El aprendizaje desarrollador desde el
proceso de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación (Revisión)
Developer
learning from the process of improvement of the National Education System
(Review)
María
Luisa Tiá Pacheco. Licenciado en Educación en la
especialidad de Química. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Dirección
Municipal de Educación. Manzanillo. Granma. Cuba. marialuisatia025@gmail.com ![]()
Victoria Elvira
Torres Moreno. Licenciado en Educación en la especialidad de Química. Doctor en
Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Universidad de Granma. Bayamo. Granma. Cuba.
elviratorresmoreno475@gmail.com
Alexis González
Salas. Licenciado en Cultura Física. Máster en Ciencias de la Educación. Dirección Municipal de Educación. Docente
Especialista Principal. Manzanillo. Granma. Cuba. gonzalezsalas52@gmail.com
![]()
Recibido:
25-10-2024/Aceptado: 28-03-2025
Resumen
El
proceso de enseñanza-aprendizaje, desde una concepción desarrolladora, adquiere
en el contexto actual gran trascendencia, pues conduce a estimular la motivación
de los estudiantes por el aprendizaje y la formación, en general, como un
sistema integrado; de ahí que se presenta un artículo de revisión cuyo
propósito es reseñar algunas características a considerar para desarrollar
aprendizajes sustentados en las dimensiones del aprendizaje desarrollador. Para
ello fueron utilizados métodos teóricos y empíricos como el
analítico-sintético, el inductivo-deductivo y el análisis de documentos. De
modo general, se concluyó que este aprendizaje resulta de gran importancia para
conducir a los estudiantes hacia un dominio
sólido y significativo del contenido, alejándolos del fracaso escolar y la
apatía por la actividad educativa; de esta manera se promueve la renovación de
enfoques y se contribuye a modificar la práctica pedagógica, atendiendo a las
exigencias del Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación.
Palabras clave: proceso de enseñanza-aprendizaje; aprendizaje desarrollador; aprendizaje significativo; perfeccionamiento educacional.
Abstract
The teaching-learning process from a developmental perspective acquires
great significance in the current context, as it stimulates students' motivation
for learning and training, in general, as an integrated system; hence, a review
article is presented whose purpose is to review some characteristics to
consider in developing learning based on the dimensions of developmental
learning; it constitutes a result of the research project "The Improvement
of the Pedagogical Process in Education in the Manzanillo Municipality,"
for which theoretical methods such as analytical-synthetic,
inductive-deductive, and document analysis were used. In general, it is
concluded that this learning is of great importance in leading students toward
a solid and meaningful mastery of the content, distancing them from academic
failure and apathy toward educational activity. In this way, the renewal of
approaches and modifications in pedagogical practice are promoted, attending to
the demands of the Third Improvement Process of the National Education System.
Keywords: teaching; meaningful, developer
learning
Actualmente
la sociedad cubana exige a la escuela la tarea de lograr que las nuevas
generaciones asimilen los adelantados de la ciencia y la técnica y se formen
integralmente para que desempeñar un papel activo que propicie la
transformación de la realidad. En este sentido, es innegable que la formación y
desarrollo de las capacidades, así como la habilidad del hombre en el campo de
la ciencia constituyen un problema objeto de atención. Se trata de que la
escuela promueva un aprendizaje activo en los estudiantes como se recoge en los
actuales programas de las diferentes asignaturas en el Tercer Proceso de
Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación.
Para
lograr lo antes expuesto, no se trata solo de abordar los nuevos contenidos
desde la lógica de la ciencia, sino de presentarlos a partir del planteamiento
y la solución de situaciones de aprendizaje en las que se revele su carácter
político-ideológico, económico-laboral y científico-ambiental como situaciones
propias del entorno social en el que se desarrolla el estudiante, y encierren
en su resolución el nuevo contenido que se va a desarrollar, lo que propicia
que los estudiantes amplíen el sistema de conocimientos que van adquiriendo del
contexto natural o social en que se desenvuelven y desarrollen habilidades, con
formas de pensamiento activo y heurístico.
Desde
esta perspectiva, una concepción tradicionalista no satisface las demandas del
mundo contemporáneo; para ello se requiere de formas integradoras de educación,
de enseñanza y aprendizaje caracterizadas por una visión compleja e integral
del mundo, por una práctica educativa flexible, reflexiva, abierta,
problematizadora, estimulada por demandas personales y del contexto, con
variedad de situaciones y actividades: se requiere de una concepción
desarrolladora de los procesos de enseñar y aprender. En este sentido, Navarro y
Valle (2024) expresan que: "el III perfeccionamiento se enfocó en
fortalecer la formación integral de los estudiantes, elevar la calidad de los
procesos de enseñanza-aprendizaje y perfeccionar la estructura y organización
del sistema educativo" (p.78).
En
el siguiente artículo de revisión se abordan aspectos significativos del
concepto de proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador y se reflexiona
sobre su sistematización, desde posiciones teóricas que pueden estimular en los docentes la creación de proyectos de
mejoramiento del aprendizaje en sus clases, en aras de elevar la calidad de la
formación de los estudiantes, necesaria para enfrentar los retos de la
educación en la actualidad, las que han servido de base para elaborar los
fundamentos del Tercer Proceso de Perfeccionamiento del
Sistema Nacional de Educación en Cuba.
Las
tendencias
pedagógicas actuales indican que lo más factible es poner en el centro del
proceso de enseñanza-aprendizaje al estudiante y a las intenciones de lograr un
proceso formativo integrador que desarrolle al máximo sus potencialidades así
como que atienda y respete la diversidad, sobre la base de los conocimientos de
la ciencia, de la tecnología y de la cultura contemporánea, en cuyo núcleo
esencial ha de estar la formación de los valores identitarios y humanos
universales, con la finalidad de que este sujeto se integre a la sociedad donde
vive y contribuya a su desenvolvimiento y perfeccionamiento.
Formar
una personalidad integral, portadora de elevados valores y principios que
fundamentan nuestra identidad nacional, constituye una necesidad social que
exige de un cambio educativo en el mundo. Para Díaz y Verdecia (2022): "El reto pedagógico
esencial en el siglo XXI para la formación de las nuevas generaciones tiene necesariamente
que considerar el concepto de educación para la vida desde una perspectiva
dialéctica de lo global y lo particular en tramas diversas (…)" (p.2).
Los
nuevos modelos educativos se centran en el estudiante como sujeto activo, superando
la concepción de la enseñanza centrada en el docente como eje básico de un proceso
eminentemente instructivo y transmisor de un conocimiento incuestionable e
imperecedero. Se debe propiciar que las
nuevas generaciones sean capaces de asimilar activa y críticamente los
contenidos de la cultura y se apropien de aquellos modos de pensar, sentir y de
hacer, que garanticen la orientación inteligente en contextos locales y
globales complejos. De esta manera, el reto de la educación es de prepararlos
para los nuevos tiempos, promoviendo en ellos el aprender a conocer, a hacer, a
convivir y a ser, en los que se centra el desarrollo del sujeto.
En
consonancia con lo anterior, Castellanos (2005) expresa que el aprendizaje
humano es por esencia:
El proceso dialéctico de
apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser
construidos en la experiencia sociohistórica, en la cual se producen cambios
relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la
realidad, transformarla y crecer como personalidad. (p.7)
Consecuentemente,
el aprender a conocer implica apropiarse de estrategias cognitivas,
metacognitivas y motivacionales que permitan producir el saber, resolver
problemas, aprender a aprender de manera permanente e independiente a lo largo
de toda la vida y en diferentes contextos (Pérez et al., 2022). Esto presupone
que nuestros niños, adolescentes y jóvenes se apropien de las herramientas intelectuales
necesarias para reflexionar, buscar información, valorarla y utilizarla en un
mundo que está en constante trasformación.
Es
por esta necesidad social y como resultado del perfeccionamiento del Sistema
Nacional de Educación, que se viene produciendo una profunda reconceptualización
del vínculo entre los procesos de enseñanza, aprendizaje y desarrollo desde una
concepción desarrolladora (Zilberstein & Silvestre, 2002).
En
este sentido, Moncayo et al. (2020) refieren que:
El proceso de enseñanza-aprendizaje
desarrollador requiere que el estudiante adopte una posición activa en el
aprendizaje y se sustituyen la actividad centrada en el profesor por situaciones
en las que las formas colectivas y de colaboración que se generen en los
estudiantes permitan una contribución mayor al desarrollo de sus potencialidades,
que eviten posturas pasivas poco produtivas, y en las
que el contenido esté relacionado con la
realidad formativa. (p.
285)
En
correspondencia con lo anterior, se desarrolló un proyecto de investigación que
aportó una construcción teórico-metodológica de un proceso de
enseñanza-aprendizaje desarrollador, así como sus formas de instrumentación en
la práctica. Como sustento teórico de dicha construcción, se tomaron los fundamentos
derivados del estudio del Grupo de Pedagogía del Instituto Central de Ciencias
Pedagógicas (ICCP, 2020) y de especialistas de las universidades de Ciencias
Pedagógicas del país y de otras instituciones, que su referente teórico-metodológico
radica en la escuela histórico-cultural que fundamenta la relación dialéctica
entre educación, aprendizaje y desarrollo.
La
educación es vista como un proceso social complejo e histórico en el que tiene
lugar la transmisión y apropiación de la herencia cultural; en cambio, el
aprendizaje representa el proceso a través del cual el sujeto se apropia de los
contenidos y formas de cultura que son transmitidas en la interacción con otras
personas.
En
esta concepción, los docentes tienen un referente orientador, sobre todo,
integrador y coherente para el desarrollo de su dirección pedagógica, en el que
el estudiante se coloca en el centro de dicho accionar; es decir, se ve como
sujeto de su propio desarrollo y formación. Dichos elementos le permitirán a
cada estudiante conocerse y educarse a sí mismo; al docente le facilitará, como guía esencial
del proceso, privilegiar el desarrollo de las potencialidades de sus estudiantes
en función de su contribución a la formación integral de la personalidad (ICCP,
2020).
En
la medida en que se vaya logrando la toma de conciencia por los docentes de la
importancia de esta concepción y de su instrumentación, se facilitará
gradualmente el paso hacia la sustitución de concepciones tradicionales de
enseñanza, que centradas básicamente en el docente y en la trasmisión de
conocimientos, aún prevalecen como tendencia en muchas instituciones
educativas.
En
correspondencia con esta concepción, es fundamental buscar, desde el propio
contenido de las asignaturas, un nivel superior de integralidad, así como
métodos, medios de enseñanza, formas de organización y de evaluación más
productivos que direccionen y estimulen el máximo despliegue de las potencialidades
de los estudiantes, tanto a nivel individual como grupal, de modo que todos
alcancen, desde sus propias particularidades y en interacción productiva con
los otros, los diferentes objetivos previstos en cada nivel de educación, con
énfasis en el Proyecto Educativo Institucional (ICCP, 2020).
La
atención a la diversidad (Báez, 2020; Zambrano, 2020) constituye un
requerimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador y una demanda
que contiene el Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de
Educación, que se materializa en el currículo institucional.
A
partir de esta concepción, las metodologías particulares de cada asignatura
hacen sus aportaciones y enriquecen la didáctica general, desde el tratamiento
específico de sus objetivos, contenidos y demás componentes del proceso de
enseñanza-aprendizaje. Así, la educación genera desarrollo solo cuando es capaz
de conducir a las personas más allá de los niveles alcanzados y propicia
aprendizajes que superen las metas logradas; entonces, se habla de una
educación desarrolladora que va delante del desarrollo, guiándolo,
orientándolo, estimulándolo, ampliando continuamente los límites de la zona de
desarrollo potencial y los progresivos niveles de desarrollo del sujeto.
Dimensiones del aprendizaje desarrollador
Resulta
imprescindible, para concretar dicha concepción, abordar qué es el aprendizaje
desarrollador. Según Castellanos et al. (2002, citados por Arteaga et al., 2023):
Es aquel que garantiza en el individuo la
apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su
auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en
íntima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad
social. (p. 399)
Según
Reyes et al. (2010, citados por Arteaga et
al., 2023), para que el aprendizaje estimule el desarrollo, debe reunir tres
criterios básicos:
b)
Potenciar el tránsito
progresivo de la dependencia a la independencia y a la autorregulación, así
como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de conocer, controlar y
transformar creadoramente su propia persona y su medio.
c) Desarrollar
la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida,
a partir del dominio de las habilidades, estrategias y motivaciones para
aprender a aprender, y de la necesidad de un autoeducación constante. (p.399)
En
correspondencia con esta definición, Arteaga et al. (2023) hacen referencia a
las dimensiones del aprendizaje desarrollador: activación-regulación,
significatividad y motivación por aprender.
La
primera de las dimensiones del aprendizaje desarrollador mencionadas designa la
naturaleza activa, consciente e intencional de los procesos intelectuales en los
que se sustenta el aprendizaje y sus resultados. Una de sus subdimensiones es
la actividad intelectual productivo-creadora que constituye el componente
cognitivo integrado por los conocimientos, habilidades y estrategias que emplea
el sujeto para aprender.
La
metacognición se refiere al conocimiento de la propia cognición del sujeto sobre
sus estados y procesos cognitivos. El desarrollo metacognitivo guarda estrecha
relación con las posibilidades de llevar a cabo un aprendizaje estratégico, en
tanto el estudiante debe ser capaz de aplicar estrategias y producir otras en
correspondencia con las situaciones que enfrenta y las metas que se propone alcanzar;
de esta manera se potencia la activación-regulación.
Sobre
la base de la relación que se produce entre los componentes de esta dimensión,
se desarrollan en los estudiantes habilidades y cualidades intrínsecas al
pensamiento creador como la flexibilidad, la originalidad, la fluidez, la
curiosidad, la imaginación, el manejo de la novedad, la disposición para asumir
riesgos e igualmente se impulsa el pensamiento crítico reflexivo, que se
manifiesta en el reconocimiento de las contradicciones, en la comprensión e
interpretación de la información, en la valoración e identificación de
supuestos, en la defensa de ideas y argumentos, entre otros (Puentes &
Cabrera, 2012).
Según
López y Martínez (2024): "La metacognición, o la capacidad de reflexionar
sobre nuestro propio proceso de pensamiento y aprendizaje, juega un papel
crucial en la adquisición de conocimiento y habilidades".
Se
comparte el criterio de Reinoso et al. (2013) de que
puede lograrse un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador cuando permite
a los estudiantes descubrir contradicciones y problemas; explorar vías de
solución utilizando y adoptando múltiples posiciones; buscar y localizar nueva
información para interpretarla, valorarla, criticarla, aplicarla a nuevas
situaciones y utilizarla como información precedente para crear nueva
información; así como estimular constantemente el planteamiento de metas de
aprendizaje, la reflexión y el paso gradual del control y la regulación del
aprendizaje hacia el estudiante (autorregulación).
Como
parte de este análisis se considera necesario significar que para lograr lo
anterior, un papel importante lo tienen los métodos de enseñanza, esencialmente
productivos, y deben convertirse en herramientas indispensables que garanticen
la participación activa de los estudiantes en la búsqueda del conocimiento, de su
cuestionamiento y reflexión, potenciando la actividad cognoscitiva, práctica y
valorativa, además de propiciar el trabajo grupal en armonía con el individual.
Es
preciso destacar que el profesor debe tener en cuenta, en la dirección del
proceso de enseñanza-aprendizaje, aspectos tales como: el diagnóstico previo;
la descripción-explicación de las estrategias para aprender; la modelación de
la estrategia; la evaluación, por parte del estudiante, del grado de
efectividad que ha tenido la estrategia utilizada; la promoción de su
generalización y transferencia ante situaciones similares; entre otros. Resulta
importante tener en cuenta, en este sentido, lo expresado por Coromoto y
Barrientos (2011), al destacar que:
(…) en el aprendizaje
desarrollador deben existir nuevos retos o desafíos de innovación lo cual se
traduce en la inventiva y creatividad humana (…) mediante la incorporación en
el sistema educativo de nuevos estilos y formas de aprendizaje que tengan
cierta permanencia con flexibilidad en el pensamiento desarrollador, generador
de acción y fortalecedor de la excelencia comunitaria. (p.12)
La
segunda de las dimensiones del aprendizaje desarrollador es la
significatividad; ella integra los aspectos cognitivos, afectivos y valorativos
en el aprendizaje, así como el impacto en la personalidad de los estudiantes
(Castellanos et al., 2002) e implica la interacción de los estos con los
contenidos a aprender, en función de alcanzar:
a)
La relación de los nuevos
conocimientos con los conocimientos que ya se poseen (significatividad
conceptual);
b)
La relación de lo nuevo
con la experiencia cotidiana, del conocimiento y la vida, de la teoría con la
práctica (significatividad experiencial);
c)
La relación entre los
nuevos contenidos y el mundo afectivo-motivacional del sujeto (significatividad
afectiva). (Castellanos et al., 2002, p.39)
El
aprender involucra, en la significatividad, la unidad de lo cognitivo y lo
afectivo, toda vez que implica un proceso de construcción de significados y
atribución de sentido a las relaciones que se establecen en los contenidos a
aprender. Así, la significatividad emerge como resultado de la interacción
entre los procesos cognitivos y los afectivo-valorativos; de esta manera, Marchesi
y Martín (1998, citados por Puentes y Cabrera, 2012) refieren que:
(…) aprender involucra
siempre un proceso de construcción de significados y de atribución de sentido a
las relaciones que se establecen, que a su vez, se insertarán de una manera muy
personal en el sistema de las motivaciones, propósitos y expectativas de las
personas. (p. 162)
La
significatividad de los aprendizajes requiere de la implicación activa de los
sujetos hacia los aprendizajes que realizan, de la oportunidad de valorar de
manera muy personal sus contenidos desde diversos puntos de vista y perspectivas
(moral, social, ideológica), de analizar sus consecuencias y de reflexionar
sobre cómo se vinculan dichos contenidos con sus propias conductas, con su
mundo afectivo y con sus auténticas necesidades de interacción con el contexto.
De tal forma, Reinoso et al. (2013) plantean que para potenciar los significados:
·
Se contextualiza el
contenido a aprender desde las características de los estudiantes, el grupo
escolar y el contexto sociocultural.
·
Se estructuran y organizan
desde los vínculos interdisciplinarios para buscar el desarrollo de la
integración personal dentro de una perspectiva compleja y desde los vínculos
entre la teoría y la práctica, entre la escuela y la vida.
·
Se produzca una
valoración de lo aprendido a partir del análisis de su funcionalidad y
relevancia personal y social.
·
Se presentan situaciones
problémicas que permitan contrastar opiniones. (p .10)
En
tal sentido, Guamán y Venet (2019) expresan que para
potenciar el aprendizaje significativo se deben: "Analizar las fortalezas
y falencias que tienen tanto el estudiante como el educador y que le facilitará
prever y desarrollar las habilidades de cada uno de los estudiantes mediante
las actividades y herramientas de trabajo que se empleen dentro de clase".
(p. 222)
A
la tercera dimensión del aprendizaje desarrollador se le ha denominado
motivación para aprender. Ella expresa las particularidades de los procesos motivacionales
que estimulan, sostienen y dan dirección al aprendizaje de los estudiantes y
que condicionan su expresión como actividad permanente de autoperfeccionamiento
y autoeducación (Choque, 2023).
En
el aprendizaje desarrollador, según destaca González (2023), ejerce gran
influencia la motivación intrínseca ya que promueve la seguridad necesaria para
enfrentar obstáculos, para esforzarse perseverantemente y permite la
implicación e interés personal del sujeto que aprende, la satisfacción y los
sentimientos de realización personal por llevar a cabo la actividad de
aprendizaje.
En
este sentido alcanza gran significación lo referido por Arteaga et al. (2023): "El aprendizaje desarrollador
representa una herramienta indispensable para el trabajo diario de los
profesores, y, por tanto, un fundamento teórico-metodológico y práctico para
planificar, organizar, dirigir, desarrollar y evaluar su práctica profesional"
(p. 398). Alrededor del tema también abundan Reinoso et al. (2013):
Consecuentemente con lo
expresado se potencia la motivación intrínseca en una concepción desarrolladora
del aprendizaje cuando la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje favorece:
el fortalecimiento de la autoestima y el concepto de sí de los estudiantes y el
desarrollo de expectativas positivas respecto a su aprendizaje, el
autoconocimiento de sus potencialidades y de sus debilidades, la confianza y
autoconfianza de que sí pueden aprender, la atribución de sentido y valor a las
tareas de aprendizaje, así como el desarrollo del interés por el contenido a
aprender. (p .12)
Es
importante tener en cuenta que para lograrlo pueden presentarse situaciones de
aprendizaje problémicas, desafiantes, teniendo en cuenta la solución a partir
del trabajo con la zona de desarrollo potencial de los estudiantes que
aprenden. En relación a esto, se comparte el juicio de Avilés et al. (2023)
cuando expresaron que:
El aprendizaje desarrollador estimula a que
los estudiantes comprendan la importancia de aprender y adquirir conocimiento,
de esta manera se espera que mejoren sus actitudes, habilidades de
autorregulación y motivación por aprender. El objetivo de esta forma de
aprendizaje es construir una educación sólida, que no solo se enfoque en
consumir y acumular información, sino en buscarla, transformarla y utilizarla
de manera efectiva. (p. 943)
Exigencias didácticas para un proceso de
enseñanza-aprendizaje desarrollador
Las
exigencias didácticas para un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador,
presentadas por el grupo de Técnicas para el Desarrollo Intelectual (2024,
citado por Durán et al., 2024), son las siguientes:
1.
Diagnóstico integral de
la preparación de los educandos para las exigencias del proceso de
enseñanza-aprendizaje, nivel de logros y potencialidades en el contenido del
aprendizaje, desarrollo intelectual y afectivo-valorativo.
2.
Estructurar el proceso de
enseñanza-aprendizaje hacia la búsqueda activa del conocimiento por los
educandos, teniendo en cuenta los momentos de orientación, ejecución y control
de la actividad y los medios de enseñanza, que favorezcan la actividad
independiente y la búsqueda de información.
3.
Concebir un sistema de
actividades para la búsqueda y exploración del conocimiento por los educandos,
desde posiciones reflexivas, que estimulen y propicien el desarrollo del
pensamiento y la independencia.
4.
Orientar la motivación
hacia el objeto de la actividad de estudio y mantener su constancia.
Desarrollar la necesidad de aprender y de entrenarse en cómo hacerlo.
5.
Estimular la formación de
conceptos y el desarrollo de los procesos lógicos del pensamiento y el alcance
del nivel teórico, en la medida en que se produce la apropiación de los
conocimientos y se eleva la capacidad de resolver problemas.
6.
Desarrollar formas de
actividad y de comunicación colectivas, que favorezcan el desarrollo
intelectual, logrando la adecuada interacción de lo individual con lo
colectivo, así como la adquisición de estrategias de aprendizaje por los
educandos.
7.
Atender las diferencias
individuales en el desarrollo de los escolares, en el tránsito del nivel
logrado hacia el que se aspira.
8.
Vincular el contenido de
aprendizaje con la práctica social y estimular la valoración por los educandos
en el plano educativo y los procesos de su formación cultural en general. (pp.
21-22)
Estos
principios enriquecen, con su función orientadora, la preparación de los docentes
y crean las condiciones como presupuestos de partida sobre los que debe
transformarse el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el camino hacia un
proceso de interacción dinámica de los sujetos con el objeto de aprendizaje y
de los sujetos entre sí, que integre acciones dirigidas a la instrucción, al
desarrollo y a la educación del estudiante.
A
partir de lo anteriormente expresado, hay que considerar, entre otras, las
siguientes características para crear ambientes de enseñanza-aprendizaje
desarrolladores: la promoción de una construcción activa y personal de
conocimientos por los estudiantes, la unidad de lo afectivo motivacional y de lo
cognitivo instrumental a través de lo racional y vivencial, la creación de oportunidades
para trabajar en grupo, la cooperación, el respeto a la individualidad, así
como la creación de situaciones de aprendizaje que faciliten la comunicación y la
libertad de expresión.
De
manera resumida, se han presentado las posiciones de diferentes autores sobre los elementos que caracterizan el aprendizaje
desarrollador, con sus correspondientes dimensiones, subdimensiones y
exigencias, como referentes teóricos de partida para llevar a la práctica las demandas que fundamentan
las transformaciones educacionales en el Tercer Proceso de Perfeccionamiento
del Sistema Nacional de Educación en Cuba.
1. El
proceso de enseñanza-aprendizaje, desde una concepción desarrolladora, demanda el
empleo de estrategias didácticas que promuevan que niños, adolescentes y
jóvenes sean capaces de asimilar activa y críticamente los contenidos de la
cultura y se apropien de aquellos modos de pensar, de sentir y de hacer que les
permitan transformar su propia persona y su medio.
2. Se
requiere, por parte del docente, de una concepción en la que se sustituyan las
actividades centradas en el maestro por actividades en las que se genere la
colaboración entre los estudiantes para una mayor contribución al desarrollo de
sus potencialidades, transformándolos de entes pasivos en activos, tal como
exige el Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación
en Cuba.
Referencias bibliográficas
Arteaga, E., Rodríguez, Y.
& Del Sol, J. L. (2023). Estrategia didáctica para promover el aprendizaje desarrollador
en la asignatura Matemática III. Revista
Conrado, 19(95), 397-406. https://conrado.ucf.edu.cu/index.php/conrado/article/view/3440/3286
Avilés, E. S., Vallejo, L. E., Guamanquispe, V. G. & Escobar, S. C. (2023).
Aprendizaje desarrollador y la construcción integral del conocimiento. Revista Polo del Conocimiento, 8(3),
942-960.
https://polodelconocimiento.com/ojs/index.php/es/article/view/5354
Báez, A. (2020). Modelo didáctico de atención a la diversidad
de estudiantes en la sistematización del contenido matemático en el nivel
educativo Preuniversitario [Tesis doctoral. Universidad de Granma].
Castellanos, D. (2005). Estrategias para promover el aprendizaje
desarrollador en el contexto escolar. En: Curso
Pedagogía ´05. (2005). La Habana.
Castellanos, D., Castellanos, B., Lliviana, M. J., Silverio, M., Reinoso,
C. & García, C. (2002). Aprender y
enseñar en la escuela: Una concepción desarrolladora. https://profesorailianartiles.wordpress.com/wp-content/uploads/2013/04/aprender-y-ensec3b1ar-en-la-escuela-una-concepcic3b3n-desarrolladora.pdf
Choque, L.
(2023). Estrategia didáctica basada en el aprendizaje desarrollador para la investigación en la
Carrera de Trabajo Social
Universidad Autónoma Tomás Frías Sede Uncía, Bolivia. Revista Ciencia & Sociedad, 3(1),
3-15. https://cienciaysociedaduatf.com/index.php/ciesocieuatf/article/download/57/45/109
Coromoto, M. & Barrientos, N. J. (2011).
Aprendizaje desarrollador una nueva visión en la educación superior. Cuadernos de Educación y Desarrollo, 3(27).
https://www.eumed.net/rev/ced/27/ggb.htm
Díaz, M. & Verdecia, D. (2022). El proceso
formativo del profesional para la educación artística en el contexto
actual. VARONA, Revista Científico-Metodológica, 75, 1-11. http://scielo.sld.cu/pdf/vrcm/n75/1992-8238-vrcm-75-e1753.pdf
Durán, Z. E., Cok, A., Herrera, D., Domínguez, N. E.
& Santos, E. M. (2024). Orientaciones
Metodológicas: El mundo en que vivimos. Segundo Grado. Editorial Pueblo y
Educación.
González, Y. (2023). El enfoque desarrollador en el
proceso de enseñanza-aprendizaje de la Geografía en el Preuniversitario. Revista Conrado, 19(91), 187-191. http://scielo.sld.cu/pdf/rc/v19n91/1990-8644-rc-19-91-187.pdf
Guamán, V. J. & Venet, R. (2019). El aprendizaje
significativo desde el contexto de la planificación didáctica. Revista Conrado,
15(69), 218-223.
http://scielo.sld.cu/pdf/rc/v15n69/1990-8644-rc-15-69-218.pdf
Instituto Central de Ciencias Pedagógicas. (ICCP). (2020). Propuestas para la transformación de las instituciones
educativas. Editorial
Pueblo y Educación.
López, S. & Martínez, B. (2024, abril 9). La
metacognición en el diseño de situaciones de aprendizaje. Centro Nacional de Desarrollo Curricular en Sistemas no Propietarios-
INTEF, 3(1).
https://cedec.intef.es/la-metacognicion-en-el-diseno-de-situaciones-de-aprendizaje/
Moncayo, O. F, Manjarrez, N. N & Boza, J. A.
(2020). Objeto de estudio de la didáctica en la unidad de Aprendizaje
Administración de empresas de la Universidad Estatal de Quevedo, Ecuador. Revista Conrado, 16(74), 284-290.
http://scielo.sld.cu/pdf/rc/v16n74/1990-8644-rc-16-74-284.pdf
Navarro, S. M. & Valle, A. D. (2024). Tercer
Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación en Cuba. Revista Científica GADE, 4(2),
78-88. https://revista.redgade.com/index.php/Gade/article/download/420/194
Pérez, G., Torres, V. E., Pupo, Y., Lao, L. &
Moncayo, O. F. (2022). La activación del aprendizaje y la gestión independiente
del conocimiento en la formación psicopedagógica. Revista Conrado, 18(S3), 395-405. https://conrado.ucf.edu.cu/index.php/conrado/article/view/2677
Puentes, U. & Cabrera, N. L. (2012). El proceso de
enseñanza-aprendizaje desde el enfoque histórico-cultural. Didasc@lia: Didáctica y Educación, 3(2), 157-172. https://revistas.ult.edu.cu/index.php/didascalia/article/download/94/93/411
Reinoso, C., Ballester, S., González, C., Torres, Y. & Ribot, G. (2013). El
aprendizaje desarrollador. Teoría y práctica en la formación de educadores. Pedagogía 2013. Curso 31.
Zambrano, D. (2020). La preparación del maestro primario de nivel
medio superior para la atención a la diversidad [Tesis de doctorado, Universidad de Granma].
Zilberstein, J. & Silvestre, M. (2002). Hacia una didáctica desarrolladora. Editorial Pueblo y Educación.