El aprendizaje desarrollador desde el proceso de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación (Revisión)

Developer learning from the process of improvement of the National Education System (Review)

María Luisa Tiá Pacheco. Licenciado en Educación en la especialidad de Química. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Dirección Municipal de Educación. Manzanillo. Granma. Cuba. marialuisatia025@gmail.com

Victoria Elvira Torres Moreno. Licenciado en Educación en la especialidad de Química. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular. Universidad de Granma. Bayamo. Granma. Cuba. elviratorresmoreno475@gmail.com  

Alexis González Salas. Licenciado en Cultura Física. Máster en Ciencias de la Educación.  Dirección Municipal de Educación. Docente Especialista Principal. Manzanillo. Granma. Cuba. gonzalezsalas52@gmail.com

Recibido: 25-10-2024/Aceptado: 28-03-2025

Resumen

El proceso de enseñanza-aprendizaje, desde una concepción desarrolladora, adquiere en el contexto actual gran trascendencia, pues conduce a estimular la motivación de los estudiantes por el aprendizaje y la formación, en general, como un sistema integrado; de ahí que se presenta un artículo de revisión cuyo propósito es reseñar algunas características a considerar para desarrollar aprendizajes sustentados en las dimensiones del aprendizaje desarrollador. Para ello fueron utilizados métodos teóricos y empíricos como el analítico-sintético, el inductivo-deductivo y el análisis de documentos. De modo general, se concluyó que este aprendizaje resulta de gran importancia para conducir  a los estudiantes hacia un dominio sólido y significativo del contenido, alejándolos del fracaso escolar y la apatía por la actividad educativa; de esta manera se promueve la renovación de enfoques y se contribuye a modificar la práctica pedagógica, atendiendo a las exigencias del Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación.

Palabras clave: proceso de enseñanza-aprendizaje; aprendizaje desarrollador; aprendizaje significativo; perfeccionamiento educacional.

Abstract

The teaching-learning process from a developmental perspective acquires great significance in the current context, as it stimulates students' motivation for learning and training, in general, as an integrated system; hence, a review article is presented whose purpose is to review some characteristics to consider in developing learning based on the dimensions of developmental learning; it constitutes a result of the research project "The Improvement of the Pedagogical Process in Education in the Manzanillo Municipality," for which theoretical methods such as analytical-synthetic, inductive-deductive, and document analysis were used. In general, it is concluded that this learning is of great importance in leading students toward a solid and meaningful mastery of the content, distancing them from academic failure and apathy toward educational activity. In this way, the renewal of approaches and modifications in pedagogical practice are promoted, attending to the demands of the Third Improvement Process of the National Education System.

Keywords: teaching; meaningful, developer learning

Introducción

Actualmente la sociedad cubana exige a la escuela la tarea de lograr que las nuevas generaciones asimilen los adelantados de la ciencia y la técnica y se formen integralmente para que desempeñar un papel activo que propicie la transformación de la realidad. En este sentido, es innegable que la formación y desarrollo de las capacidades, así como la habilidad del hombre en el campo de la ciencia constituyen un problema objeto de atención. Se trata de que la escuela promueva un aprendizaje activo en los estudiantes como se recoge en los actuales programas de las diferentes asignaturas en el Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación.

Para lograr lo antes expuesto, no se trata solo de abordar los nuevos contenidos desde la lógica de la ciencia, sino de presentarlos a partir del planteamiento y la solución de situaciones de aprendizaje en las que se revele su carácter político-ideológico, económico-laboral y científico-ambiental como situaciones propias del entorno social en el que se desarrolla el estudiante, y encierren en su resolución el nuevo contenido que se va a desarrollar, lo que propicia que los estudiantes amplíen el sistema de conocimientos que van adquiriendo del contexto natural o social en que se desenvuelven y desarrollen habilidades, con formas de pensamiento activo y heurístico.

Desde esta perspectiva, una concepción tradicionalista no satisface las demandas del mundo contemporáneo; para ello se requiere de formas integradoras de educación, de enseñanza y aprendizaje caracterizadas por una visión compleja e integral del mundo, por una práctica educativa flexible, reflexiva, abierta, problematizadora, estimulada por demandas personales y del contexto, con variedad de situaciones y actividades: se requiere de una concepción desarrolladora de los procesos de enseñar y aprender. En este sentido, Navarro y Valle (2024) expresan que: "el III perfeccionamiento se enfocó en fortalecer la formación integral de los estudiantes, elevar la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje y perfeccionar la estructura y organización del sistema educativo" (p.78).

En el siguiente artículo de revisión se abordan aspectos significativos del concepto de proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador y se reflexiona sobre su sistematización, desde posiciones teóricas que pueden estimular  en los docentes la creación de proyectos de mejoramiento del aprendizaje en sus clases, en aras de elevar la calidad de la formación de los estudiantes, necesaria para enfrentar los retos de la educación en la actualidad, las que han servido de base para elaborar los fundamentos del Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación en Cuba.

Consideraciones teóricas sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador

Las tendencias pedagógicas actuales indican que lo más factible es poner en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje al estudiante y a las intenciones de lograr un proceso formativo integrador que desarrolle al máximo sus potencialidades así como que atienda y respete la diversidad, sobre la base de los conocimientos de la ciencia, de la tecnología y de la cultura contemporánea, en cuyo núcleo esencial ha de estar la formación de los valores identitarios y humanos universales, con la finalidad de que este sujeto se integre a la sociedad donde vive y contribuya a su desenvolvimiento y perfeccionamiento.

Formar una personalidad integral, portadora de elevados valores y principios que fundamentan nuestra identidad nacional, constituye una necesidad social que exige de un cambio educativo en el mundo. Para Díaz y Verdecia (2022): "El reto pedagógico esencial en el siglo XXI para la formación de las nuevas generaciones tiene necesariamente que considerar el concepto de educación para la vida desde una perspectiva dialéctica de lo global y lo particular en tramas diversas (…)" (p.2).

Los nuevos modelos educativos se centran en el estudiante como sujeto activo, superando la concepción de la enseñanza centrada en el docente como eje básico de un proceso eminentemente instructivo y transmisor de un conocimiento incuestionable e imperecedero. Se debe propiciar que las nuevas generaciones sean capaces de asimilar activa y críticamente los contenidos de la cultura y se apropien de aquellos modos de pensar, sentir y de hacer, que garanticen la orientación inteligente en contextos locales y globales complejos. De esta manera, el reto de la educación es de prepararlos para los nuevos tiempos, promoviendo en ellos el aprender a conocer, a hacer, a convivir y a ser, en los que se centra el desarrollo del sujeto.

En consonancia con lo anterior, Castellanos (2005) expresa que el aprendizaje humano es por esencia:

El proceso dialéctico de apropiación de los contenidos y las formas de conocer, hacer, convivir y ser construidos en la experiencia sociohistórica, en la cual se producen cambios relativamente duraderos y generalizables, que le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como personalidad. (p.7)

Consecuentemente, el aprender a conocer implica apropiarse de estrategias cognitivas, metacognitivas y motivacionales que permitan producir el saber, resolver problemas, aprender a aprender de manera permanente e independiente a lo largo de toda la vida y en diferentes contextos (Pérez et al., 2022). Esto presupone que nuestros niños, adolescentes y jóvenes se apropien de las herramientas intelectuales necesarias para reflexionar, buscar información, valorarla y utilizarla en un mundo que está en constante trasformación.

Es por esta necesidad social y como resultado del perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, que se viene produciendo una profunda reconceptualización del vínculo entre los procesos de enseñanza, aprendizaje y desarrollo desde una concepción desarrolladora (Zilberstein & Silvestre, 2002).

En este sentido, Moncayo et al. (2020) refieren que:

El proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador requiere que el estudiante adopte una posición activa en el aprendizaje y se sustituyen la actividad centrada en el profesor por situaciones en las que las formas colectivas y de colaboración que se generen en los estudiantes permitan una contribución mayor al desarrollo de sus potencialidades, que eviten posturas pasivas poco produtivas, y en las que el contenido esté relacionado con la

realidad formativa. (p. 285)

En correspondencia con lo anterior, se desarrolló un proyecto de investigación que aportó una construcción teórico-metodológica de un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador, así como sus formas de instrumentación en la práctica. Como sustento teórico de dicha construcción, se tomaron los fundamentos derivados del estudio del Grupo de Pedagogía del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (ICCP, 2020) y de especialistas de las universidades de Ciencias Pedagógicas del país y de otras instituciones, que su referente teórico-metodológico radica en la escuela histórico-cultural que fundamenta la relación dialéctica entre educación, aprendizaje y desarrollo.

La educación es vista como un proceso social complejo e histórico en el que tiene lugar la transmisión y apropiación de la herencia cultural; en cambio, el aprendizaje representa el proceso a través del cual el sujeto se apropia de los contenidos y formas de cultura que son transmitidas en la interacción con otras personas.

En esta concepción, los docentes tienen un referente orientador, sobre todo, integrador y coherente para el desarrollo de su dirección pedagógica, en el que el estudiante se coloca en el centro de dicho accionar; es decir, se ve como sujeto de su propio desarrollo y formación. Dichos elementos le permitirán a cada estudiante conocerse y educarse a sí mismo;  al docente le facilitará, como guía esencial del proceso, privilegiar el desarrollo de las potencialidades de sus estudiantes en función de su contribución a la formación integral de la personalidad (ICCP, 2020).

En la medida en que se vaya logrando la toma de conciencia por los docentes de la importancia de esta concepción y de su instrumentación, se facilitará gradualmente el paso hacia la sustitución de concepciones tradicionales de enseñanza, que centradas básicamente en el docente y en la trasmisión de conocimientos, aún prevalecen como tendencia en muchas instituciones educativas.

En correspondencia con esta concepción, es fundamental buscar, desde el propio contenido de las asignaturas, un nivel superior de integralidad, así como métodos, medios de enseñanza, formas de organización y de evaluación más productivos que direccionen y estimulen el máximo despliegue de las potencialidades de los estudiantes, tanto a nivel individual como grupal, de modo que todos alcancen, desde sus propias particularidades y en interacción productiva con los otros, los diferentes objetivos previstos en cada nivel de educación, con énfasis en el Proyecto Educativo Institucional (ICCP, 2020).

La atención a la diversidad (Báez, 2020; Zambrano, 2020) constituye un requerimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador y una demanda que contiene el Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, que se materializa en el currículo institucional.

A partir de esta concepción, las metodologías particulares de cada asignatura hacen sus aportaciones y enriquecen la didáctica general, desde el tratamiento específico de sus objetivos, contenidos y demás componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje. Así, la educación genera desarrollo solo cuando es capaz de conducir a las personas más allá de los niveles alcanzados y propicia aprendizajes que superen las metas logradas; entonces, se habla de una educación desarrolladora que va delante del desarrollo, guiándolo, orientándolo, estimulándolo, ampliando continuamente los límites de la zona de desarrollo potencial y los progresivos niveles de desarrollo del sujeto.

Dimensiones del aprendizaje desarrollador

Resulta imprescindible, para concretar dicha concepción, abordar qué es el aprendizaje desarrollador. Según Castellanos et al. (2002, citados por Arteaga et al., 2023):

Es aquel que garantiza en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social. (p. 399)

Según Reyes et al. (2010,  citados por Arteaga et al., 2023), para que el aprendizaje estimule el desarrollo, debe reunir tres criterios básicos:

a)   Promover el desarrollo integral de la personalidad del estudiante, es decir, activar la apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales en estrecha armonía con la formación de sentimientos, motivaciones, cualidades, valores, convicciones e ideales (…).

b)  Potenciar el tránsito progresivo de la dependencia a la independencia y a la autorregulación, así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de conocer, controlar y transformar creadoramente su propia persona y su medio.

c)   Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades, estrategias y motivaciones para aprender a aprender, y de la necesidad de un autoeducación constante. (p.399)

En correspondencia con esta definición, Arteaga et al. (2023) hacen referencia a las dimensiones del aprendizaje desarrollador: activación-regulación, significatividad y motivación por aprender.

La primera de las dimensiones del aprendizaje desarrollador mencionadas designa la naturaleza activa, consciente e intencional de los procesos intelectuales en los que se sustenta el aprendizaje y sus resultados. Una de sus subdimensiones es la actividad intelectual productivo-creadora que constituye el componente cognitivo integrado por los conocimientos, habilidades y estrategias que emplea el sujeto para aprender.

La metacognición se refiere al conocimiento de la propia cognición del sujeto sobre sus estados y procesos cognitivos. El desarrollo metacognitivo guarda estrecha relación con las posibilidades de llevar a cabo un aprendizaje estratégico, en tanto el estudiante debe ser capaz de aplicar estrategias y producir otras en correspondencia con las situaciones que enfrenta y las metas que se propone alcanzar; de esta manera se potencia la activación-regulación.

Sobre la base de la relación que se produce entre los componentes de esta dimensión, se desarrollan en los estudiantes habilidades y cualidades intrínsecas al pensamiento creador como la flexibilidad, la originalidad, la fluidez, la curiosidad, la imaginación, el manejo de la novedad, la disposición para asumir riesgos e igualmente se impulsa el pensamiento crítico reflexivo, que se manifiesta en el reconocimiento de las contradicciones, en la comprensión e interpretación de la información, en la valoración e identificación de supuestos, en la defensa de ideas y argumentos, entre otros (Puentes & Cabrera, 2012).

Según López y Martínez (2024): "La metacognición, o la capacidad de reflexionar sobre nuestro propio proceso de pensamiento y aprendizaje, juega un papel crucial en la adquisición de conocimiento y habilidades".

Se comparte el criterio de Reinoso et al. (2013) de que puede lograrse un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador cuando permite a los estudiantes descubrir contradicciones y problemas; explorar vías de solución utilizando y adoptando múltiples posiciones; buscar y localizar nueva información para interpretarla, valorarla, criticarla, aplicarla a nuevas situaciones y utilizarla como información precedente para crear nueva información; así como estimular constantemente el planteamiento de metas de aprendizaje, la reflexión y el paso gradual del control y la regulación del aprendizaje hacia el estudiante (autorregulación).

Como parte de este análisis se considera necesario significar que para lograr lo anterior, un papel importante lo tienen los métodos de enseñanza, esencialmente productivos, y deben convertirse en herramientas indispensables que garanticen la participación activa de los estudiantes en la búsqueda del conocimiento, de su cuestionamiento y reflexión, potenciando la actividad cognoscitiva, práctica y valorativa, además de propiciar el trabajo grupal en armonía con el individual.

Es preciso destacar que el profesor debe tener en cuenta, en la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje, aspectos tales como: el diagnóstico previo; la descripción-explicación de las estrategias para aprender; la modelación de la estrategia; la evaluación, por parte del estudiante, del grado de efectividad que ha tenido la estrategia utilizada; la promoción de su generalización y transferencia ante situaciones similares; entre otros. Resulta importante tener en cuenta, en este sentido, lo expresado por Coromoto y Barrientos (2011), al destacar que:

(…) en el aprendizaje desarrollador deben existir nuevos retos o desafíos de innovación lo cual se traduce en la inventiva y creatividad humana (…) mediante la incorporación en el sistema educativo de nuevos estilos y formas de aprendizaje que tengan cierta permanencia con flexibilidad en el pensamiento desarrollador, generador de acción y fortalecedor de la excelencia comunitaria. (p.12)

La segunda de las dimensiones del aprendizaje desarrollador es la significatividad; ella integra los aspectos cognitivos, afectivos y valorativos en el aprendizaje, así como el impacto en la personalidad de los estudiantes (Castellanos et al., 2002) e implica la interacción de los estos con los contenidos a aprender, en función de alcanzar:

a)   La relación de los nuevos conocimientos con los conocimientos que ya se poseen (significatividad conceptual);

b)  La relación de lo nuevo con la experiencia cotidiana, del conocimiento y la vida, de la teoría con la práctica (significatividad experiencial);

c)   La relación entre los nuevos contenidos y el mundo afectivo-motivacional del sujeto (significatividad afectiva). (Castellanos et al., 2002, p.39)

El aprender involucra, en la significatividad, la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, toda vez que implica un proceso de construcción de significados y atribución de sentido a las relaciones que se establecen en los contenidos a aprender. Así, la significatividad emerge como resultado de la interacción entre los procesos cognitivos y los afectivo-valorativos; de esta manera, Marchesi y Martín (1998, citados por Puentes y Cabrera, 2012) refieren que:

(…) aprender involucra siempre un proceso de construcción de significados y de atribución de sentido a las relaciones que se establecen, que a su vez, se insertarán de una manera muy personal en el sistema de las motivaciones, propósitos y expectativas de las personas. (p. 162)

La significatividad de los aprendizajes requiere de la implicación activa de los sujetos hacia los aprendizajes que realizan, de la oportunidad de valorar de manera muy personal sus contenidos desde diversos puntos de vista y perspectivas (moral, social, ideológica), de analizar sus consecuencias y de reflexionar sobre cómo se vinculan dichos contenidos con sus propias conductas, con su mundo afectivo y con sus auténticas necesidades de interacción con el contexto. De tal forma, Reinoso et al. (2013) plantean que para potenciar los significados:

·    Se contextualiza el contenido a aprender desde las características de los estudiantes, el grupo escolar y el contexto sociocultural.

·    Se estructuran y organizan desde los vínculos interdisciplinarios para buscar el desarrollo de la integración personal dentro de una perspectiva compleja y desde los vínculos entre la teoría y la práctica, entre la escuela y la vida.

·    Se produzca una valoración de lo aprendido a partir del análisis de su funcionalidad y relevancia personal y social.

·    Se presentan situaciones problémicas que permitan contrastar opiniones. (p .10)

En tal sentido, Guamán y Venet (2019) expresan que para potenciar el aprendizaje significativo se deben: "Analizar las fortalezas y falencias que tienen tanto el estudiante como el educador y que le facilitará prever y desarrollar las habilidades de cada uno de los estudiantes mediante las actividades y herramientas de trabajo que se empleen dentro de clase". (p. 222)

A la tercera dimensión del aprendizaje desarrollador se le ha denominado motivación para aprender. Ella expresa las particularidades de los procesos motivacionales que estimulan, sostienen y dan dirección al aprendizaje de los estudiantes y que condicionan su expresión como actividad permanente de autoperfeccionamiento y autoeducación (Choque, 2023).

En el aprendizaje desarrollador, según destaca González (2023), ejerce gran influencia la motivación intrínseca ya que promueve la seguridad necesaria para enfrentar obstáculos, para esforzarse perseverantemente y permite la implicación e interés personal del sujeto que aprende, la satisfacción y los sentimientos de realización personal por llevar a cabo la actividad de aprendizaje.

En este sentido alcanza gran significación lo referido por Arteaga et al.  (2023): "El aprendizaje desarrollador representa una herramienta indispensable para el trabajo diario de los profesores, y, por tanto, un fundamento teórico-metodológico y práctico para planificar, organizar, dirigir, desarrollar y evaluar su práctica profesional" (p. 398). Alrededor del tema también abundan Reinoso et al. (2013):

Consecuentemente con lo expresado se potencia la motivación intrínseca en una concepción desarrolladora del aprendizaje cuando la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje favorece: el fortalecimiento de la autoestima y el concepto de sí de los estudiantes y el desarrollo de expectativas positivas respecto a su aprendizaje, el autoconocimiento de sus potencialidades y de sus debilidades, la confianza y autoconfianza de que sí pueden aprender, la atribución de sentido y valor a las tareas de aprendizaje, así como el desarrollo del interés por el contenido a aprender. (p .12)

Es importante tener en cuenta que para lograrlo pueden presentarse situaciones de aprendizaje problémicas, desafiantes, teniendo en cuenta la solución a partir del trabajo con la zona de desarrollo potencial de los estudiantes que aprenden. En relación a esto, se comparte el juicio de Avilés et al. (2023) cuando expresaron que:

 El aprendizaje desarrollador estimula a que los estudiantes comprendan la importancia de aprender y adquirir conocimiento, de esta manera se espera que mejoren sus actitudes, habilidades de autorregulación y motivación por aprender. El objetivo de esta forma de aprendizaje es construir una educación sólida, que no solo se enfoque en consumir y acumular información, sino en buscarla, transformarla y utilizarla de manera efectiva. (p. 943)

Exigencias didácticas para un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador

Las exigencias didácticas para un proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador, presentadas por el grupo de Técnicas para el Desarrollo Intelectual (2024, citado por Durán et al., 2024), son las siguientes:

1.   Diagnóstico integral de la preparación de los educandos para las exigencias del proceso de enseñanza-aprendizaje, nivel de logros y potencialidades en el contenido del aprendizaje, desarrollo intelectual y afectivo-valorativo.

2.   Estructurar el proceso de enseñanza-aprendizaje hacia la búsqueda activa del conocimiento por los educandos, teniendo en cuenta los momentos de orientación, ejecución y control de la actividad y los medios de enseñanza, que favorezcan la actividad independiente y la búsqueda de información.

3.   Concebir un sistema de actividades para la búsqueda y exploración del conocimiento por los educandos, desde posiciones reflexivas, que estimulen y propicien el desarrollo del pensamiento y la independencia.

4.   Orientar la motivación hacia el objeto de la actividad de estudio y mantener su constancia. Desarrollar la necesidad de aprender y de entrenarse en cómo hacerlo.

5.   Estimular la formación de conceptos y el desarrollo de los procesos lógicos del pensamiento y el alcance del nivel teórico, en la medida en que se produce la apropiación de los conocimientos y se eleva la capacidad de resolver problemas.

6.   Desarrollar formas de actividad y de comunicación colectivas, que favorezcan el desarrollo intelectual, logrando la adecuada interacción de lo individual con lo colectivo, así como la adquisición de estrategias de aprendizaje por los educandos.

7.   Atender las diferencias individuales en el desarrollo de los escolares, en el tránsito del nivel logrado hacia el que se aspira.

8.   Vincular el contenido de aprendizaje con la práctica social y estimular la valoración por los educandos en el plano educativo y los procesos de su formación cultural en general. (pp. 21-22)

Estos principios enriquecen, con su función orientadora, la preparación de los docentes y crean las condiciones como presupuestos de partida sobre los que debe transformarse el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el camino hacia un proceso de interacción dinámica de los sujetos con el objeto de aprendizaje y de los sujetos entre sí, que integre acciones dirigidas a la instrucción, al desarrollo y a la educación del estudiante.

A partir de lo anteriormente expresado, hay que considerar, entre otras, las siguientes características para crear ambientes de enseñanza-aprendizaje desarrolladores: la promoción de una construcción activa y personal de conocimientos por los estudiantes, la unidad de lo afectivo motivacional y de lo cognitivo instrumental a través de lo racional y vivencial, la creación de oportunidades para trabajar en grupo, la cooperación, el respeto a la individualidad, así como la creación de situaciones de aprendizaje que faciliten la comunicación y la libertad de expresión.

De manera resumida, se han presentado las posiciones de diferentes autores sobre  los elementos que caracterizan el aprendizaje desarrollador, con sus correspondientes dimensiones, subdimensiones y exigencias, como referentes teóricos de partida para  llevar a la práctica las demandas que fundamentan las transformaciones educacionales en el Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación en Cuba.

Conclusiones

1.   El proceso de enseñanza-aprendizaje, desde una concepción desarrolladora, demanda el empleo de estrategias didácticas que promuevan que niños, adolescentes y jóvenes sean capaces de asimilar activa y críticamente los contenidos de la cultura y se apropien de aquellos modos de pensar, de sentir y de hacer que les permitan transformar su propia persona y su medio.

2.   Se requiere, por parte del docente, de una concepción en la que se sustituyan las actividades centradas en el maestro por actividades en las que se genere la colaboración entre los estudiantes para una mayor contribución al desarrollo de sus potencialidades, transformándolos de entes pasivos en activos, tal como exige el Tercer Proceso de Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación en Cuba.

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