un sol

Materiales: cartulina, rotuladores, tijeras, pegamento, fotos de cada niño/a, fotos del sol.

Desarrollo: Sentados en círculo, se habla sobre los niños, sobre aspectos que los definen, cosas que les gusta hacer o que se les dan bien, y entre todos se ayudan.

Con todas las características del niño se elabora su propio sol, con la foto del niño en el centro y en cada rayo los aspectos o cualidades que ellos consideren que poseen.

La familia puede ir agregando rayos al sol en la medida que los niños mejoren su conducta y vayan alcanzando logros en el hogar.

2.                  Colaboración

Figura 1.

 

 

 

 

Fuente: Libros infantiles

Con esta actividad se busca hacer ver a los niños que las cosas que parecen imposibles para uno sólo pueden conseguirse cuando todos en la familia ayudan. Por eso el valor educativo es la colaboración y espíritu de equipo. Un día determinado todos colaboraran con los quehaceres hogareños: limpiar la casa, acomodar los juguetes, recoger los desechos, limpiar el jardín, hacer las camas, fregar la losa, entre otros.

3.                  Búsqueda del tesoro

En diferentes partes de la casa se esconderán pequeñas tarjetas con frases alegadoras para los niños. Ejemplo: Has algo que valga la pena, las oportunidades no vuelven; Quiérete, es gratis, Se feliz, no aceptes menos; Antes de hablar piensa, pero antes de pensar, lee;  La risa es la medicina más efectiva para el dolor; Habla menos y observa más; disfruta de las pequeñas cosas.

4.                  Álbum de valores

Con esta actividad de síntesis, se pretende que los niños recopilen las ideas e interioricen los aprendizajes llevados a cabo e inculcados por la familia. Puede ser a través de láminas, recortes o dibujos realizados por los niños. El dibujo o las láminas y recortes se colgaran en un lugar de la casa destinado a la formación de valores.

5.                  Que importante me siento. 

Figura 2.

    

 

 

 

Fuente: Dibujos realizados por los niños

Los niños dibujarán o realizarán un relato oral, que será escuchado por toda la familia, sobre el sitio donde se sientan más importantes.

6.    La magia de contar un cuento.

Suspender el tiempo con un buen relato y hacer que los niños se apoderen de la realidad es el secreto de los cuentos. Se deben basar en historias de niños que no respetan las normas de conducta y otros que si lo hacen para que los niños puedan ver las diferencias y comparar. Hay muchos padres y otros integrantes de la familia que inventan cuentos, entonces no solo es leer sino relatar.

En la elaboración de esta propuesta de actividades que puede desarrollar la familia es importante poder visualizar diferentes problemáticas sobre la insuficiencia del valor respeto en los niños y tener la oportunidad de fomentarlo. Es también una ocasión de brindar a los niños actividades que le puedan dejar en su conducta diversos valores.

Desde el punto de vista social tienen un peso privilegiado las relaciones con la familia, es decir a partir de estas relaciones se definen los significados más profundos de su relación con el resto del mundo socio cultural y natural. Desde el punto de vista psicológico, los impulsos hacia la vida adquieren el sentido y la forma, se van expresando en la diversidad de relaciones que tiene el niño con sus semejantes y otras personas.

La mejor manera de contribuir al desarrollo sano y feliz del niño es ofrecerles un ambiente familiar seguro lleno de amor, donde se estimule su desarrollo, aprendizaje y se vayan formando valores importantes como el respeto. Transmitiéndoles enseñanzas a través de la reflexión y ni de reglas, ni mucho menos de castigo, los niños son el mejor regalo del universo para cada familia.

 Conclusiones

1.    Enseñar a los niños las buenas costumbres y valores es un reto para todos los padres, pero esta área fundamental de la vida cotidiana se puede transmitir de padres a hijos, centrados en la enseñanza y el refuerzo de los principios morales en cada oportunidad.

2.    La falta de valores en el seno familiar genera diversos comportamientos, tanto en los niños como en los adultos responsables de estos; pero una de las más difíciles problemáticas que un menor de edad puede vivir, es crecer dentro de una familia donde exista el maltrato o la violencia intrafamiliar, teniendo en cuenta que el resultado de estas actitudes deja secuelas a nivel físico, mental y emocional.

3.    Las actividades que se presentan contribuyen a la formación de valores en los niños de cinco a 10 años, principalmente el valor respeto.

Referencias Bibliográficas

Brizuela, G., González, C., González, Y. y  Sánchez, D. (2021). La educación en valores desde la familia en el contexto actual. MEDISAN; 25(4):982

Cantini, S. (2014). Guía básica de valores. Departamento de educación para la salud dirección general de promoción, prevención y atención primaria. Ministerio de Salud –Mendoza. México.

Constantino Thompson-Wint., H,  Vignon-Martínez, CE. (2016). La educación cívica y la formación ciudadana en la educación de la personalidad. EduSol; 16(54):80-90. ISSN: 1729-8091.

Jiménez, M. (2016). Vinculación familia-escuela en la formación de valores en la Venezuela de hoy. Revista Ciencias de la Educación, 27(47), 368-372. Recuperado de http://servicio.bc.uc.edu.ve/educacion/revista/47/art23.pdf

Londoño, B. y Ramírez, N. (2012). Construyendo relación familia-escuela: consideraciones a partir de intervención interdisciplinaria en el Colegio Bello Oriente en Medellín. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, 36, 193-220. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/1942/194224431010.pdf

Moleiro, M (2001). Relatos para Educar en Valores. Caracas-Venezuela. Editorial San Pablo.

Ramos, Y. y González, M. (2017). Un acercamiento a la función educativa de la familia. UCM Cienfuegos. Cuba. Rev. Cubana Med Gen Integr 33(1), 100-4. Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S086421252017000100009

Rendón, K.  (2014). Responsabilidad compartida de padres y docentes para la práctica de valores en los niños de la escuela de educación básica “Jorge Villacrés Moscoso” de la ciudad de Guayaquil. Tesis de Maestria. Universidad de Guayaquil. Ecuador.

Rodríguez, M. y Vava, P. (2010). Promover la convivencia escolar: una propuesta de intervención  comunitaria.  Aletheia  (33).  Recuperado de http://www.periodicos.ulbra.br/index.php/aletheia/article/viewFile/3499/2608