Revisión Recibido: 28/03/2023 │ Aceptado: 29/06/2023

El cuerpo femenino como capital cultural y lenguaje no verbal. Análisis de la novela “Fe en Disfraz” de Mayra Santos Febres

The female body as cultural capital and non-verbal lenguage“Fe en disfraz”by Mayra Santos Febres

Lic. Odelaidis Vaneza Marimon Mendoza. Grupos de investigación GREDFICAD. Joven Investigadora, Universidad del Atlántico. Barranquilla, Colombia. [ovmarimon@mail.uniatlantico.edu.co]


Mag. Eduardo Elles Cuadro. Grupos de investigación GREDFICAD. Joven Investigador, Universidad del Atlántico. Barranquilla, Colombia. [eelles@mail.uniatlantico.edu.co]


Mag. Werner Vonn Lemus Cuadro. Grupo de investigación GIDEPRALS. Coordinador de Cultura – Investigador, Universidad San Buenaventura. Cartagena de Indias, Colombia.

[coordinador.cultural@usbctg.edu.co]


Lic. Juan Junior Mendoza Tasco. Universidad del Atlántico. Barranquilla, Colombia.

[jjuniormendoza@mail.uniatlantico.edu.co]


Lic. Leiber Mauricio Álvarez Contreras. Universidad del Atlántico. Barranquilla, Colombia.

[lmauricioalvarez@mail.uniatlantico.edu.co]

Resumen

En este artículo se realiza un análisis de la novela “Fe en disfraz” (2009) de Mayra Santos Febres, desde las perspectivas del cuerpo, la memoria, la identidad y la comunicación no verbal de los cuerpos femeninos afrocaribeños. Entendiendo que la novela representa una reflexión hacia la memoria colectiva, cultural y corporal de la visión de las mujeres negras ante la sociedad a través del tiempo. A partir de las narraciones de las acusaciones presentadas por esclavas y desde la experiencia sexual, profesional y personal de la protagonista de la novela (Fe Verdejo). Asimismo, se reflexiona sobre la belleza de la mujer negra y como esta es relegada por los cánones de belleza corporal adoptados colectivamente en la actualidad.

Palabras clave: Cuerpo; Disfraz; Identidad; lenguaje no verbal; Mujer negra.

Abstract

This article analyses the novel “Fe en disfraz” (2009) by Myra Santos Febres, from the perspective of the body, memory, identity and non-verbal communication of the Afro-Caribbean feminine body. This analysis acknowledges that the novel represents a reflection on the collective memory, culture, and body perception of the black women in society over the course of time, starting from the speeches of accusation presented by slaves and from the Fe's sexual, professional, and personal experience. Additionally, this article reflects on black women’s’ beauty and how they are relegated by the beauty patrons adopted collectively by today’s society.

Keywords: Body; Identity; Black Woman; Non-verbal communication; Costume.

Introducción

Mayra Santos Febres (Carolina, Puerto Rico, 26 de febrero de 1966) catedrática y escritora con amplio y fructífero recorrido en las letras. En particular, se pueden destacar varias distinciones, una de ellas, en 1991, se adjudicó el primer premio para poesía de la Revista Tríptico, en Puerto Rico. Algunas de sus obras han sido traducidas a otros idiomas, especialmente, la novela titulada Fe en Disfraz (FED - 2009), donde se plasman los hechos históricos relativos a mujeres negras que padecieron el yugo de la esclavitud en la América colonial. Igualmente, esta obra narrativa escrita trata la vida de María Fernanda Verdejo II (hipocorísticamente Fe Verdejo) y de Martín Tirado, ambos historiadores.

Contrario a los cánones de belleza de los cuerpos grecorromanos, se puede decir que los patrones femeninos afrodescendientes están provistos de voluptuosidad (labios, busto, caderas ytrasero). Tales atributos se manifiestan en Fe Verdejo, protagonista de la obra narrativa FED. Ahora bien, con la llegada de la EdadContemporánea, se evidenció un patrón de belleza dominado por una delgadez extrema, el cual fue impuesto por el engranaje de la sociedad de consumo actual: estrellas de cine, solistas, grupos musicales y la publicidad; los medios de comunicación inculcan, a través de la moda, una perspectiva estética que exalta el aspecto exterior, en detrimento de otros aspectos y cualidades(Vega Saldaña, 2019).

Por ejemplo, a partir de un análisis de la visión del cuerpo y las nociones de belleza y erotismo en gran parte de la obra de la escritora Fanny Buitrago y los cuentos de hadas, el aspecto físico se ha establecido como una variable erigida para determinar la belleza en el desarrollo de las personas, especialmente de las mujeres, dejando de lado los demás aspectos que integran al ser: por un lado, el mercadeo explota las apariencias físicas y manipula el posterior ideal colectivo construido a partir de las mismas; por el otro, la belleza pierde su sentido espiritual cuando el nihilismo relativista la niega(Vara Horna, 2016).Al respecto, la mujer ha sido venerada, amada, respetada, pero también ha sufrido el menosprecio y la discriminación, de un contexto social y cultural dominado por la figura masculina.

Desarrollo

Las mujeres en la cultura grecorromana fueron consideradas un canon de belleza y representación en el arte, y pese a todo, su imagen siempre se vio subordinada, obligándola a suprimir aspectos de su vida que se convertían en fuente de vergüenza, como lo es el erotismo.Ahora bien, normalmente la sensualidad se establece a partir de diversos “parámetros de belleza” (tanto masculinos como femeninos). Es necesario señalar que todo “patrón” de belleza es arbitrario… No obstante, corresponde a una “ficción” bien fundada (self-deception) que entreteje numerosos ámbitos de la sociedad… Un atroz, pero para muchos, gustoso ejemplo de ello, la novela: Sin tetas no hay paraíso(2005), del escritor y político colombiano Gustavo Bolívar Moreno.

Personajes para destacar en la novela

- María Fernanda Verdejo II “Fe Verdejo”.

- Martín Tirado (Personaje/narrador).

- Esclavas: Xica Da Silva, Diamantina y Ana María.

Perfiles de los personajes principales: Fe Verdejo y Martín Tirado

Fe Verdejo deja en el lector tan señera impronta que evoca dos canciones: Mujer con pantalones (2002), interpretada por el cantante boricua Carlos Ponce; y Strength of the woman (2002), del cantante y productor jamaiquinoShaggy. En un terreno campeado por hombres, Fe se abre un nicho en los círculos académicos: se le describe como metódica y diligente. Su nombre contraído da título a la obra, al parecer es un presunto indicio de un patrón de paternidad ausente,pues su abuela Raquel y su homónima madre comparten el mismo apellido(Santos Febres, 2009).Probablemente, también puede ser una intención matriarcal de marcarse con el apellido de la progenitora. En cuanto a su carácter, Fe denota ser sutil, por momentos, resuelta y resiliente; gracias a estas cualidades pudo salvar el Seminario de Investigaciones Históricas, del Departamento de Estudios Latinoamericanos.

En el siguiente fragmento se devela la génesis del desarrollo de su capital intelectual, los referentes que la influenciaron y la guiaron por un derrotero hasta mutar en lideresa del Departamento de Investigación en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chicago:me recluía en la biblioteca del colegio. Allí, prefería leer biografías de santos o libros de Historia. Eran mis lecturas favoritas. Aquellos libros contaban las vidas de princesas y reinas recluidas en monasterios, para purgar sus atribuladas almas”(Santos Febres, 2009, p. 88).

En cuanto a Martín Tirado, investigador en calidad de perito en Investigación y Ciencias Informáticas, es egresado de la Universidad John Hopkins y asistente de la protagonista. Su responsabilidad es encargarse de los archivos electrónicos del Seminario:“mi fuerte es la restauración y preservación de documentos históricos, también soy experto en diseñar páginas webs, blogs, conferencias y dominios virtuales. Soy algo así como un investigador virtual” (Santos Febres, 2009, p. 12). El coprotagonista tiene la importante misión de restaurar y dejar listo para el lector la historia de las esclavas, y lo explica de esta manera:

Hago la mismísima tarea del monje escriba, pero en tiempos cibernéticos. Recompongo (e ilustró) fragmentos del pasado y los ofrezco al presente en tiempo hiperreal, un tiempo que pretende burlar la muerte de lo orgánico, la quietud del papel, la lentitud de los hechos.(Santos Febres, 2009, p. 12)

También, se puede argumentar que además de coprotagonista, es “coautor” dentro del relato:“toda historia necesita de alguien que narre, al menos, una versión parcial de los hechos”(Santos Febres, 2009, p. 73).Asimismo, se configura la metaficción dado el oficio y maestría de la autora, desarrollando un lenguaje poderoso como para permitir a sus personajes la posibilidad de crear narrativa.

Escoger a una mujer racializada (Fe Verdejo) es una forma novedosa de contar la historia de las mujeres negras, es un reclamo al pensamiento colonial, un llamado al redescubrimiento(Peñaranda Angulo, 2018b). Más aún, el hecho de revertir una situación colonial de poder (un hombre blanco y una mujer negra envueltos en una relación sexual, sentimental y/o profesional) en el presente, hace que se reconstruya con el cuerpo y el pensamiento la historia, es una muestra del empoderamiento del ser, del estar y el saber, puntos clave para abolir el legado colonial en el que están envueltos los personajes principales (Peñaranda Angulo, 2018a).

Análisis de la relación de Fe y Martín en público y privado

En este apartado se trata cómo son los comportamientos de Fe Verdejo y Martín Tirado en la esfera pública (historiadores investigadores en una universidad) y en la privada. En esta última, existe un ritual donde se cristaliza un sólido crisol de pasión y conflicto, como tratándose de un guion de telenovela o casi porno-novela (según punto de vista). Respecto al conflicto, siente Martín un dilema cuando, teniendo novia (el personaje Agnes dentro de la novela, quien es descrita con características físicas y corporales contrarias a las de Fe), siente atracción por Fe; pero su prometida Agnes termina devolviéndole la traición con su tutor de tesis mientras estudia cursos de doctorado en otro país (Santos Febres, 2009).

Estas actitudes se asocian al efecto Coolidge, el cual, segúnRomero Palencia, Rivera Aragón& Díaz Loving (2007) hace referencia al interés de estímulos sexuales preferentemente novedosos (con nuevas personas) mientras se pierde el interés en los estímulos repetidos (con personas conocidas, las parejas). Desastre y alivio a la vez para Martín, quien ya venía sospechando algunos aspectos de esa situación, la cual le otorgaba desde las convenciones de las parejas una oportunidad expedita para comenzar a tener un tórrido romance con Fe Verdejo, su jefa, nada más y nada menos.

En la mirada de Cuenú Caicedo (2022)la relación de estos dos personajes (jefa y empleado) es una extrapolación de las relaciones entre los amos y las esclavas, con la significativa diferencia de que Fe Verdejo, a partir de la sangre, el sudor y el cuerpo ha logrado subvertir la línea de poder trasponiendo los roles: ahora una mujer es la jefa de un hombre blanco, y también lo domina en las relaciones cimentadas en la intimidad; mientras que antes las mujeres negras fueron subalternas y explotadas por un largo periodo.

Como se muestra en la novela de Santos Febres, dentro del entorno laboral, Fe y Martín deciden con maestría manejar su relación en reserva y bajo perfil, disimulando solo tener un trato entre profesionales de la investigación. Desde esta perspectiva, Fe asumía una postura dominante bajo un liderazgo empático, sin restar un ápice de rigor, diligencia y atención al detalle… era la jefa. Por su parte, Martín no reconocía en sí mismo madera de líder, aun así le era atractivo para su “Je-FE”, Fe. Esta quería empoderarlo y elevarle su estatus, de manera que se convirtiera en el héroe que la rescatara de su soledad, armado de su “obelisco”naturaly una navaja toledana que ella misma le obsequió.

Memoria corporal de las féminas negras: Fe y las esclavas

Se puede deducir de la novela, que la protagonista entendía su cuerpo como un símbolo en el que, en sus encuentros sexuales, redimían a todas las mujeres negras esclavizadas y tomadas por la fuerza. Era un momento de redención, ya que, en los relatos contados por estas esclavas, ninguna de ellas, al parecer, experimenta amor o placer. En una entrevista que le realizan a la autora de la novela, expone que cuando Fe se colocaba el traje se transmutaba al pasado y, hasta cierto punto, sanaba el trauma de toda la violencia social que atrajo la esclavitud, que aún hoy día no se termina de curar(Para Leer en Libertad AC., 2019).

Es conveniente mencionar también que Fe, se sentía identificada con las esclavas,pues cuando en la novela, Martín le explica que no hay rostros que retraten a las esclavas que relataban sus historias, y se pregunta - ¿A quiénes se habrían parecido esas mujeres? Ella comenta: - ¿No es obvio, Martín? Se parecen a mí(Santos Febres, 2009, p. 53). Esto también se puede confirmar en las narraciones de sus encuentros sexuales, ya que le gustaba experimentar dolor; por ejemplo, en el último capítulo, le obsequia a su mancebo una navaja con la que posteriormente élla corta en numerosas ocasiones (solicitado por ella misma) mientras ambos disfrutan del coito.

En la entrevista anteriormente mencionada(Para Leer en Libertad AC., 2019), la escritora también señala que algunas personas negras al no aceptar su cuerpo (blanquearse la piel, alisarse el cabello, etc.) se hacen daño y esto se trae a colación,puesto que Fe,en el relato de su tiempo de colegiala, quería ser como las monjas:“blancas y puras; Y usar trajes hasta el suelo, hechos en terciopelo, bordado con hilos de oro y pedrería” (Santos Febres, 2009, p. 89), sin embargo, advertía que aquello en lo soñado no era para ella, pues al ver su color de piel, entendía que era el mapa de sus ancestros, especialmente sus ancestros femeninos, estos, sin ropaje, llenos de cicatrices y cadenas que no existía algo que cubriera su verdadera naturaleza. Lo que da a entender que incluso Fe se sentía redimida al realizar el rito antes de cada encuentro.

Para Peñaranda Angulo (2018a)la conexión que se crea entre Fe y los relatos de las esclavas son lo más importante dentro de la novela, ya que al parecer desvelan la memoria colectivade los cuerpos negros femeninos, que en el relato, ella debe reconocer, redescubrir y reescribir en su trabajo como historiadora.En la mirada de Cuenú Mosquera (2018, 2020) esos relatos dan cuenta de la capacidad de la memoria para permanecer y persistir superando muchos intentos para borrarla u ocultarla. Y es que en la novela FED, se narran los acontecimientos que dan cuenta de historias de esclavas, de mujeres negras nacidas en tiempos coloniales y de los que incluso, actualmente, quedan rasgos de aquellos tiempos infames, cuando el nacer mujer y negra al mismo tiempo, era una condena del destino.

Esas narraciones hablan de personas, humanas con gran capacidad de resistencia y resiliencia, que siempre lucharon y se esforzaron por el bienestar propio y de sus allegados, tal es el caso (que se describe en la novela) de la esclava Diamantina, que da cuenta de una mujer a quien los dueños acometían abusos físicos y sexuales que dan como resultado 5 hijos, quienes posteriormente y gracias a la lucha de su madre, pudieron ser libres y con posesiones a título propio.

Otra de las historias relatadas en la novela, bastante interesante y que demuestra que no importaba la edad de la fémina esclavizada para ser abusada y maltratada, es la narración de Ana María, quien con doce años tuvo la necesidad de ser acogida por el amparo real debido a que era ultrajada física y sexualmente por el sobrino de su ama.

En el informe, la niña menciona que fue tomada por la fuerza hasta sangrar y posteriormente le muestra a su interlocutor, su cuerpo, sus carnes ajadas y estropeadas.Esta narrativa concuerda con las ideas deJiménez Lasso (2014), quien expone que “la mujer negra, fue vista como un objeto sexual, como una pieza llena de sensualidad que no tenía parámetros en el acto erótico” (p. 12). Y es que la autora de la novela,afirma que “escribió su obra como una -reflexión- sobre la explotación sexual en el período de la esclavitud y sus repercusiones en el presente, es decir, los -legados- e -idiosincrasias- que siguen afectando y definiendo la América Latina actual”(Sauriol, 2017, p. 2).

Fe y el traje de la esclava de Xica Da silva

Mientras Fe trabajaba en su investigación, llegó hasta el convento de Recogimiento de las Macaúbas, donde pudo encontrar información relevante para su trabajo. Allí encontró la historia de la esclava Xica Da silva (cuyo nombre significaba “la chica que manda”), quien jugó un papel muy importante en la novela, puesto que, a diferencia de los demás relatos de las otras esclavas,era una excepción a la regla de sus ancestros y de sus pares.Ella estuvo rodeada de lujos, además fue amante de un hombre adinerado, Fernández de Oliveira, quien compro para ella el ostentoso vestido con el cual quería borrar de su cuerpo todo rastro de esclavitud y darle la entrada a un nuevo mundo (Peñaranda Angulo, 2017).Ese mismo ropaje, posteriormente lo usaría Fe en muchos de sus encuentros sexuales con Martín.

Según Peñaranda Angulo (2018a), Xica era para Fe un antecedente que permitía la construcción de una oportunidad de liberación en el presente, toda vez que en el contexto en el que se movía la protagonista, aún existía un pensamiento colonial que determinaba la vida de las personas racializadas. Para Feijoo Martínez (2014)“se trataba de jugar a poseer y negar el cuerpo porque es cárcel de identidades racializadas, patriarcalizadas, subalternizadas, devoradas, dominantes que se han autoingerido y que nos indigestan a pesar de la aparente satisfacción que podemos sentir”(p. 8). Y es que finalmente, la protagonista logra comprender que el traje es una representación de la inserción de lo distinto, disfrazado de igualitario a un mundo excluyente y discriminante(Valladares, 2016; Peñaranda Angulo, 2017).

Esta idea es compartida por Ángulo Agudelo (2018),ya que argumenta que “el cuerpo, es el lugar donde habitamos. Reconocer y aceptar nuestros cuerpos implica un conocimiento de nuestra historia y del entorno” (p. 22).Y es que Xica, al aceptar el vestido y lucirlo en la manera en como lo hacía y con el propósito que buscaba, estaba negando su identidad y aceptando o adoptando una corporeidad cultural que ocuparía el espacio de la anterior, el de negra africana (Peñaranda Angulo, 2017). Sin embargo, se relata que nunca pudo portar el traje como toda una señora: “pero la mona, aunque la vistan de seda...”(Santos Febres, 2009, p. 77).

Esta frase pronunciada a Fe por la monja anciana del convento(uno de los personajes de la novela), sirve de contraste con la descripción del siquiatra y escritorFrantzFanon, al analizar que aunque el colonizador haga que los colonizados cambien de prendas y comportamiento, vivirá siempre en ellos el exceso de melanina, y esa pequeña diferencia de piel aleja de la imagen que una gran parte de la sociedad quiere ver. Gracias a ello se inicia un proceso llamado descolonización.No funciona que los cuerpos se adornen intentando imitar los cuerpos legitimados por la sociedad, sino iniciar un consenso nacional, unir las ideas y personas relacionadas con la problemática(Fanon 1952, citado por Torres García, 2015).

Corporeidad, Identidad y comunicación no verbal en la novela

El cuerpo, sobre todo el de las esclavas en la obra de Santos, se torna polisémico con factores violentos y de exclusión en común, algunas de esas lecturas podemos hallarlas a la luz de los conceptos de comunicación no verbal, disfraz y cuerpo, y un soporte de performance latinoamericano. Paradójicamente, aunque es una novela escrita que utiliza las palabras para contar, está llena de descripciones que recrean en parte el mundo de la comunicación no verbal.Con cada una de las menciones que se hacen del cuerpo se genera un intercambio de información a través de signos no lingüísticos.Elles Cuadro et al. (2023) a partir de un análisis de la novela enfocado en el cuerpo femenino, sugieren:

A su vez, el cuerpo asume dos cualidades: herramienta creadora y transformadora; logrando un vínculo indisoluble, en el cual el cuerpo redibuja la realidad sensible, y llega a producir signos que algunas veces complementan y otras veces entran en conflicto con el lenguaje verbal, debido a que incursiona en la frontera que traza el lenguaje entre lo pronunciable y lo impronunciable. (p. 90)

Según Méndez (2012) estos elementos los encontramos a lo largo de la novela, por ejemplo, el traje (disfraz) al que se le asignó la atribución de resolver las incongruencias sociales de la relación dicotómica entre un hombre noble muy importante y una mujer negra: “De Oliveira quería que Xica respirara lujo, que aquel traje espantara todo recuerdo de esclavitud del cuerpo de su amante” (Santos Febres, 2009, p. 77). Aquí las palabras no tienen la mayor relevancia como sí lo tienen el gesto y las “telas de seda cruda, pedrería, hilo de oro”.

Desde este punto se puede mirar cómo actúan las configuraciones del lenguaje no verbal en la aceptación de una persona negra en el mundo de los blancos, tal cual como pasa en la actualidad en algunos contextos donde el atuendo predice trato y comportamiento:el disfraz de médico, de político, gerente, persona de bien.La novela de Santos es una descripción visiblemente no verbal:“olor a maderas, a fruta dulce y madura (...) - Meto mis dedos de nuevo, tizón”(Santos Febres, 2009, p. 76), donde se usan otros tipos de razones y los sentidos, al menos el tacto, olfato y gusto se manifiestan en narración.

Llama la atención en particular la manera en queSantos hace un tratamiento de las profesiones: “mi disfraz de historiadora”, como si todos en realidad estuvieran disfrazados.Se podría cuestionar el origende estas afirmaciones, no sin antes revisar el significado de la palabra disfraz, la cual presentamos -con mucha ironía- definida en el diccionario epistemológico, como las huellas que un animal dejaba y que luego intentaba borrar de cualquier modo(Anders, 2023). Da la impresión de que la autora estuviera pensando en los amos de las esclavas como animales que pasaban por los cuerpos de las mujeres, y que luego, ni el tiempo podía deshacer la huella producida.

El disfraz es una serie de atuendos, provisionales, que enmascaran a un individuo y su identidad, pero para que surta efecto a la sociedad que será mostrado, esta tendría que entender con anticipación su significado y aceptarlo (Pavis, 1998). En este punto se hace crítico suponer un pensamiento relativista de Santos en su obra, al generalizar que siempre llevamos uno o unos disfraces sin importar las convencionalidades preestablecidas en determinadas latitudes culturales, o es sencillamente utilizar una palabra en vocabularios más amplios.

Los estados de identidad que se materializan en los testimonios de las esclavas son a su vez expresiones–violaciones repetidas una y otra vez bajo el morbo atractivo del sexo. Se regulan y fusionan valores, prácticas, saberes, costumbres, todo un sincretismo corpóreo (Torres García, 2015). Un acto performativo, donde el cuerpo es un campo de batalla “un territorio interseccional. En el que confluyen problemas relacionados con la sexualidad, la clase, diversidad funcional, el género o raza” (Albarrán, 2019, p. 61). Estos acontecimientos recurrentes y sistemáticos, sin preguntas ni reflexiones, solo la carne puesta como una placa para dibujar, donde no solo se impregna de heridas y cicatrices, sino de experiencias en negativo, desde allí, de ese plano que redujo al cuerpo de la mujer negra a un objeto de deseo, se configuran dolorosamente los cambios de jerarquía de esclava a mujer libre.

Aunque la autora afirma que FED“está montada sobre documentos falsos, falsificados, reescritos con retazos de declaraciones de esclavos que recogió de múltiples fuentes primarias y secundarias; que recombiné, traduje o que, francamente, inventé”(Santos Febres, 2009, p. 117), vale la pena aclarar que aun cuando son invenciones, estas no se alejan de la realidad, dado que en la historia es una mujer del siglo presente, quien pretende a través de la memoria colectiva reivindicar y reivindicarse por todos los abusos a los que fueron sometidas las mujeres negras. Hechos que pasan en la vida real y que se constatan citando a Jiménez Lasso (2014), quien manifiesta que “los estereotipos de la mujer negra sobre su sexualidad han presentado pocos cambios significativos desde la esclavitud hasta la actualidad, todavía se tiene la idea de que la mujer es objeto salvaje lleno de sensualidad, placer y ganas de sexo”(p. 7).

Consideraciones finales

La novela Fe en disfraz logra captar, entender y reflexionar sobre el cuerpo de las mujeres afrodescendientes a través de la historia (Peñaranda, 2017, 2018a, 2018b). Aunque sea de manera “ficticia”, Santos toma dos momentos en el tiempo para realizar su relato. El principal es donde Fe se desenvuelve, y el segundo, en el desarrollo de las denuncias hechas por las esclavas en tiempos de la colonización. A pesar de ello, el trabajo constante, la resiliencia y la lucha por el respeto al derecho de los personajes documentados en la novela, parece ser el mismo. La memoria corporal y cultural serían las cadenas que describe la protagonista en su sueño frustrado de ser monja, blanca y pura.

La representación de las esclavas es sin duda una muestra del empoderamiento de las mujeres negras, ya que si bien las muestran como víctimas, al mismo tiempo las exhiben como sujetos de lucha con valentía, así pues, gracias a su carácter, es que sus historias trascienden en el tiempo y Fe puede tener acceso a ellas, puesto que, fueron capaces de cambiar su cruel realidad al denunciar a sus amos que aun en tiempos de esclavitud podían brindar una realidad más trágica.

La novela muestra que nacer fémina negra acarrea una identidad llena de costumbres y herencias de experiencias corporales sexualizadas de tiempos coloniales, y que como Fe y Martín, se tiene el deber de curar las heridas, no olvidar el pasado y a partir de él, desde la voluntad, el conocimiento y la libertad de explorar nuestros cuerpos, reescribir experiencias y cambiar el legado, interpelando el sincretismo entre las concepciones de cuerpo de mujer negra y objeto sexual.

Al relacionar el rito que realizaba Fe antes de cada encuentro sexual con Martín,y lo dicho por Santos durante la entrevista anteriormente mencionada, se puede interpretar que en la historia, la introducción del traje, simboliza actualmente todo aquello que se realiza para ser aceptado dentro de la sociedad como alguienestéticamente bello (alisar el cabello, blanquear la piel, usar lentes de contacto de colores claros, teñirse el cabello de rubio, ser delgado…), estos actos se llevan a cabosin saber el trasfondo de estos cambios en la apariencia física, sin cuestionar por qué esos y no otros patrones de belleza son los que dominan en la actualidad.

Por otra parte, la identidad que es adoptada por los personajes y la forma en como asumen sus roles a través de sus vidas, permite cuestionar los roles que se asumen enla sociedad y la poca plasticidad permitidadentro de los papeles que cada ciudadano debe cumplir. En este sentido, y en concordancia con el comportamiento cuestionable de los amos de las esclavas, es necesario preguntarse si ha sido una hazaña el uso de la palabra disfraz”por parte de la autora para cuestionar y permitir reflexionar sobre lo anterior;debido a la connotación que lleva consigo el significado etimológico de la palabra en cuestión.



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